Hace tiempo que Luis Suárez arrastra molestias en la rodilla derecha, toda vez que durante los primeros entrenamientos de la pretemporada notó que algo no iba bien en la articulación, un dolor intenso que sin embargo no le impedía jugar. No era grave, por más que la situación aconsejara más reposo del que quería hacer el jugador, empeñado en ayudar al equipo con sus goles. Pero ni la rodilla ha mejorado con el paso del tiempo -“durante los próximos días, el jugador seguirá una pauta de trabajo específico de musculación y prevención para resolver las molestias que tiene”, explicó este lunes el comunicado médico del Barcelona- ni el delantero se ha relacionado como acostumbraba con el gol, atinado en mezclar con el fútbol de Messi pero desafortunado con lo que le reclama el equipo.
La falta de otro delantero centro, amén de un Munir que apenas cuenta para Valverde porque por algo le buscaron equipo en verano desde el área deportiva, ha provocado que Suárez sea imprescindible en el sistema del técnico, que atiende al deseo del 10 de jugar de extremo. Una deficiencia que remarca desde Alemania Paco Alcácer, cedido al Dortmund y con el gatillo afilado porque cuenta siete goles en 171 minutos (sale a uno cada 24 minutos). “Dudar de Luis es equivocarse”, responden con rotundidad desde el vestuario azulgrana; “es el mejor del mundo en lo suyo y es cuestión de tiempo que vuelva a darnos puntos”. Pero por el momento se le resiste el festejo porque ha celebrado tres tantos en lo que va de Liga y el último fue hace seis encuentros, por lo que suma cinco envites sin ver la portería rival (frente al PSV, Girona, Leganés, Athletic, Tottenham y Valencia) para un total de 568 minutos seco. Una estadística que empeora sus números históricos en el Barça porque en su primera temporada (2014-15) marcó 25 goles y salió a un tanto cada 141 minutos. Explotó un años después con 59 redes (una cada 81 minutos) y se estabilizó en los dos cursos siguientes con 37 (cada 116) y 31 dianas (cada 143). Ahora, sin embargo, sus cifras son raquíticas con un tanto cada 309 minutos.
Siempre entregado en lo físico porque no entiende el fútbol sin esfuerzo, el problema no es que tenga menos ocasiones porque sus registros en disparos son muy similares a cada ejercicio, pero sí que se ha visto resentida su puntería de forma notable. Empezó en el primer año con tres disparos por encuentro (con un 46% entre los tres palos) y siguió con 3,7 al siguiente (51%), 3,1 (47%) en la 2016-17 y 3,6 (45%) en la pasada. Ahora, se queda en 3,2 por partido y un 38%. “Casi en cada temporada ha tenido algún bajón porque es un delantero y, como tal, todos van por rachas”, señalan desde la ciudad deportiva; “pero al final siempre completa las temporadas con unos números excelentes”. Así, mientras no se significa como un pistolero –su forma de festejar los goles-, lo hace como el mejor socio de La Pulga.
Desde el principio, Suárez y Messi congeniaron de maravilla, unidos por los asados, el colegio de los niños y las familias, que hasta tienen negocios en común. Una relación que se ha extendido sobre el tapete y que, tras la última asistencia del domingo en Mestalla, señala a Suárez como el mejor pasador de Leo, toda vez que suma 43 asistencias de gol. Por detrás suyo quedan ya Alves (42 en total y 26 en LaLiga por las 27 del uruguayo), Iniesta (36), Xavi (31), Pedro (25), Neymar (22) y Alba (17). Incluso hace asistencias que no se añaden al casillero con amagos, sin tocar el balón, como las dos que realizó frente al Tottenham en Wembley que elevaron una vez más a Messi en el planeta fútbol. “Suárez sabe en todo momento dónde está Leo porque se conocen de memoria cómo juegan”, señalan desde las oficinas del Camp Nou, al tiempo que no desvelan la especificidad de la lesión del delantero porque “eso son temas médicos”. Es por eso que no va con la selección uruguaya durante el parón de selecciones, empecinado en ponerse a punto para la reanudación de la Liga porque todos le quieren sobre el campo, ya que es el cuarto que más minutos suma (929), solo por detrás de Messi (935), además de Ter Stegen (990) y Piqué (990), que lo han disputado todo. Básico para la primera fase de la presión, además de para fijar a los centrales en el área, Suárez juega a contrarreloj, necesitado de goles y alegrías.