Meng Hongwei, durante una comparecencia al frente de Interpol, el 10 de noviembre de 2016 en Bali (Indonesia). En vídeo, declaraciones del portavoz chino de Exteriores. DU YU (AP)

La trama en torno al ya expresidente de Interpol y viceministro de Seguridad Pública chino, Meng Hongwei, se complica. Las autoridades chinas han confirmado este lunes que la razón por la que investiga al alto cargo es que le considera sospechoso de haber recibido sobornos. La declaración llega pocas horas después de que el órgano de cooperación policial informara de que había recibido la carta de dimisión de Meng, que había desaparecido el 25 de septiembre tras aterrizar en China y de que Pekín confirmara a última hora del domingo que se encontraba bajo su custodia.

En un comunicado, el Ministerio de Seguridad Pública china señala que “la investigación contra Meng Hongwei por aceptar sobornos y violar supuestamente la ley es muy oportuna, absolutamente correcta y bastante sensata”. Pero también apunta a que el caso puede ir más allá de un mero delito de corrupción y tener ramificaciones políticas: “Su insistencia en hacer las cosas a su manera significa que solo debe culparse a sí mismo por encontrarse bajo investigación”.

El caso es, a los ojos de Pekín, de una seriedad extraordinaria. Lo suficientemente grave como para arriesgarse a un escándalo internacional sobre sus prácticas de detenciones extrajudiciales. Y como para que el ministro de Seguridad Pública, Zhao Kezhi, convocara una reunión de altos cargos del ministerio la pasada medianoche, al tiempo que se hacía pública la detención del entonces aún jefe de Interpol. Estos mandos, subraya el comunicado, expresaron su apoyo a la investigación contra su colega.

La investigación “demuestra que no hay privilegios ni excepciones frente a la ley y cualquiera que la viole debe ser severamente castigado”, subraya el texto, que continúa con profusas expresiones de lealtad al Gobierno que encabeza el presidente Xi Jinping y al Partido Comunista de China.

Meng es el caso más reciente, y uno de los más espectaculares, dentro de la extensa campaña contra la corrupción que vive China desde la llegada al poder de Xi, hace seis años, y en el que se ha castigado a más de 1,5 millones de funcionarios. Según han denunciado algunos analistas y ONG, la campaña se ha empleado en ocasiones para neutralizar a posibles adversarios políticos. Entre ellos figura el antiguo ministro de Seguridad Pública Zhou Yongkang, antiguo jefe directo de Meng y condenado en 2015 a cadena perpetua.

El comunicado del ministerio de este lunes sobre Meng hace una referencia, precisamente, al exministro preso, al reiterar la necesidad de “eliminar por completo y con determinación la venenosa influencia de Zhou y promover la limpieza de los órganos de seguridad”. También asegura que se investigará a otras personas como posibles cómplices de Meng.

La investigación abierta contra Meng es tanto más llamativa por cuanto el ahora sospechoso, en calidad de viceministro de Seguridad Pública, era uno de los altos funcionarios responsables de localizar en el exterior a fugitivos chinos que trataban de escapar de la campaña anticorrupción. Las organizaciones defensoras de los derechos humanos habían protestado contra su elección al frente de Interpol en 2016.

El ya expresidente de Interpol se encuentra en manos de la Comisión Nacional de Supervisión, un órgano político creado a comienzos de este año para encargarse de la lucha contra la corrupción entre los funcionarios chinos y que la pasada noche confirmó la detención. Este organismo puede retener a Meng durante seis meses en un lugar secreto y sin comunicación con el exterior mientras le investiga.

Preguntado al respecto, el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Lu Kang, no precisó si Meng tiene acceso a un abogado. Lu tampoco precisó la naturaleza exacta de los cargos o en qué momento el investigado aceptó los supuestos sobornos, si fue antes o después de su nombramiento en Interpol. “La investigación está en curso y hay que esperar a sus resultados”, se limitó a indicar, en la rueda de prensa diaria de su departamento.

Lu no ha querido tampoco precisar si China volverá a proponer en un futuro próximo algún otro nombre para encabezar Interpol u otros organismos internacionales. “Como país responsable, China seguirá apoyando la cooperación internacional y la lucha contra la delincuencia”, ha declarado.

La esposa del alto cargo, Grace Meng, denunció la semana pasada a la Policía francesa la desaparición de su marido. En una rueda de prensa en Lyon (donde Interpol tiene su sede) este domingo, la mujer, que no quiso mostrar su rostro por miedo a represalias, aseguró que teme por la seguridad de su esposo. Según contó, tras aterrizar en China, su marido le había enviado dos breves mensajes instantáneos. En uno le instaba a esperar su llamada de teléfono. En otro, el dibujo de un cuchillo le alertaba de que él se encontraba en peligro.