Guillermo Ochoa, portero de México, durante el partido con Costa Rica.MATTHEW STOCKMAN / AFP

Costa Rica, sin Keylor Navas, estuvo a punto de amargarle la noche a México. El Tri sufrió ante los ticos y logró la victoria en la agonía de los penaltis (5-4) tras un partido que terminó sin goles en las semifinales del torneo naciente Nations League. Guillermo Ochoa reconvirtió lo que iba a ser un revés para el entrenador Tata Martino. La selección mexicana jugará este domingo frente a Estados Unidos la final.

Héctor Herrera, motivado por ganar una sufrida Liga con el Atlético de Madrid, empezó a darle forma al equipo al ataque mexicano. Con un pase magistral encontró a un Hirving Lozano que probó un remate acrobático que el guardameta Leonel Moreira sacó con las uñas. La jugada más importante que generó el equipo mexicano.

Lozano, jugador del Nápoles, tenía un imán a todas las patadas de los costarricenses. Los mexicanos agobiaron sin puntería. Lo probó Héctor Herrera, de frente al portero Moreira, y también Lozano desde uno de los costados. Diego Lainez, del Betis, también tuvo un remate directo que estampó en la valla de publicidad.

Los minutos corrieron sin que México pudiese encontrar una vía de ataque. Tata Martino movió el tablero para darle más juego a sus velocistas por banda, Lozano y Antuna, pero los ticos supieron aguantar. Alan Pulido no podía hacerse con el balón ni los regates de Orbelín Pineda ayudaron. Los del Tri entraron en una fase llena de errores e incapaces de atacar. Cuando todo lucía gris para los mexicanos llegó el polémico grito de “¡Eh, puto!”. La Conacaf puso en marcha un nuevo protocolo en el que los árbitros suspendieron el partido en el tiempo agregado. Si el público hubiese insistido con el grito, los silbantes pueden dar por terminado el partido. El grito ha sido condenado desde la FIFA por ser despectivo. En México, sin embargo, los aficionados lo atribuyen al folclore.

En los penaltis, un agrandado Uriel Antuna erró su disparo. Eso le complicó la noche a un Ochoa que debía tener la suerte de que uno de sus rivales, el más nervioso, fallara. Así erró el tico Duarte y, en el último tiro, frustró a Allan Cruz. Los recién campeones con Cruz Azul, Orbelín Pineda y Luis Romo, destacaron al cobrar con un gran temple sus respectivos chutes. Triunfo mexicano y un respiro para la gestión de Martino.

Al norte de América también llegó la Nations League, un nuevo torneo de selecciones que intenta sustituir a los partidos amistosos. El certamen busca, de alguna forma, impulsar a las selecciones más débiles del Caribe y de Centroamérica. El premio al ganador es simbólico porque representa un boleto directo a la Copa Oro y una mejor posición en el ranking de la FIFA.

El negocio de la selección mexicana necesitaba, también, volver a Estados Unidos. Los partidos del Tri en el norte han sido clave para las finanzas de la Federación mexicana de fútbol. El partido entre México y Costa Rica se jugó en Denver (Colorado) con unas tribunas repletas de aficionados (el 43% del aforo) despojados de mascarilla gracias a la campaña de vacunación en EE UU. México, pese a todo, dio su espectáculo.