Michael Cohen, exabogado personal del presidente de Estados Unidos, este miércoles en el Capitolio. J. SCOTT APPLEWHITE AP

Michael Cohen, abogado y hombre de confianza de Donald Trump durante una década, lanzó este miércoles una ristra de bombas contra el hoy presidente de Estados Unidos: algunos pueden ser constitutivos de delitos, otras denigran su imagen. Durante una comparecencia de siete horas ante el Comité de Supervisión y Reforma de la Cámara de Representantes, el exasesor acusó a su antiguo jefe de conocer de antemano la intención de Wikileaks de difundir correos robados los demócratas y desveló situaciones íntimas, como que el magnate le puso al teléfono con Melania, hoy primera dama, y le pidió que le mintiese sobre sus infidelidades. Estos han sido los principales momentos de la comparecencia:

“Trump sabía por [Roger] Stone de antemano que Wikileaks publicaría los correos”. Michael Cohen relata así en qué se basa para afirmar esto. “En julio de 2016, días antes de la convención demócrata, yo estaba en la oficina de Trump cuando su secretaria anunció la llamada de Roger Stone. Trump puso a Stone en altavoz. Stone dijo que acaba de colgarle el teléfono con Julian Assange y que este le había dicho que, en un par de días, habría una filtración masiva de correos que dañarían la campaña de Hillary Clinton. Trump respondía que ‘no sería tan increíble”.

“Me pidió que pagase a una actriz de cine adulto con quien había tenido un affair [una infidelidad] y que mintiese a su esposa al respecto”. De hecho, durante las preguntas de los congresistas, Cohen ha especificado que en una ocasión iba en coche cuando Trump le llamó y le pidió que se pusiese al teléfono Melania y le asegurase que el asunto de la infidelidad era una mentira. “Mentir a la primera dama es una de las cosas que más lamento. Es una persona amable y buena. No se merecía eso”.

“Les entrego una copia de un cheque de 35.000 dólares que el presidente firmó con la intención de encubrir [las infidelidades]”. El abogado ha presentado varios documentos para tratar de reforzar su versión, como el citado cheque con el que, supuestamente, el presidente le reembolsaba parte del dinero que Cohen había pagado previamente a las mujeres que aseguran haber mantenido relaciones extramatrimoniales.

“Donald se acercó a su padre y le dijo en voz baja: ‘La reunión está lista”. Asegura que el presidente sabía de la reunión que su primogénito, Donald Junior, iba a mantener en verano de 2016 con una mujer que se presentaba como cercana al Kremlin y que supuestamente le iba a ofrecer “trapos sucios” sobre Hillary Clinton. “Recuerdo estar en el despacho con Trump, probablemente a primeros de junio de 2016, cuando pasó algo peculiar. Don Jr. entró y fue tras el escritorio de su padre […] y le habló. […] Le recuerdo decir: ‘la reunión ya está lista’. Y recuerdo a Trump decir: ‘Bien, vale, ya me informarás”.

“Nunca esperaba ganar las elecciones. La campaña, para él, era una oportunidad de marketing”. Cohen ha incidido en lo que es una versión muy extendida en Washington, que el republicano no pretendía en realidad ser presidente. “Se presentó para hacer su marca grande, no a América. No tenía deseo ni intención de liderar el país, sino de promocionarse a sí mismo”, afirma.

“¿Crees que soy estúpido? No iba ir a Vietnam”. Trump quedó exento de ir a la Guerra de Vietnam por, según la versión oficial, por problemas médicos, en un pie concretamente. Es una noticia que generó suspicacia durante la campaña electoral, cuando se mofó del senador John McCain como héroe de aquella misma guerra. El abogado asegura que el hoy presidente le pidió que contrarrestase la mala prensa. Cuando este le pidió el historial médico como arma, el magnate le respondió que no había nada de eso y acabó con el citado comentario.

“Trump conocía y dirigió las negociaciones sobre la torre en Moscú durante la campaña y mintió al respecto”. Tal y como avanzó en su día ante el juez, el abogado reconoce que su primera versión, la de que el magnate abandonó las conversaciones sobre sus negocios en Rusia cuando comenzó la campaña electoral, pero es falso. Entre enero y junio de 2016 hubo, dice, al menos media docena de veces en las que Trump preguntó cómo iba el asunto.

“Inflaba sus activos cuando le servía a sus propósitos”. Según Cohen, el magnate refleja una fortuna mayor de la real con el fin de entrar en la lista de Forbes o de lograr un crédito de Deutsche Bank. Al mismo tiempo, “reducía el valor para pagar menos impuestos por sus propiedades”.

“Se declara brillante, pero me pide que amenace a quien publique su expediente académico”. El exasesor asegura que el presidente le reclamó que amenazase con acciones legales con demandar a sus escuelas, sus universidades y el consejo universitario para que no publicasen nada relacionados con su expediente académico o su puntuación de acceso a la universidad. Como prueba, presentó una carta a la Universidad Fordham.

“Trump es un racista, un timador, un tramposo”. Cohen saca a relucir la sombra del racismo que ha acompañado su vida pública. “Una vez me preguntó si sabía de algún país liderado por un negro que no fuera un agujero de mierda. Por entonces Barack Obama era presidente de Estados Unidos”, ha afirmado. También relata que en otra ocasión, pasando en coche por un barrio marginal de Chicago, espetó que solo los afroamericanos podían vivir así.

“Me pidió que buscase a un comprador de paja para un retrato suyo en una subasta”. En un gesto de narcisismo mayúsculo, siempre según la versión de Cohen, el hoy presidente pidió a su asesor que alguien se encargase de conseguir que un retrato suyo se convertía en la pieza más cara de una subasta de arte. El comprador apalabrado por ellos mismos pagó 60.000 dólares que la Fundación Trump, supuestamente caritativa, le devolvió después.