El ministro de Finanzas alemán, Olaf Scholz, durante la entrevista con este diario en su despacho en Berlín. PATRICIA SEVILLA

Olaf Scholz habla bajito y pausado. La prudencia de este político socialdemócrata alemán (SPD) sintoniza con el espíritu del ministerio que dirige, el de Finanzas, y el de un país, que reverencia las cuentas saneadas y aborrece la deuda. Scholz (60 años, Osnabrück) es el número dos del Ejecutivo de gran coalición —conformado por conservadores y socialdemócratas- que gobierna en Berlín y que proyecta su alargada sombra de poder fáctico en toda Europa. El proyecto europeo y el multilateralismo son, según Scholz, las prioridades para un país que por su apertura comercial depende como pocos de la salud económica global.

Ante los nubarrones políticos y económicos, Scholz asegura que Alemania va bien y defiende el giro a la izquierda de su partido en tiempos de ansiedad ciudadana y oportunismo populista. “Creo que una forma de abordar el sentimiento de inseguridad es garantizar las pensiones y los salarios dignos, así como una buena educación”, asegura el máximo representante socialdemócrata del Ejecutivo de coalición en una entrevista con este diario y el portugués Expresso previa a la visita que inicia este jueves a España y Portugal.

Pregunta. Si miramos a la UE y a las próximas elecciones europeas, vemos una considerable distancia entre los ciudadanos y las instituciones comunitarias ¿Hasta qué punto las políticas económicas de los últimos años han contribuido a esa desafección que cristaliza en el apoyo a partidos populistas?

Respuesta. Es un hecho que la confianza pública está disminuyendo en las sociedades modernas a pesar de los buenos indicadores económicos, especialmente en los países que un día llamamos el Occidente industrializado. Esto ha dado lugar a la elección de Donald Trump, al Brexit y, en cierta medida, a estados de ánimo pesimistas en otros países. La gente se está cansando de la promesa de que si trabajas duro y sigues las reglas, tú y tus hijos tendréis éxito y recibiréis vuestra parte. El progreso tecnológico y la velocidad del cambio en la economía ponen en peligro esta promesa, pero la gente necesita esperanza. Restaurar esta confianza es el proyecto socialdemócrata. La cuestión principal es cómo damos forma a la digitalización y a la globalización de un modo que todo el mundo se beneficie. Creo que una forma de abordar el sentimiento de inseguridad es garantizar las pensiones y los salarios dignos, así como una buena educación.

P. Esta agenda social, ¿no es contraria a la política defendida desde Europa y desde Berlín en los últimos años, con políticas de austeridad y recortes?

R. No, es la otra cara de la moneda. Lo prudente es mantener las finanzas en buena forma para no depender demasiado de los mercados financieros. Por eso acordamos reglas comunes para la zona euro. Todos tenemos que garantizar unas finanzas públicas saneadas y una mayor coherencia social. Por ejemplo, cuando la crisis financiera golpeó a Alemania en 2008/2009, gastamos grandes sumas de dinero para estabilizar nuestra economía y elevamos la deuda a 80% del PIB. Ahora volvemos al 60%, lo cual es importante porque nos da un impulso si surge una nueva crisis. Esto no solo ayudará a Alemania, sino a toda la zona euro debido al impacto de la economía alemana. Y como parte del proceso de cohesión, necesitamos un instrumento de apoyo para las ayudas al desempleo de los diferentes países. Estados Unidos tiene un sistema así desde hace mucho tiempo.

P. ¿Por qué no lo tenemos?

R. Bueno, puse una propuesta sobre la mesa y creo que está recibiendo cada vez más apoyo en Europa. En este tema estoy absolutamente en línea con mis amigos socialistas de Portugal y España.

P. En Bruselas cunde la sensación de que es debido al rechazo de la canciller Angela Merkel.

R. Creo que Europa debe pensar y actuar más políticamente. Durante demasiado tiempo, pensamos en términos del mercado único, lo que es importante, porque un sólido mercado interno europeo es la base del éxito de muchas de nuestras empresas en todo el mundo. Pero una Europa fuerte y soberana tiene que ir más allá del mercado interno y ofrecer soluciones para los problemas políticos más acuciantes de hoy como la política exterior, defensa, la protección de nuestras fronteras comunes, la migración de refugiados. Todas estas cuestiones deben ser abordadas con una respuesta europea.

P. Hay un sentimiento creciente entre los Estados miembros de que Alemania va por libre. La posición alemana con el gasoducto Nordstream II o el embargo de las exportaciones de armas a Arabia Saudí han levantado ampollas.

R. No comparto este sentimiento. Al contrario, Europa es el interés nacional más urgente para Alemania. Para resolver muchos de los desafíos urgentes que enfrentamos, necesitamos decisiones europeas comunes. Alemania utilizará su influencia política para fortalecer a Europa, junto con nuestros socios.

P. ¿Van a ser capaces de convencer al resto del Eurogrupo para obtener un presupuesto para la eurozona?

R. Estamos en medio de esta discusión. Dentro del Eurogrupo tuvimos y tenemos diferentes opiniones sobre este asunto, pero nos estamos acercando a una solución. Por primera vez, ahora tenemos el mandato de trabajar en un instrumento presupuestario relacionado con la competitividad y la convergencia en la zona euro. Como ministro de finanzas del Estado miembro más grande, siento la obligación de trabajar hacia un compromiso europeo. Así es como quiero que se entiendan las propuestas francoalemanas sobre estos temas: como base para las discusiones con nuestros socios europeos. Creo que es realista pensar que tendremos un acuerdo.

P. ¿Qué tamaño debería tener para ser efectivo?

R. En este momento ese no es el debate adecuado, porque lo vincularemos con el marco presupuestario plurianual de la UE para evitar la duplicación de los instrumentos de convergencia, que ya existen y están financiados por el presupuesto de la UE. El presupuesto plurianual, que establecerá las prioridades para 2021-2027, tendrá un impacto en el tamaño del presupuesto de la zona euro.

P. Macron dijo que debería alcanzar varios puntos del PIB. ¿Está Alemania en esa línea?

R. El objetivo es que con este presupuesto permitamos que un país no tenga que reducir sus inversiones en una situación económica difícil.

P. Su partido, el SPD, protagoniza un giro la izquierda. ¿Cree que es la dirección que debe tomar la socialdemocracia en Europa?

R. Somos el partido democrático más antiguo de Alemania, que combina el cosmopolitismo y el pragmatismo económico con la competencia gubernamental y un fuerte compromiso con los problemas sociales. Eso es único en el panorama político. Y tenemos que dar respuestas a las personas que sienten inseguridad y miedo alimentados por los populistas. Una UE más política nos permitiría avanzar más en muchos de los temas que más preocupan a los ciudadanos europeos. Una Europa fuerte y unida es la principal preocupación nacional de Alemania. Seguiremos defendiéndolo, porque hacerlo es en nuestro interés nacional y en el interés de todos los europeos.

P. ¿Son las ideas del SPD compatibles con sus socios de gobierno en la coalición, los conservadores?

R. Tenemos una gran coalición entre los dos grandes rivales políticos. Siempre es complicado cooperar aunque sigamos diferentes perspectivas políticas. Por un lado, debemos ser pragmáticos para resolver los desafíos actuales para nuestro país y globales, pero es necesario que el SPD desarrolle puntos de vista con la mirada puesta en 2020 o 2030, que son diferentes de los de la Unión Demócrata Cristiana (CDU).

Cohesión social en España

P. España es a menudo retratada como un país modélico, que hizo reformas y superó la crisis, pero en España la desigualdad y el desempleo siguen siendo muy preocupantes. ¿Cuál debe ser la respuesta europea y alemana?

R. No entiendo el papel de Alemania dentro de la Unión Europea como consejera de otros; ese no es mi estilo. Sigo el debate político en España y mantengo conversaciones con Pedro Sánchez y con mi colega Nadia Calviño. Creo que entienden bien la situación del país y siguen el esquema de equilibrar los intereses sociales y económicos, la participación de los trabajadores y la seguridad social; un modelo que le da a las personas innovadoras en nuestros países la libertad de seguir sus ideas, en beneficio de todos. Mi opinión es que una sociedad de mente abierta necesita cohesión social y considero que ese es el enfoque del Gobierno español y el portugués.

P. ¿Portugal y España son independientes de los mercados? En Portugal hay una gran discusión sobre las enfermeras y los hospitales, y dónde no se puede poner el dinero debido al déficit.

R. Sí lo son. Pero se trata de ser adultos, de buscar el equilibrio entre lo que se desea y lo que te puedes permitir. Es lo mismo para una familia, una ciudad o un país. Solo recopilar ideas de lo que se podría hacer no es una visión política. Creo que Portugal y España están en buen camino.

P. ¿Cuánto debe preocuparse Europa por el enfriamiento de la economía alemana?

R. Ni España ni Portugal tienen por qué preocuparse. La economía de Alemania es robusta y sigue creciendo, pero no tan rápido como en los últimos años. Hemos alcanzado un nuevo récord de empleo y tenemos necesidad de mano de obra calificada que no deja de crecer. Si cubrimos esa demanda mediante la mejora de la libre circulación de trabajadores dentro de la UE, lograremos impulsos adicionales para el crecimiento.

Recesión técnica

P. Pero Alemania acaba de rozar la recesión técnica y Bruselas ha reducido los pronósticos de crecimiento para la eurozona. ¿Sigue pensando que no hay riesgo de recesión?

R. No, no estoy de acuerdo. Si observa todos los pronósticos económicos, verá que coinciden: la economía global está creciendo y lo mismo es cierto para la mayoría de los países europeos; Las tasas de crecimiento simplemente se están desacelerando un poco. Esto refleja las tensiones en la economía mundial, entre otras, las comerciales entre Estados Unidos y China, potencialmente entre la UE y los Estados Unidos, el riesgo del Brexit. Pero hay una buena probabilidad de que la recuperación económica en la UE, que sucede ya desde hace algún tiempo, continúe, tanto en términos de empleo, como de producción industrial y comercio. Soy optimista.

P. No sabemos qué va a pasar entre EE UU y China, ni con el Brexit. ¿Cuáles son sus planes para hacer frente a estos riesgos?

R. Defiendo firmemente un comercio libre, justo y regulado en el ámbito internacional. Apoyo un orden multilateral y de cooperación. Es importante mantener la unidad en estas cuestiones dentro de la UE, porque Europa es más fuerte cuando actuamos juntos. Esto nos permite proteger a nuestros consumidores, nuestros empleos y empresas, nuestro estilo de vida, que es especialmente importante para países como Alemania, que están muy integrados en una economía globalizada.

P. Usted mismo ha reconocido que las vacas gordas han terminado, que toca apretarse el cinturón. ¿Significa eso de nuevo menos inversión pública?

R. Me refería a que ya no podemos esperar obtener más ingresos fiscales al final del año de lo que habíamos previsto al principio. El presupuesto alemán es grande, y estamos invirtiendo números récord en infraestructuras, en viviendas, trenes, vías férreas, en investigación y desarrollo, clave para apoyar el crecimiento de nuestra economía. Y mantendremos estas elevadas cifras de inversiones. Sigo insistiendo en que podemos financiar todo lo que consideremos importante, siempre y cuando sigamos prioridades claras.

P. Pero Alemania sigue acumulando superávit preocupante.

R. Si miramos a la economía alemana y al mercado laboral, vemos que hemos gastado mucho dinero. Cuando me convertí en ministro de Finanzas el año pasado, incluso aumenté las inversiones públicas. Además, redujimos los impuestos para los ingresos de clase media y baja para aumentar el poder adquisitivo y aumentamos el gasto en bienestar social además de subir el salario mínimo.

P. No considera que haya un desequilibrio.

R. La razón del superávit de la economía alemana es la grandeza del Mittelstand [las poderosas pymes alemanas], muy eficientes a escala global, compitiendo con compañías en América Latina, Asia, Estados Unidos y Europa. Es importante garantizar que esta competitividad beneficie a todos, con una buena educación y capacitación, para fomentar la cohesión social. Eso es lo que nos permite abordar el cambio tecnológico y social con confianza.

P. Usted ha dicho que está preparado para ser canciller. ¿La oferta sigue en pie?

R. Las próximas elecciones generales serán en 2021 y es importante que los partidos tengan políticos que se consideren capaces de asumir ese papel.

P. O sea, sí.

R. (Risas).