El anuncio de que la princesa de Gales, Kate Middleton, de 42 años, padece cáncer, ha vuelto a poner el foco sobre el auge de esta patología, tradicionalmente asociada al envejecimiento, en adultos jóvenes. La edad siempre ha sido el principal factor de riesgo para el desarrollo de un tumor, que comienza con una célula que empieza crecer de forma descontrolada: a más años, más riesgo de que los sistemas de control del organismo fallen y se produzcan estos errores. Sin embargo, en los últimos años, la comunidad científica ha identificado un nuevo fenómeno en la expansión de la enfermedad: “En gente joven, hay series publicadas en las que parece que se está incrementando de forma discreta. No se sabe por qué, pero se especula que puede ser por factores medioambientales, la nutrición o la exposición a sustancias que desconocemos desde el período embrionario”, explica Martín Lázaro, oncólogo del Complexo Hospitalario Universitario de Vigo y presidente de la Sociedad Oncológica de Galicia. Un estudio publicado en la revista BMJ Oncology calcula que la incidencia mundial de tumores entre menores de 50 años ha aumentado un 79% en tres décadas. “Los factores de riesgo dietéticos, el consumo de alcohol y tabaco fueron los principales factores de riesgo para los principales cánceres de aparición temprana en 2019”, alertan los autores.

El cáncer es la principal causa de muerte en el mundo y, según la Organización Mundial de la Salud, alrededor de 10 millones de personas fallecieron debido a esta enfermedad en 2020. La comunidad científica investiga las nuevas dinámicas de incidencia de esta enfermedad y, a propósito del auge en gente cada vez más joven, los expertos consultados coinciden en que la evidencia es todavía incipiente y limitada. Sobre todo, a la hora de explicar las causas. Hay que ser “cautos”, recomienda Mariano Provencio, oncólogo del Hospital Puerta del Hierro de Madrid, en la valoración de todas las hipótesis. “Hay un aumento de cáncer en personas jóvenes, pero cada uno tendrá una explicación. Está claro que hay hábitos con una relación directa con el cáncer, pero también hemos visto tumores de pulmón en pacientes jóvenes a los que no les ha dado tiempo a que el tabaco, por ejemplo, les impactara. Y esto es motivo de alarma porque pensamos que puede haber algo genético en estas personas, pero con los métodos de detección que tenemos ahora, no lo encontramos”, reflexiona.

Los expertos todavía están intentando dimensionar un fenómeno que apenas empieza a salir a la luz. En el punto de mira están diversos tumores, desde el de mama hasta el de colon, aunque los científicos han identificado una mayor velocidad de crecimiento de los tumores gastrointestinales. Una investigación estadounidense publicada el año pasado en Jama Network Open reveló que, entre 2010 y 2019, la mayor incidencia de tumores en edades tempranas se produjo en cáncer de mama, pero la expansión más acelerada se vio en el cáncer gastrointestinal (como el de colon, páncreas o estómago), seguido por los cánceres del sistema urinario y del sistema reproductivo femenino. Otro estudio publicado en la revista Science, señala también que el cáncer de colon de aparición temprana “está aumentando a nivel mundial y se prevé que se convierta en la principal causa de muerte por cáncer en personas de 20 a 49 años en Estados Unidos para 2030″. Con todo, los autores admiten que “aún se desconocen las razones exactas”.

Una investigación publicada el año pasado en la revista Cancer Discovery, abunda en el auge de los tumores gastrointestinales y advierte de una “preocupante tendencia de una incidencia creciente de cánceres gastrointestinales de aparición temprana”, que parece estar correlacionada, señalan, con cuadros no hereditarios “en los que los factores conductuales, de estilo de vida, nutricionales, microbianos y ambientales” pueden tener un papel clave. “La proporción relativamente baja de casos hereditarios entre la población con cáncer gastrointestinal de aparición temprana indica un papel clave potencial de los factores ambientales y de comportamiento en la patogénesis. Las alteraciones genéticas de novo, los factores ambientales, los cambios en el estilo de vida, incluida la obesidad, la dieta rica en carnes rojas o procesadas y la falta de actividad física, son posibles causas del cambio en la carga de morbilidad en la población más joven”, sostienen. Todo puede haber pasado factura. Desde los primeros años de vida.

Otra variable que entra en juego para explicar este fenómeno del auge de tumores en gente joven es la mejora de los diagnósticos y la detección precoz. Sin embargo, Lázaro, muestras sus recelos con esta hipótesis: “Se especula con la influencia de la mejora diagnóstica, pero los tumores acaban manifestándose de alguna manera, si no es a los 42, es a los 43″. De hecho, apunta el oncólogo, en la gente joven puede haber, incluso, un retraso diagnóstico porque ante un síntoma inespecífico, precisamente por la edad, no se baraja esta patología: “Se ha visto que se puede diagnosticar en fase más avanzada porque en gente joven no se piensa que haya un tumor y esto puede implicar un peor pronóstico”, alerta.

La princesa de Gales no ha revelado ni el tipo de tumor que padece ni su pronóstico. Lo único que ha concretado es que se estaba sometiendo a una “quimioterapia preventiva”, un abordaje terapéutico indicado habitualmente para evitar que el cáncer reaparezca. “La quimioterapia preventiva (también llamada terapia adyuvante) se usa a menudo después de la terapia primaria, como la cirugía, para reducir las posibilidades de que el cáncer regrese y se propague. Incluso después de la extirpación exitosa de todo el cáncer visible mediante cirugía, las células cancerosas microscópicas pueden permanecer al acecho en el cuerpo y no pueden detectarse con las pruebas actuales. El tipo de quimioterapia y la duración del tratamiento dependen del tipo y etapa del cáncer, como se confirma al examinar el cáncer extirpado durante la cirugía”, ha explicado el profesor Lawrence Young, profesor de Oncología Molecular de la Universidad de Warwick (Reino Unido), en declaraciones a Science Media Centre.

Impacto psicológico
La aparición del cáncer en edades más tempranas también implica un gran impacto en términos psicológicos para los pacientes. Tania Estapé, presidenta de la Sociedad Española de Psicooncología y coordinadora de la Fundación FEFOC, señala que este diagnóstico es, a cualquier edad, un shock para el paciente, pero entre los adultos jóvenes, el impacto es mayor. “Rompe el sentido común del ciclo vital de una persona joven, que puede tener niños pequeños, está trabajando… Hay más hostilidad, más ansiedad y sensación de injusticia. En mujeres jóvenes, si hay hijos pequeños, los estudios demuestran que en lo primero que piensan es en ellos”, apunta la experta. Precisamente, Middleton ha explicado que el mutismo con el que han llevado el proceso diagnóstico estaba relacionado con intentar buscar cómo explicarles la situación a sus tres hijos de la manera “más apropiada” posible.

Con todo, Paco Gil, jefe de Psicooncología del Instituto Catalán de Oncología, añade que el caso de la princesa de Gales es excepcional en todos los sentidos: “En esta persona no hay un paralelismo con la realidad. La gente suele hablar con la familia de lo que le ocurre”. Gil apunta, por otra parte, que “cuando alguien famoso, como la situación de la princesa de Gales, afronta este diagnóstico y lo cuenta, lo normaliza” y, de alguna manera, ayuda a visibilizarlo y romper estigmas.

En cualquier caso, cómo un paciente con cáncer afronta la enfermedad depende de numerosas variables, apuntan los expertos. Desde la edad —los más mayores acostumbran a mostrar más “serenidad”, conviene Estapé— hasta el pronóstico del tumor o el contexto vital individual. Gil coincide en que en los jóvenes, la afectación suele ser “mayor”: “Un diagnóstico de cáncer siempre es como una ruptura de tus creencias básicas. Y por debajo de los 50 años es algo más inesperado. Hay un miedo a que tu proyecto de vida se quede parado.”.