Los gatos han acompañado a los humanos durante más de 9.000 años, cuando fueron domesticados para ayudar a combatir plagas de roedores y cucarachas. Ahora son una de las mascotas más queridas, pero también uno de los carnívoros más abundantes en la Tierra. No han perdido su instinto de cazadores y, a medida que ha crecido su población, se han convertido en una especie invasora con un impacto importante en la biodiversidad. La comunidad científica ha advertido antes de esta amenaza, pero Christopher Lepczyk, un biólogo de la Universidad de Auburn en Alabama (Estados Unidos) y sus colegas, han hecho el primer análisis de animales cazados por gatos domésticos a nivel mundial: son depredadores para más de 2.000 especies, incluidas aves, reptiles, mamíferos, insectos y anfibios. Y al menos el 17% de estos animales, casi 350 especies, son motivo de preocupación para la conservación, incluidas algunas en peligro crítico de extinción. Los hallazgos, aseguran los autores, mejoran la comprensión de la huella ecológica que dejan estos felinos y aportan información para el desarrollo de posibles soluciones. Publican los resultados hoy en la revista Nature Communications.

Lepczyk, que también desarrolla su trabajo en conservación de la vida silvestre, cuenta que estaba muy interesado en tener una visión más completa de qué es lo que comen los gatos domésticos —con dueño o no— que tienen acceso al aire libre. Junto a su equipo y con ayuda de un bibliotecario, pasó “una cantidad considerable de tiempo” revisando la literatura científica publicada anteriormente, incluso aquella que no estaba disponible electrónicamente. Tras superar ese reto, garantizaron que todos los nombres de las especies eran consistentes y estaban actualizados. El resultado: los gatos no son quisquillosos con la comida y son depredadores de “prácticamente cualquier animal que puedan capturar”, explica Lepczyk. En la base de datos construida por los investigadores hay 2.084 especies, de las cuales 981 (47%) eran aves, 463 (22%) eran reptiles y 431 (21%) eran mamíferos. También 119 especies de insectos (6%) y 57 tipos de anfibios (3%). Entre las que están peligro se encuentran el cuol occidental en estado casi amenazado; la tortuga marina verde en peligro de extinción; la pardela en peligro crítico y el ya extinto reyezuelo de la isla Stephens.

La gran cantidad de pájaros que consumen no ha sorprendido a los investigadores, considerando la comparación de especies existentes entre aves y mamíferos a nivel mundial (11.000 aves vs. 6.500 mamíferos). También identificaron que el consumo de reptiles es similar al de mamíferos (463 y 431, respectivamente). Esto, explican, puede deberse a preferencias, pero también consideran el tamaño de los reptiles. Lo que sí les sorprendió fue la cantidad “sorprendentemente alta” de insectos e invertebrados, tomando en cuenta que en muchos de los estudios consultados no había una clasificación completa de estos animales.

Aunque el estudio está distribuido globalmente, la mayor parte de los resultados provienen de Australia y Norteamérica, mientras que en África y América del Sur están subrepresentados. Por ello, los científicos destacan que el número real de especies consumidas por gatos seguirá creciendo a medida que se realicen más estudios. Manuel Nogales, investigador del CSIC que no ha participado en el estudio, coincide en esta afirmación: “Los números están infravalorados, como lo dicen los propios autores, probablemente esa cifra alcance los 2.500 y se incremente conforme se sigan publicando artículos en el futuro”.

Impacto en España
Nogales, junto a otros investigadores, había estudiado anteriormente el impacto en las islas Canarias de los gatos asilvestrados, es decir, aquellos que han revertido su forma de vida al estado salvaje y se comportan como cualquier especie silvestre sin depender de cuidados humanos. Estos gatos están presentes en todas las islas y ocupan una gran variedad de hábitats, desde la costa hasta las zonas de alta montaña, donde cazan todo tipo de animales. Aunque hace hincapié en que se trata de un problema mundial, el investigador considera que España tiene mucho margen de mejora respecto al impacto de estos felinos en la biodiversidad y lamenta que en este sentido “no se ha tenido en cuenta el conocimiento científico” en la Ley 7/2023 de protección de los derechos y el bienestar de los animales.

Nogales explica que en esta legislación no se distingue entre los gatos domésticos y los asilvestrados, lo cual dificulta tomar acciones para controlar su huella en la biodiversidad para numerosas especies autóctonas. Destaca el impacto de la dieta de los gatos en las islas, donde “los daños son importantes”, algo que se ha comprobado científicamente. Los gatos domésticos, explica, también afectan a la fauna de los núcleos urbanos y rurales.

A nivel mundial, los gatos se relacionan con la extinción de 63 especies de vertebrados. En los ecosistemas insulares han estado involucrados en el 14% de todas las extinciones de aves, mamíferos y reptiles y en el declive del 8% de las especies catalogadas en peligro crítico. Tanto Nogales como Lepczyk esperan que este y futuros estudios sobre la dieta de estas mascotas contribuyan a afrontar el impacto ecológico, protegiendo tanto a los gatos como a las especies que consumen.