Temporada de zopilotes

Palabras Mayores / David Guillén Patiño

0
215

La tensión estaba en el aire. La ciudad de México era un hervidero reaccionario y porfirista donde los generales que juraban fidelidad al presidente Madero conspiraban por las noches para dar un golpe de Estado. ¿Pero qué ocurrió exactamente durante aquellos días de febrero de 1913?

Se trataba de una detestable confabulación: su gestación en octubre de 1912 en La Habana, un corrupto embajador norteamericano presionando para que el levantamiento se lleve a cabo, las calles del centro tomadas por el ejército la traición se respiraba por toda la ciudad.

Pero el presidente no quería verlo. Gustavo, su hermano, se lo decía: “Nos van a matar a todos”. Y así sería.

De este modo reza la sinopsis del libro “Temporada de zopilotes”, del escritor Paco Ignacio Taibo II, novelista, historiador y director del Fondo de Cultura Económica.

La cita viene al caso en virtud de que el presidente Andrés Manuel utilizó el término “zopilotear” para referirse a la obsesión de sus adversarios en cuanto a hacerlo trastabillar, según dejó entrever en la conferencia de prensa del lunes.

En lo que parece ser una burda jugada del “bloque conservador”, como él denomina a sus opositores, un agitador disfrazado de general del Ejército convocó a enjuiciar al titular del Ejecutivo federal y, veladamente, a iniciar una sublevación nacional.

Según se puede apreciar en un video publicado en diferentes plataformas digitales, durante cierto foro, el presunto militar se quejó de que hace un lustro la administración de López Obrador “vendió espejitos” a los mexicanos.

“Cuando hace cinco años muchos nos dijeron que era un peligro para México, no hicimos caso, compramos los espejitos”, expuso desde una plataforma.

“El día de hoy –prosiguió–, la mayoría de nosotros estamos viendo los resultados de la compra de esos espejitos: la falta de medicamentos, el hecho de que se haya hecho o formado una Guardia Nacional con elementos del Ejército, la Marina y la antigua Policía Federal Preventiva, para resguardar única y exclusivamente los intereses del señor. Les voy a decir confíen en su Ejército, confíen en su Marina”.

Aunque no dijo su nombre, enseguida se identificó: “Soy el director del Movimiento Mexicanos al Grito de Guerra, general de división, diplomado del Estado Mayor y doctor en derecho”. Aseguró también haber sigo agregado militar en varios países.

Añadió: “Se puede, de acuerdo a la Constitución, enjuiciar a un presidente que está transgrediendo flagrantemente la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; se puede enjuiciar a una persona que, de manera necia y terca, se quiere adueñar de las instituciones, como fue el INE y como es ahora la Suprema Corte de Justicia de la Nación, como es el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, como es ahora el INAI, y así”.

Luego de señalar diferentes hechos relacionados con inseguridad pública y de pedir a sus oyentes que dejen de ser ingenuos, el expositor señaló que en México no existe estado de derecho. En vista de ello, “nosotros estamos dispuestos –amagó– con llegar hasta las últimas consecuencias”.

“Continúen confiando en su Ejército, continúen confiando en su Marina, porque el 98 por ciento estamos con el pueblo de México, somos un Ejército constitucionalista, somos un Ejército que no estamos con un pseudo dictador, mucho menos con un semi dios; somos personas de carne y hueso, y ellos también lo son”.

Sentenció: “No vamos a permitir que llegue el 2024 con más espejitos y más mentiras; antes de que llegue el 2024 México va a retomar el rumbo, y para nosotros no va a haber mexicanos de primera, ni de segunda… Yo he estado como agregado militar en muchos países muchos años y, créanme, se extraña a México”.

“Ahora que estoy en México no hay de otra, ahora en este momento se los digo: cuando la patria está en peligro lo único que no se vale es no defenderla, porque recuerden que ´en cada hijo un soldado te dio´”, concluyó, en medio de aplausos.

Pero, en tono jocoso, dichas expresiones fueron desestimadas por el jefe de la nación en la referida conferencia, ya que el orador no es general, ni siquiera militar, según se verificó, y sugirió que dicha noticia sea contemplada para incluirla en la sección de la mañanera llamada “Quién es quién en las mentiras”.

Dio a entender que esta clase de arengas son promovidas por los integrantes de la misma clase política que busca desacreditar a su administración, y que “todos están zopiloteando”.

No queda sino hacer votos para que el discurso del histriónico agitador no pase de ser una curiosidad del anecdotario político nacional. La verdadera temporada de zopilotes, suscitada hace 110 años, quedó en el pasado, como un hecho aleccionador; por el bien de todos, ahí debe permanecer.

([email protected]).