Donald Trump, el pasado 13 de junio en el Trump National Golf Club, en Bedminster (New Jersey), tras su imputación. AMR ALFIKY (REUTERS)

La jueza Aileen Cannon pisa el acelerador para juzgar al expresidente Donald Trump a toda prisa. La magistrada ha señalado el próximo 14 de agosto como fecha preliminar para el comienzo del juicio por los papeles clasificados que retuvo ilegalmente en Mar-a-Lago, su mansión en Palm Beach (Florida). Esa fecha, solo dos meses después de la imputación, está sujeta a posibles cambios por incidentes procesales.

Trump hace frente a 37 cargos por violaciones de la ley de espionaje, obstrucción a la justicia, conspiración y falsedad que suman unas penas máximas teóricas de 400 años de cárcel. El expresidente se ha declarado inocente. Por ahora, sus dos imputaciones no le han restado popularidad entre las bases republicanas, los que votan en las primarias del partido para elegir el candidato a las presidenciales de 2024. Es imprevisible el efecto que un juicio y una condena o absolución puede tener sobre los votantes.

La jueza Cannon, que fue nombrada por Trump en 2020, tomó decisiones sorprendentemente favorables al expresidente durante la instrucción del caso. Mantuvo paralizada la investigación a la espera de que un perito especial revisase los documentos incautados por el FBI en el registro de Mar-A-Lago. Esa decisión fue recurrida y el fallo del tribunal superior fue contundente al señalar favoritismo a favor de Trump en aquella decisión de la jueza.

Cannon ha dado hasta el 24 de julio para la formulación de las cuestiones previas. Esas mociones preliminares, que los abogados de Trump intentarán usar como defensa, pueden provocar un retraso del juicio con respecto a la fecha inicialmente señalada. Dilatar y obstaculizar las investigaciones figuran en el manual de los abogados del expresidente.

En el improbable caso de cumplirse el calendario preliminar, la fecha podría superponerse con una nueva posible imputación de Trump en Atlanta por la interferencia electoral en las presidenciales de 2020 en el Estado de Georgia. Fani Willis, la fiscal del condado de Fulton, envió el mes pasado una carta al juez jefe del Tribunal Superior del condado indicando que planea que gran parte de su personal trabaje a distancia la mayoría de los días durante las tres primeras semanas de agosto y pidiendo que los jueces no programen juicios y vistas en persona durante parte de ese tiempo. Ese aviso se ha interpretado como que prepara la imputación de Trump para esas fechas.

El primer debate de los candidatos republicanos para las primarias se ha fijado para el 23 de agosto en Milwaukee (Wisconsin), aunque Trump ha dado a entender que no tiene interés en participar en él.

Juicio corto
La resolución de la jueza Cannon fija además inicialmente un calendario corto para la vista oral del juicio, de solo dos semanas, que parece insuficiente para la presentación de todas las pruebas por las partes. Además, fija que el juicio se celebre en su juzgado de Fort Pierce, a algo más de una hora de distancia al norte de Palm Beach, y no en los juzgados federales de Miami, donde Trump compareció la semana pasada.

En anteriores casos penales de los que se ha hecho cargo, la jueza ha fijado fechas próximas para el comienzo del juicio y luego las ha ido aplazando, de modo que eso puede repetirse en esta ocasión. En todo caso, el calendario al que parece aspirar Cannon es mucho más agresivo que, por ejemplo, el de la imputación a que hace frente el expresidente en Nueva York.

En ese caso, el juez ha fijado para el 25 de marzo de 2024 el comienzo del juicio por 34 cargos de falsedad derivados de tres pagos para ocultar escándalos (uno de ellos, una aventura extramatrimonial con la actriz porno Stormy Daniels) en la campaña de las presidenciales de 2016. El juicio de Nueva York, por tanto, llegará cuando ya se haya elegido a casi el 75% de los delegados de las primarias republicanas.

El calendario del caso de los documentos clasificados está menos claro pese a esa fecha preliminar. Si Trump resultase condenado y tuviese que ingresar en prisión, eso no le impediría presentarse a las elecciones presidenciales. Los escenarios teóricos son a cada cual más chocante. En el hipotético caso de ganar no solo la nominación republicana, sino también las elecciones presidenciales, Trump podría empezar a ejercer su cargo desde la cárcel y autoconcederse un indulto. Si con sus maniobras dilatorias resultase elegido antes de un juicio, podría ordenar al Departamento de Justicia abandonar los cargos.

En el caso de Florida, el juicio contra Trump se complica por la propia naturaleza confidencial de algunas de las pruebas: los documentos secretos clasificados que retuvo ilegalmente. La jueza ha prohibido a Trump y su equipo legal difundirlas. Algunos de los documentos tratan de capacidades militares, incluidas nucleares, de terceros países, otros de operaciones estadounidenses, alguno del propio arsenal nuclear de Estados Unidos, según la somera descripción incluida en el pliego de cargos. Su contenido exacto, sin embargo, se desconoce. Si no hay acuerdo al tratar las cuestiones previas sobre cómo se debe gestionar esa situación, un hipotético recurso debería ser resuelto por un tribunal de apelación, retrasando el inicio del juicio.

En una entrevista concedida a Fox News este lunes, Trump defendió su decisión de llevarse cajas de documentos cuando dejó la Casa Blanca, diciendo que “estaba muy ocupado” como para estar separando sus pertenencias personales de otros materiales. El expresidente ha ido dando diferentes explicaciones, no muy consistentes entre sí, sobre por qué se llevó y mantenía documentos clasificados en su mansión.