Fintechs batallan para cumplir sus promesas: Estas son las razones para leer las letras pequeñas

En Estados Unidos, hay alrededor de 60 fintechs, conocidas como “neobancos” o challenger banks, que tienen unos 23 millones de clientes, cifra que se espera se duplique a 50 millones para 2025.

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Digit es una empresa de tecnología financiera con sede en San Francisco que ofrece servicios bancarios tradicionales en línea, aderezados con una herramienta que puede destinar automáticamente una parte de los depósitos del cliente a una cuenta de ahorros para que alcance sus objetivos de inversión. El servicio viene con una “garantía de no sobregiro”, es decir, las transferencias de la cuenta corriente a la cuenta de ahorros nunca dejarían a la primera vacía.

¿Suena demasiado bueno para ser verdad? En parte, según opina la Oficina estadounidense de Protección Financiera del Consumidor (CFPB, por sus siglas en inglés). A principios de este mes, esa agencia reguladora le impuso a Digit, ahora parte del prestamista Oportun Financial Corp., una multa de 2 millones 700 mil dólares por publicitar falsamente la garantía de no sobregiro.

Resulta que el algoritmo utilizado por Digit para mover fondos vació las cuentas corrientes de algunos clientes, provocando luego cargos por sobregiro. Incluso después de que los clientes se quejaron, Digit no les reembolsó, a pesar de decir que lo haría, descubrió la CFPB. “Aunque no estamos de acuerdo con la CFPB en este asunto, nos complace haberlo zanjado”, apuntó un vocero de Oportun. La compañía dice que los cargos por sobregiro afectaron a menos de 2 mil clientes. Digit no es la única compañía financiera que no cumple con las elevadas expectativas que su propia publicidad establece.

En Estados Unidos hay alrededor de otras 60 fintechs de este tipo, conocidas como “neobancos” o “bancos retadores” (challenger banks) que ofrecen productos similares. Tienen alrededor de 23 millones de clientes, una cifra que se espera se duplique a 50 millones para 2025, según el sitio web de financiación al consumidor Bankrate.com.

A pesar del nombre, no son bancos, sino empresas de tecnología que se asocian con bancos convencionales para dar a los clientes acceso digital a su dinero. Al hacerlo, los neobancos pueden ofrecer a las cuentas corrientes y de ahorro la protección de la Corporación Federal de Seguro de Depósitos. En el caso de Digit, su socio es MetaBank, una firma domiciliada en Dakota del Sur.

En lugar de ganar dinero prestando los depósitos, las fintechs subsisten con las comisiones que cobran a los comerciantes cuando los cuentahabientes pagan con sus tarjetas de débito. Algunos, incluido Digit, también cobran cargos de suscripción. La mayoría de las veces están buscando personas con saldos bancarios bajos (especialmente deseables son los jóvenes que comienzan a trabajar y buscan depositar su nómina automáticamente) atrayéndolos con cuentas de ahorro que dan altos intereses, prometen bajas o nulas comisiones y una experiencia de usuario mejorada. Este grupo demográfico objetivo, desanimado por las variadas comisiones que los grandes bancos suelen cobrar en las cuentas con un saldo bajo, está ansioso por tener las tarjetas de débito y crédito que los neobancos emiten con facilidad. Los grandes bancos también pueden tener pocos servicios para dichos clientes.

Creadas a raíz de la crisis financiera mundial con el objetivo de democratizar la banca minorista, muchas de estas fintech han podido competir con prestamistas más grandes al brindar acceso a redes de cajeros automáticos en Walgreens, Target y otras tiendas. Pero a medida que esas novedades que robaban cuota de mercado se convierten en algo corriente, los neobancos podrían perder terreno ante los rivales de Wall Street. Por otro lado, los dólares del capital riesgo que impulsaron el sector se están agotando y los reguladores están analizando más de cerca la industria. La CFPB anunció en abril de este año que desempolvaría una “facultad poco utilizada para examinar a las empresas financieras no bancarias que representan un riesgo para los consumidores”, señalando específicamente a las fintech. Ese entorno desfavorable plantea preguntas sobre qué tan bien estas empresas han logrado cumplir con su misión y atrae el escrutinio de los inconvenientes que de otro modo hubieran pasado desapercibidos.

“Debes leer la letra pequeña”, dice Gary Zimmerman, director ejecutivo de MaxMyInterest, una plataforma que ayuda a los clientes a encontrar mejores tasas de interés, refiriéndose a la larga lista de salvedades y excepciones contenidas en la mayoría de los sitios web de fintech, que a menudo restringen las promociones que ofrecen.

“Hay una gran cantidad de letra pequeña en estos sitios”. Por ejemplo, la fintech neoyorquina Current presume más de 4 millones de clientes y una tasa de interés sobre los ahorros del 4 por ciento, que es mucho más alta que el promedio nacional de 0.06 por ciento. Pero la tasa del 4 por ciento solo aplica hasta un máximo de 6 mil dólares de ahorros, según la compañía.

De manera similar, la fintech Chime, que tiene más de 13 millones de usuarios, dice que no cobra cargos por sobregiro y permite a los usuarios exceder sus saldos hasta en 200 dólares.

La letra chiquita: la opción libre de cargos está disponible solo para cuentas con un mínimo de 200 dólares en depósitos directos al mes, y los clientes deben primero ser elegibles.

La mayoría de los grandes bancos estadounidenses han invertido en tecnología al tiempo que revisan sus esquemas de comisiones, por ejemplo Citigroup Inc. y Capital One Financial Corp. han eliminado los cargos por sobregiro. En una reunión con analistas en octubre, el CEO de JPMorgan Chase & Co. Jamie Dimon dijo que “gastará lo que sea” para seguirle el paso a los competidores fintech.

“Los bancos han mejorado mucho en sus experiencias digitales”, apunta Mary Wisniewski, analista bancaria de Bankrate.com. “Entonces, definitivamente, un banco tradicional, uno con mucho dinero, puede competir bastante bien con un neobanco y tal vez adquirirlo”.

Mientras Wall Street invierte dinero en servicios digitales, es posible que las fintech tengan que apretarse el cinturón, dice Zimmerman. Muchas confían en “una especie de modelo subsidiado, la idea es que si atraes suficientes millones de estos pequeños clientes, entonces algunos de ellos se convertirán en clientes valiosos, y puedes minar sus datos y venderles otros productos. Y a la larga podrás ganar algo de dinero con ellos”, dice. “Eso aún no está probado”.

Un informe de julio de la empresa de análisis CB Insights estimó que el fondeo para las fintechs ascendió a mil 900 millones de dólares en el segundo trimestre de 2022, una disminución del 77 por ciento con respecto al mismo periodo del año pasado y el nivel más bajo desde el cuarto trimestre de 2019.

El fondeo o financiamiento para las fintech en general cayó en aproximadamente un tercio con respecto a 2021, situándose en 20 mil 400 millones de dólares, el nivel más bajo desde el cuarto trimestre de 2020.

Los recortes de personal y otros signos de tensión comienzan a acumularse. Varo Bank de San Francisco, uno de los neobancos más populares en EU (y uno de los pocos con registro de banco) anunció a mediados de julio que recortaría el 10 por ciento de su plantilla, una medida que, según el director Colin Walsh, era necesaria para garantizar que el banco digital tuviera “suficiente capital para ejecutar nuestra estrategia y camino hacia la rentabilidad”.