Ivana y Donald Trump, en 1990, en su apartamento de Nueva York.

Ivana Trump, la primera esposa del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha fallecido este jueves a los 73 años. Estuvieron casados entre 1977 y 1992, y durante ese tiempo fue decisiva en la construcción de su imperio inmobiliario. La pareja, que fue sinónimo del poder en una época (los años ochenta) y una ciudad (Nueva York) obsesionados con acumularlo y exhibirlo impúdicamente, se divorció mucho antes de que Trump, entonces un polémico y excesivo magnate, entrara en política. Es madre de tres de sus hijos, Donald Jr., Ivanka y Eric Trump.

Estos la definieron en un comunicado como “una superviviente” y como “una mujer increíble: una fuerza en los negocios, una atleta de clase mundial, una belleza radiante y una madre y amiga cariñosa”. “Huyó del comunismo y se echó en brazos de este país. Enseñó a sus hijos sobre la dureza, la compasión y la determinación”, continúa el comunicado familiar. “Su madre, sus tres hijos y sus diez nietos la extrañarán mucho”.

En una reacción publicada en su plataforma Truth Social, que montó tras ser expulsado de Twitter, Donald Trump, casado en terceras nupcias con su actual esposa, Melania, ha recordado a Ivana Trump como una “mujer maravillosa, hermosa y sorprendente, que llevó una vida grandiosa e inspiradora”. “Su orgullo y alegría eran sus tres hijos, Donald Jr., Ivanka y Eric. Estaba tan orgullosa de ellos, como todos lo estábamos de ella. ¡Descansa en paz, Ivana!”, escribió el expresidente.

Ivana Trump huyó de Checoslovaquia en tiempos de comunismo y aterrizó en el Nueva York de los años setenta, donde encontró la fama como personalidad de la alta sociedad de Manhattan. Ejerció como ejecutiva de los negocios de su entonces marido. Famosa por su dedicación al trabajo, fue vicepresidenta de diseño de interiores de la compañía, llevó personalmente el Plaza, en Nueva York, y colaboró, según The New York Times, en algunos de sus emprendimientos más emblemáticos, como la torre Trump en Manhattan y el casino Trump Taj Mahal en Atlantic City, Nueva Jersey.

El divorcio, tan sonado como era de esperar, llegó en 1992, después de que Trump conociera a la que sería su segunda esposa, Marla Maples. En el segundo acto de su vida, Ivana diseñó ropa, joyería y productos de belleza y continuó invirtiendo con fortuna en bienes raíces. También escribió libros como Lo mejor está por venir: Cómo hacer frente al divorcio y disfrutar de la vida otra vez (1995) y plasmó las memorias de sus años junto a Trump en Raising Trump (2017).

Con motivo de la publicación de aquel título autobiográfico, convenientemente lanzado al año siguiente de que su exmarido diera la campanada ganando contra todo pronóstico las elecciones presidenciales, concedió una entrevista promocional a la cadena ABC, en la que dijo: “[Donald y yo] Hablamos cada 14 días. Tengo el número directo de la Casa Blanca, pero no me gusta llamar a menudo ahí porque está Melania y no quiero causar ningún tipo de envidia, al fin y al cabo, yo soy la primera señora Trump, soy la primera dama, ¿ok?”. A lo que la aludida contestó con un comunicado, firmado por un portavoz: “Los comentarios de la ex de su marido carecen de sustancia. Tristemente, solo los ha hecho para llamar la atención y generar ruido. Melania está encantada de haber hecho de la Casa Blanca un hogar para su hijo Barron y el presidente. Ama vivir en Washington y se siente honrada de ser la Primera Dama de Estados Unidos. Planea usar su cargo para ayudar a los jóvenes y no para vender libros”.

La causa de la muerte de Ivana Trump ha sido el paro cardíaco, según los servicios de urgencia de Manhattan, que acudieron a una llamada de auxilio cuando ya era demasiado tarde: la encontraron muerta, ha dicho un portavoz de los bomberos de Nueva York, en el apartamento del Upper East Side donde vivía.