Ricardo Monreal, senador y coordinador de Morena. GALO CAÑAS (CUARTOSCURO)

No es la primera ocasión que Ricardo Monreal alza la voz contra la selección de candidatos de Morena de cara a las elecciones presidenciales de 2024, pero sus críticas son cada vez más insistentes y profundas. Esta semana, durante una gira por Guanajuato, el jefe de la bancada del partido oficialista en el Senado escaló un peldaño más al insinuar que podría incluso abandonar el partido para pelear por su cuenta por una candidatura presidencial: “Si se me sigue excluyendo nada tengo que hacer”. Desde que el año pasado el presidente Andrés Manuel López Obrador decidió abrir la veda de una anticipadísima campaña interna con dos aspirantes punteros, el canciller, Marcelo Ebrard, y la jefa capitalina, Claudia Sheinbaum, el veterano cuadro morenista comenzó también a sacar los codos reclamando su lugar en la carrera presidencial. Monreal se siente marginado por la estructura del partido y sus coqueteos con una posible salida de la formación, pese a ser uno de los hombres de fuertes del presidente tras más de 20 años a su lado, parecen ir más allá de una simple medida de presión.

Durante el último año, Monreal ha compaginado su cargo de operador y ariete de López Obrador en el parlamento con duras criticas a los tiempos de la campaña interna, que considera excesivamente adelantada, descalificaciones contra las encuestas como método de selección final de los candidatos y acusaciones de favoritismo y batallas internas en su contra. Esta semana insistió en que está “luchando dentro de Morena a pesar de las exclusiones, de no ser del club de los señalados. Estoy firme, soy un aspirante normal, legitimado por la historia. No quiero pleitos, quiero luchar limpiamente y ganar a la limpia dentro de Morena por más que hay un sector que quisiera que estuviera fuera de Morena”.

Monreal se sintió especialmente desplazado tras no participar hace dos semanas en el acto organizado por el partido como puesta en escena de los principales aspirantes para relevar a López Obrador. Era la fotografía que todos esperaban: los precandidatos juntos. La puesta en escena de la salida a la carrera reunió a Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López en Toluca, capital del Estado de México. El acto estaba pensado como un mensaje de unidad, pero la ausencia de Monreal volvió a poner sobre la mesa las fricciones internas. El senador acusó a la dirigencia del partido de no haberlo invitado, pese a que el presidente de la formación, Mario Delgado, mantuvo lo contrario, prolongando unas diferencias entre ambos que se remontan a la turbulentas elecciones internas de hace dos años que coronaron a Delgado como presidente.

“Espero que la dirigencia de Morena corrija y en el futuro no me excluya de la participación. Pese a que no sea mencionado en el club de los señalados, no sea incluido en el club de los elegidos desde las mañaneras, aún así he decidido participar”, remarcó este miércoles Monreal, que señaló también que Delgado sí le ha llamado formalmente para invitarlo al acto del próximo fin de semana en Coahuila.

Otra de las críticas repetidas por Monreal es que la selección del candidato de Morena se haga a través de unas elecciones primarias en lugar de dos encuestas, como ya ha confirmado el propio Delgado. López Obrador también se ha opuesto sin matices al método de las primarias abiertas con el argumento de que sus adversarios podrían influir en el proceso. Dentro de un año la dirección del movimiento se dirigirá a sus simpatizantes para definir al sucesor o a la sucesora del mandatario y mientras tanto se prepara para renovar su organización con un congreso nacional previsto para septiembre. Aunque en los nuevos comicios internos no estarán en juego los cargos principales, la presidencia y la secretaría general, cuyos plazos terminan el año que viene, en vísperas de la cita electoral por la presidencia del Gobierno.