Alemania se prepara para un posible racionamiento del gas en caso de que se interrumpan completamente las entregas desde Rusia y en previsión de no poder llenar los depósitos antes de que llegue el otoño. El Gobierno alemán ha elevado este jueves a una segunda fase el nivel de alarma tras los recientes recortes en el suministro de gas, que han reducido a poco más de un tercio la cantidad de hidrocarburo que llega por el principal gasoducto que todavía está operativo, el Nord Stream 1.
Este segundo nivel se activa cuando el Gobierno observa un riesgo alto de suministro de gas insuficiente a largo plazo y permite, por ejemplo, a las empresas subir los precios a los usuarios para reducir la demanda. Sin embargo, el ministro alemán de Economía y Clima, Robert Habeck, aseguró que de momento no se activará esa cláusula. La situación, en cualquier caso, es “grave” y el país debe prepararse. “Incluso si aún no lo notamos, estamos ante una crisis de gas”, dijo este jueves en una rueda de prensa en Berlín. “El gas es a partir de ahora un bien escaso”, anunció.
Ante la disminución de los flujos de gas procedentes de su principal proveedor, Rusia, la primera economía europea se encontraba en la fase 1 de su plan de emergencia desde finales de marzo. Alemania consiguió reducir su dependencia del gas ruso muy rápido, del 55% de antes de la invasión de Ucrania al 35% a mediados de abril, pero la industria y sus 83 millones de habitantes siguen necesitando que fluya el hidrocarburo por los gasoductos controlados por el Kremlin. “No debemos engañarnos. El corte en el suministro de gas es un ataque económico contra nosotros por parte de Putin”, aseguró el ministro. Distintos organismos y expertos, entre ellos el Bundesbank, pronostican que un corte total de las importaciones rusas sumiría a Alemania en una recesión.
Pese a que la situación es delicada, Habeck reiteró que el suministro actualmente está garantizado y pidió a los alemanes que ahorren energía en la medida de sus posibilidades. No es la primera vez que el ministro de Los Verdes recuerda que “cada kilovatio hora cuenta”; lo hizo también hace unos días al presentar una campaña federal que invita al ahorro y da consejos prácticos para aplicarlo en casa, como reducir el tiempo de las duchas o la temperatura del agua.
El Ejecutivo alemán anunció el pasado domingo que tendrá que reactivar sus viejas plantas de carbón, combustible que había prometido abandonar antes de 2030, ante el riesgo de falta de suministro energético por la invasión de Rusia en Ucrania. El Gobierno, un tripartito encabezado por el socialdemócrata Olaf Scholz, adelantó una serie de medidas para reducir la cantidad de gas que se emplea para generar electricidad y para abastecer a la industria. La prioridad es ahora acelerar el llenado de los depósitos de gas para poder llegar al otoño casi al 100% de capacidad. Actualmente, los depósitos alemanes se encuentran al 58%, según el último dato disponible de la Agencia Federal de Redes.
La medida se produce unos días después de que Rusia redujera en dos tercios el flujo del gas que envía a Alemania alegando problemas técnicos. Una decisión que Habeck calificó de “política” y que atribuyó a la voluntad de Moscú de aumentar el precio del hidrocarburo como medida de presión. Moscú asegura que no puede bombear más gas porque una turbina de la empresa alemana Siemens Energy que había mandado a revisar a Canadá no puede volver por culpa de las sanciones.
Además de poner en marcha la segunda fase del plan, Berlín proporcionará una línea de crédito de 15.000 millones de euros para llenar las instalaciones de almacenamiento de gas. Este verano se pondrá en marcha un modelo de subasta de gas para animar a los consumidores industriales de gas a ahorrar. Las industrias que pueden prescindir del hidrocarburo y reduzcan su consumo recibirán incentivos que se financiarán a través del mercado. El gas que ellos no utilicen se destinará a almacenamiento.
El Ministerio de Economía y Clima tiene desplegado desde marzo, cuando activó el nivel de alerta temprana, un equipo de crisis que analiza y evalúa constantemente la situación del suministro. Este grupo de trabajo también está facultado para cortar de la red a ciertos consumidores en caso de necesidad, es decir, para ordenar, por ejemplo, a ciertas empresas que paralicen su producción para evitar el consumo de gas y priorizar el de los hogares. A esta situación solo se llegaría en la tercera fase del plan nacional de emergencia, que establece que grandes clientes industriales recibirían cantidades reducidas de gas, o ninguna entrega, en caso de ser necesario el racionamiento.