Los fanyus comparan a Yuzuru Hanyu con Cristo o Buda

Los fanyus son admiradores de la estrella del patinaje japonés, quien busca el triplete olímpico en los Juegos de Invierno 2022

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Pocos deportistas vivos inspiran tanta devoción como el japonés Yuzuru Hanyu, cuyos seguidores examinan todos sus gestos y acciones, gastan fortunas para verle patinar y al que incluso comparan con Cristo o Buda, y que se presenta como una de las estrellas de los Juegos de Invierno.

Es fuerte y carismático, pero a la vez transmite una sensación de ser efímero”, asegura Yumi Matsuo, 46 años, una de las más fervientes animadoras de Yuzuru Hanyu, que en la capital china buscará su tercer título olímpico consecutivo en patinaje artístico, una proeza en su disciplina.

“Es como si pudiera desaparecer en cualquier momento”, añade esta profesora de Artes Plásticas de Niigata (noroeste de Japón), que ya ha realizado varias obras de arte representando a su ídolo, entre ellas una figura de madera que esculpió “con un sentimiento similar al de hacer una estatua de Cristo o de Buda”.

Su ídolo ha aportado “luz y color” en su vida, asegura Matsuo, que forma parte de la legión de seguidores, sobre todo mujeres, que se hacen llamar ‘fanyus’, en un juego de palabras con el nombre del patinador y ‘fan’.

Una de las tradiciones de las ‘fanyus’ es la de lanzar peluches del oso Winnie a la pista de hielo tras cada actuación de su ídolo: un rito que nació de la costumbre del patinador, grácil y alargado, de tener siempre con él una caja de pañuelos con la imagen de este personaje infantil.

LLORAR DE EMOCIÓN
Como los Juegos de Beijing se celebrarán a puerta cerrada por la pandemia, los ‘fanyus’ tendrán que contentarse con ver a su ídolo por televisión. Muchos de ellos son mujeres de media edad y de nacionalidad japonesa, pero Hanyu tiene seguidores en todo el mundo.

Mijeanne van der Merwe, una sudafricana de 26 años que vive en Alemania, no sabía nada de patinaje hasta que descubrió a Hanyu por televisión durante los Juegos de Pyeongchang-2018.

Desde la primera nota, me convertí en adicta: su expresividad, la manera cómo se movía, cómo ejecutaba su ejercicio”, explica.

Después de haber llorado de emoción, comenzó a seguir las competiciones de Hanyu “tanto como es posible”.

A Yumi Matsuo tampoco lo interesaba el patinaje artístico hasta que descubrió a Hanyu en los Juegos de Sochi-2014, donde el japonés logró su primera medalla de oro.

Sin embargo, no ha podido ver en directo ninguna de sus actuaciones, ya que la demanda de entradas es tan alta, que las pocas que se venden se hace por sorteo.

Es una “batalla” conseguir una, lamenta Matsuo.

CULTO HASTA EL ACOSO
La mayoría de ‘fanyus’ son “gente realmente simpática”, asegura la japonesa, aunque admite que en el pasado ha tenido problemas debido a la intolerancia que reina en algunos grupos de seguidores.

Otros reconocen sentir cierto malestar dentro de este medio. Yuzuru Hanyu “tiene probablemente un millón de fans en Japón”, dice otra japonesa de 64 años que reclama el anonimato.

Da miedo pensar que hay gente que podría interesarse en aquellos que han hablado públicamente” de Hanyu. “No todos tenemos la misma opinión”, añade esta mujer.

Lejos de Japón, Mijeanne van der Merwe asegura que no tiene miedo cuando expone su admiración por Hanyu, pese a que ello le lleva a hacer algunas ‘locuras’: se levanta en plena noche para seguir las competiciones, discute en línea con fans del patinador en otras partes del mundo y compra revistas y libros en japonés sobre su ídolo.

“Claro que es muy guapo, pero para mí podría haber sido la persona más fea del mundo”, asegura la sudafricana. “Lo que me sedujo fue su entrega a su arte, a su deporte (…) la dificultad técnica, su capacidad para hacer parecer todo tan fácil”.

Si logra el título en Pekín, en los que serán muy probablemente sus últimos Juegos, Hanyu (27 años), se convertiría en el primer patinador en lograr el triplete olímpico desde que lo lograse el sueco Gillis Grafström hace casi un siglo.

Yumi Matsuo está convencida de que ningún otro patinador le provocará tal fervor. “Estoy realmente feliz de vivir esta época para poder apoyarle”.