Marylin Díaz (izquierda) disputa el balón con Desirée Monsiváis, en un partido entre Pumas y Rayadas, en agosto. MAURICIO SALAS (GETTY IMAGES)

En cuatro años el fútbol femenino ha desatado una revolución en México. En 2017 se jugó el primer partido profesional de mujeres en el país norteamericano e intentaba paliar la grave deuda con un sector que quería ser reconocido igual que el de los hombres que se juega desde 1943. En cuanto comenzó el torneo femenino, la euforia se desató. Los aficionados se engancharon y empezaron a darle su lugar a las futbolistas. Desde el inicio había ciertas lagunas que dejaban en la incertidumbre a las jugadoras, la mayor ha sido el tema de los salarios. Hubo futbolistas que no cobraron por su corta edad y a la mayoría se les impuso un tope salarial insuficiente para vivir. La lucha por un salario base y digno es uno de los mayores pendientes de una de las Ligas más importantes de América Latina.

La Comisión Federal de Competencia Económica de México (Cofece) reveló a finales de septiembre lo que era una verdad que no se había hecho pública: las autoridades de la Federación Mexicana de Fútbol y, en especial, las de la Liga habían impuesto en el arranque del torneo condiciones salariales a las futbolistas. Según la información de las autoridades, las jugadoras mayores de 23 años ganaban menos de 100 dólares en el arranque del torneo. A las juveniles de hasta 17 años no recibían ningún sueldo, pero les apoyaban con “transporte, estudios y alimentación”.

“Era un secreto a voces. Tras bambalinas se sabía que había un tope salarial, los clubes nunca lo habían hecho oficial. Las jugadoras, sobre todo las que siguen en activo desde 2017, han tratado de cuidar lo poco que tienen, este sueño de vivir como profesionales del fútbol. He platicado con algunas futbolistas y dicen que el tema del tope salarial no se toca en el club, pero saben que no deben hablar de ello. No hay indicación de censura directa, pero ellas se autocensuran para cuidar lo que han logrado”, considera Adrianelly Hernández, especialista en el fútbol femenino de México.

“Siendo franca, me extrañó. No pensé que fuera a llegar esta sanción. Qué bueno que llegó la sanción y sienta un precedente, sobre todo, para la Liga femenina. Esto ahondó la brecha salarial entre hombres y mujeres en el fútbol”, subraya Ana Paola López Yrigoyen, una de las principales voces dentro del fútbol femenino. La diferencia de la que habla se puede resumir en lo siguiente: uno de los últimos fichajes en la categoría masculina fue el del francés Florian Thauvin en los Tigres y gana cuatro millones de dólares al año comparado con los 15.000 pesos (723 dólares) mensuales que se gana en promedio en la Liga femenina. La Cofece multó con 177,6 millones de pesos (unos 8,5 millones de dólares) a 17 clubes mexicanos por prácticas monopólicas y también por ensanchar la “la brecha salarial por razón de género” hasta 2019, año en el que terminaron sus investigaciones.

La desigualdad inhibe a los nuevos talentos
La desigualdad, sin embargo, no solo golpea al bolsillo, también al trato. Los clubes que no apuestan por el fútbol femenino relega a sus futbolistas a entrenar en campos alternativos y en mal estado del de los hombres, deben viajar para sus partidos en autobús y no en avión como lo hacen los hombres. “Me han contado las jugadoras que hay un trato desigual en el uso del gimnasio o con los masajistas”, cuenta Hernández, cercana al entorno de las futbolistas.

A partir de 2021, la Liga femenina de México permitió a cada club contratar a máximo dos futbolistas extranjeras, en una medida para potenciar la competencia. “Es contradictorio. No soy dueña de ningún club, pero no sé qué buscan. Las futbolistas extranjeras van a ganar más de lo promedio. Es medio una bofetada”, considera López Yrigoyen, jugadora de Pachuca. “Hay muchas futbolistas que se retiraron por las desigualdades en el fútbol en México. Y otras tantas que ni siquiera llegaron a ser profesionales por eso. Al final acaba inhibiendo a muchos buenos talentos por esas condiciones. Yo estoy considerando fuertemente dejar el fútbol cuando acabe mi contrato”, agrega la deportista.

Tras la sanción de la Cofece, la Federación y los equipos mexicanos acataron y sin impugnar la multa. Dos semanas después, la Liga ha puesto en marcha el primer torneo juvenil de menores de 17 años en 13 de 18 clubes mexicanos, clave para las nuevas generaciones. El asunto pendiente sigue siendo un salario base que les pueda permitir ser futbolistas de tiempo completo.

El gremio del fútbol femenino mexicano ha logrado atraer la atención de los hinchas: casi 900.000 aficionados siguieron el último campeonato en televisión, según datos de la propia Liga. Las futbolistas mexicanas se ven en el espejo de sus pares en España, quienes lograron establecer un sueldo base de 16.000 euros (18.000 dólares) en febrero de 2020 tras un acuerdo entre los sindicatos y la patronal. En marzo pasado, las mexicanas se fijaron, junto con la Asociación Mexicana de Futbolistas Profesionales, llevar al tema de discusión el convenio colectivo. El balón está en la cancha de los dirigentes.