Vehículos de emergencia acuden a atender el incendio en la discoteca Baby'O el 29 de septiembre en Acapulco, Guerrero. RR.SS (CARLOS ALBERTO CARBAJAL/CUARTOSCURO)

Tres bidones y una chispa bastaron para acabar con la discoteca más antigua y emblemática del puerto de Acapulco: el Baby’O. Las imágenes de las cámaras de seguridad filtradas a la prensa muestran el momento del ataque. Tres hombres con gorra y el rostro cubierto acceden al recinto por una de las escaleras y comienzan a rociar el contenido de varios bidones en la alfombra, las sillas, las mesas y la zona de la pista de baile.

Después, uno de ellos utiliza un encendedor para prender fuego a un objeto que arroja sobre el líquido y que desencadena las llamaradas. En cuestión de segundos el local es pasto de las llamas, mientras los delincuentes huyen por otro de los accesos. Los daños han sido materiales y no hay víctimas mortales tras el ataque, solo la intoxicación por inhalar humo del vigilante que también fue atendido por un shock nervioso como consecuencia del allanamiento.

La grabación del circuito cerrado de televisión muestra lo que ya había descrito el dueño de la discoteca un día antes y descarta la hipótesis que barajaban las autoridades de que el fuego hubiera sido debido a un cortocircuito. “Pérdida total”, aseguraba Eduardo Cesarman respecto a los daños en el interior, en una entrevista con Joaquín López Dóriga. “Lo fueron a quemar y no se vale que quieran tapar el sol con un dedo”, afirmaba Cesarman, ante los señalamientos de que pudieron ser los propios dueños los responsables del incendio. “¿Para qué lo vamos a quemar? El lugar estaba listo para abrirse, lo llevamos manteniendo año y medio”, aseguraba el propietario. La discoteca había permanecido cerrada 18 meses como consecuencia de la emergencia sanitaria por la covid-19 y hace poco había vuelto a abrir para ofrecer comida y bebida los fines de semana. Al menos 80 familias dependían del negocio.

Cesarman ha dicho que el seguro está valorando los daños en el inmueble y que la póliza que tiene contratada no cubre un ataque como este. “Para incendios provocados no hay seguro”, contaba en la entrevista. La Fiscalía del Estado de Guerrero tiene abierta una investigación con la que busca esclarecer los hechos. Mientras tanto, las autoridades estatales y municipales guardan silencio. El incendio sucedía el mismo día del traspaso de poderes entre la administración de Adela Román y la de Abelina López, la nueva presidenta municipal del partido Morena. Este periódico se ha puesto en contacto con el Ayuntamiento de Acapulco, pero el consistorio ha declinado hacer comentarios al respecto.

Mientras la Fiscalía averigua la identidad de los delincuentes, el debate acerca de lo sucedido en el Baby’O pone sobre la mesa la posible implicación del crimen organizado, aunque el propio dueño del local dice que nunca recibió amenazas ni extorsión del narco. “Nunca hemos recibido amenazas de derecho de piso ni de nadie. Nuestra vida en Acapulco no incluye delincuencia, menos delincuencia organizada. Para nosotros Acapulco es un lugar pacífico”, señalaba Cesarman.

El propio presidente López Obrador se ha pronunciado al respecto, cuestionado por el incremento de la inseguridad en Acapulco. El mandatario ha pedido esperar a las investigaciones y no relacionar directamente el ataque como un acto del crimen organizado. “Se le está pidiendo a los dueños que entreguen información y han demorado, en fin, no hay todavía nada claro, no se puede decir cuál es el móvil, hay que esperarnos y es muy probable que se tenga información”, ha respondido López Obrador este viernes, durante su conferencia de prensa matutina.

Acapulco pierde así uno de los puntos icónicos de la ciudad cargado de historia y recuerdos inolvidables por el que pasó lo más selecto de la alta sociedad mexicana y la jet set internacional. “Baby’O donde ves y te ven”, fue el lema de la famosa discoteca desde 1976. Luis Miguel, Michael Jordan, Carolina de Mónaco, Ringo Starr, Pierce Brosnan, Julio Iglesias, Elizabeth Taylor… todos querían ver y ser vistos entre aquellas cuatro paredes que ahora han quedado arrasadas por el fuego.