Un móvil marca -3 grados durante la ola de frío en Albarracín, Teruel, este miércoles.JAVIER ESCRICHE / EUROPA PRESS

El frío polar que azota España tras las nevadas de la borrasca Filomena va a durar mucho más de lo que se pensaba inicialmente. En una actualización de su aviso por ola de frío, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha ampliado este jueves la persistencia del episodio extraordinario de bajas temperaturas hasta el miércoles de la semana que viene, con lo que durará 10 días y no cuatro, como se había informado en un principio. “Es tal la cantidad de la nieve acumulada en el suelo que a la temperatura le está costando subir más de lo previsto”, explica su portavoz, Rubén del Campo, que hasta ahora calculaba que la ola terminaría entre este jueves y el viernes, aunque advertía de que las temperaturas aún serían bajas y no alcanzarían valores normales, de riguroso invierno pero normales, hasta por lo menos el martes. Estos 10 días convertirán a la ola en la más duradera en casi 20 años.

Del Campo ya advirtió de que sería la peor ola desde la de 2001, precisamente la más larga hasta ahora, con 17 días de invierno escandinavo, según un estudio realizado por el Banco Nacional de Datos Climatológicos de la Aemet que llega hasta 1975. El actual episodio, el primero de los dos últimos inviernos, también está siendo muy extenso, ya que abarca todo el interior peninsular, así como intenso: se han batido ya cuatro récords de mínimas. A los tres récords del día más gélido hasta ahora, el martes ―Teruel bajó a unos siberianos -21º, la localidad turolense de Calamocha, a -21,31º; y Toledo, a -13,4º―, se ha sumado un municipio de la Comunidad de Madrid.

Aunque la expectación estaba en ver si se superaba el récord de -10,1º alcanzado en 1945 en el observatorio de El Retiro de la capital, finalmente ha sido Getafe la que ha pulverizado su techo del frío al caer sus termómetros a -12º el miércoles. Se trata de la temperatura más baja desde que hay registros en esta localidad del sur de Madrid, que datan de 1951. El anterior récord estaba nada menos que tres grados por encima, en -9º, medidos el 9 de enero de 1985. En barrios de este municipio, como Perales del Río, el latigazo del frío está reventando las tuberías de las viviendas, a pesar de los trapos colocados por los vecinos para protegerlas.

En la capital, los termómetros no han caído tanto como parecía posible a priori, pero expertos como el periodista Vicente Aupí destacan los nada desdeñables -7,4º que llegó a medir El Retiro el martes, que no se veían desde 1985. A juicio de este divulgador científico, la razón de que el desplome no haya sido mayor está en el llamado efecto isla de calor, un calentamiento artificial que, según los estudios, puede añadir más del 10% a la temperatura media anual en las grandes ciudades. En puntos más abiertos de la capital, como el aeropuerto de Barajas, se llegó a los -13.2ºC, a -8,2º en Ciudad Universitaria y a -13º en Cuatro Vientos. En Arganda del Rey cayeron también el martes a -15,8º, en Alcalá de Henares a -14,2º y en Pozuelo de Alarcón, a -12,6º.

No es nada fácil batir un récord de frío en España y menos aún, cuatro de una tacada. “Son muy caros”, suele decir Del Campo, al contrario de lo que ocurre con los de calor. A causa del calentamiento global, los inviernos son cada vez más suaves y por cada récord frío que se registra en este país hay 18 cálidos, según un reciente informe de Aemet que abarca la última década.

La causa de este frío fuera de lo normal está en las altas presiones de un anticiclón que se está acercando a la Península, a la que aporta una gran estabilidad. Como los cielos están despejados, el viento en calma y las noches son largas, el suelo se enfría mucho, a lo que se suma que la nieve de día apenas absorbe el calor del sol si no que lo refleja, por lo que el enfriamiento del suelo es aún mayor. El resultado es que en zonas de valles o vaguadas del terreno, donde tiende a acumularse el aire frío, las temperaturas frías son extremadamente bajas.

Los próximos días, el anticiclón se centrará en la Península, por lo que Meteorología prevé que continúen las fuertes heladas generalizadas en amplias zonas bajas del interior, que seguirán siendo muy intensas donde el manto de nieve es mayor, es decir, en el centro y este peninsular. En esta extensa área, se esperan que sigan registrándose de forma generalizada valores nocturnos de unos -10/-15 ºC, que incluso pueden volver a ser de -15/-20ºC en zonas del este de Castilla-La Mancha y suroeste de Aragón.

Además, la agencia advierte de que las temperaturas pueden bajar algo más el viernes y la madrugada del sábado en zonas del interior noreste a causa de la entrada de un flujo de aire frío continental del norte, que se retirará a lo largo del mismo sábado. La Aemet augura que el episodio acabe de una vez el miércoles gracias a la entrada de un frente atlántico. El frente, que recorrerá la Península de oeste a este dejando agua a su paso, viene acompañado de un flujo del suroeste que levantará las temperaturas.

Para el viernes, en principio, no hay ya alertas rojas, el máximo de una escala de tres, pero 27 provincias de ocho comunidades siguen bajo aviso por frío, de las que 14, de Aragón y las dos Castillas, tienen aviso naranja, el segundo, mientras que el resto están en amarillo, el mínimo. El sábado, de momento, no hay tampoco avisos rojos.

Este jueves, la alerta afectaba a una treintena de provincias de 10 comunidades, con Teruel, Zaragoza y Guadalajara bajo aviso rojo por hasta -20º. La red de observatorios de la Aemet ha situado un día más a Molina de Aragón (Guadalajara) como epicentro del frío. Allí, se ha medido la temperatura mínima más baja, -21,6º, seguido de Bello (Teruel), con -20,1, y de Santa Eulalia del Campo (Teruel) con -19,5. Son valores extraordinariamente bajos, pero lejos del pico del martes, que fue de -25,4 en Bello. Es día, las mínimas llegaron a estar 20 grados por debajo de los valores normales.

Las temperaturas comenzaron un tímido ascenso a partir del miércoles, con las mínimas hasta 17 grados por debajo de los valores habituales, y han seguido subiendo algo más este jueves, entre 3 y 5 grados las máximas en casi toda la Península y algo menos las mínimas, pero no lo suficiente como para dar por terminado el episodio ni como para que se reduzca la nieve acumulada.