El ministro de Transportes de Israel, Yisrael Katz (segundo por la izquierda), el martes en Muscate (Omán). MOHAMMED MAHJOUB AFP

Hubo un tiempo en el que el ferrocarril discurría desde el puerto mediterráneo de Haifa hasta Amán y desde Damasco hasta la actual Arabia Saudí. Viajeros y mercancías se desplazaban libremente por el Oriente Próximo bajo dominación otomana por unas vías que luego estuvieron bajo protectorado británico, pero que quedaron enterradas por la arena tras el nacimiento de Estado de Israel. Después de 70 años de guerras y aislamiento, ha sido precisamente un ministro israelí quien ha presentado este martes en una capital árabe –con la que su país no mantiene relaciones diplomáticas formales– un proyecto de línea férrea desde el Mediterráneo hasta el Golfo. El titular de Transportes (y también de Inteligencia), Yisrael Katz, anunció ante un foro internacional reunido en Muscate, la capital de Omán, el plan para completar el trazado existente desde Haifa, en el norte de Israel, hasta la frontera con Jordania, para conectar por tren a través de Amán con el puerto saudí de Dammam.

Apenas dos semanas después de la imprevista visita del primer ministro Benjamín Netanyahu a la capital omaní (la primera de un mandatario israelí en más de dos décadas), y de otros dos miembros de su Gobierno a Emiratos Árabes Unidos, la intervención de Katz en el congreso sobre transportes viene a reforzar la ofensiva diplomática de Israel en países árabes vecinos.

“Es un proyecto lógico, que va más allá de las diferencias ideológicas y políticas para convertir a Israel en un puente y a Jordania en un centro logístico regional”, aseguró el ministro de Transportes en su intervención en Omán. “Una ruta comercial más corta que beneficiará también a la economía de los palestinos, que estarán también conectados [a través de un ramal hasta Yenín, en el norte de Cisjordania], y a otros países en el futuro”, precisaba la transcripción de su discurso entregada por su Ministerio a la agencia France Presse.

Está por ver la respuesta que recibe la iniciativa israelí, que fue considerada irrealizable cuando fue desvelada por Katz a comienzos de año, pero que ha cobrado cierta entidad tras el reciente despliegue diplomático de Israel en el Golfo. Ambiciosamente bautizada como “Vías para la paz regional”, esta estrategia parece estar alineada con los planes de “paz árabe” para solventar el antiguo conflicto israelo-palestino que maneja la Administración del presidente Donald Trump. El enviado de Estados Unidos a Oriente Próximo, Jason Greenblatt, ha expresado a través de Twitter su respaldo al proyecto presentado por Katz. “Qué prosiga el diálogo. Este esfuerzo viene a apoyar el nuestro”, destacó el mediador de la Casa Blanca.

A pesar de que los países árabes anteponen oficialmente la solución de la cuestión palestina a la normalización de relaciones con Israel, la amenaza compartida de la creciente presencia de Irán en Siria ha propiciado un acercamiento centrado en intereses de seguridad compartidos. Solo Egipto y Jordania mantienen lazos diplomáticos con el Estado hebreo en el mundo árabe. Los contactos de los países del Golfo con representantes israelíes, que se mantenían en estricto secreto, han comenzado a cobrar visibilidad. Israel aprovecha este contexto favorable para presentar una vía de transporte alternativa que puede ayudar a revitalizar el comercio entre Europa y Oriente Próximo, en declive tras el cierre de las fronteras sirias por la guerra desde hace más de siete años.

Las negociaciones entre palestinos e israelíes, sin embargo, siguen en vía muerta desde hace más de cuatro años. El progresivo alineamiento con los intereses de Netanyahu del presidente Trump —que ha reconocido a Jerusalén como capital de Israel mientras rompe lazos y recorta ayudas económicas a la Autoridad Palestina— han invalidado a Washington como mediador a ojos de los dirigentes palestinos.

Netanyahu no parece plantearse en ningún caso poner fin a la expansión de los asentamientos israelíes en territorio palestino. “La ocupación es una sandez”, dijo a los diputados de Likud, el partido conservador que lidera, en una reciente reunión interna. “Hay países que han conquistado [territorios] y reemplazado a toda su población mientras el mundo guarda silencio”, argumentó, de acuerdo con el relato del cónclave desvelado por el diario Yediot Ahronot. “La fuerza, nuestra fuerza tecnológica, es la clave, y marca la diferencia de nuestra política hacia el mundo árabe. Las concesiones son percibidas como una muestra de debilidad y no van a contribuir a llegar a acuerdos”.