El presidente de Interpol, Meng Hongwei, en Bali (Indonesia) en 2016. EFE

Interpol ha pedido este sábado a China una “aclaración” oficial sobre el paradero de su jefe, Meng Hongwei, que desapareció al llegar a su país natal para una visita. Meng es también viceministro chino de Seguridad Pública, y la última vez que fue visto públicamente fue al viajar hacia China, a finales de septiembre.

“Interpol ha pedido a través de los conductos policiales oficiales una aclaración sobre la situación del presidente de Interpol, Meng Honwei” ha informado el secretario general de la institución, Jurgen Stock, mediante un comunicado difundido este sábado.

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China por el momento guarda silencio. La cancillería no respondió a las peticiones de información de la AFP. Meng Hongwei es investigado en China y se lo habrían “llevado” para interrogarlo “tan pronto como aterrizó” en su país la semana pasada por motivos que aún no están claros, afirmaba el viernes el diario hongkonés en inglés South China Morning Post, citando a una fuente anónima.

Francia ya abrió su propia investigación, y el Gobierno de ese país dijo que está “preocupado” por las amenazas que ha recibido la esposa de Meng, de 64 años, tras haber informado de que desconocía el paradero de su marido. “Las autoridades de China, que fueron interrogadas por la oficina de Interpol en Pekín, no aportaron precisiones de momento”, explicó el Ministerio francés del Interior.

La esposa de Meng informó el jueves por la noche a la policía de Lyon, donde residen, de la “preocupante” desaparición de su marido, del que decía no tener noticias desde el 25 de septiembre. Unos días antes había llegado a China en avión desde Estocolmo, según fuentes concordantes.

Cada vez hay más interrogantes sobre si Meng, quien fue electo en 2016 a la cabeza de Interpol (192 países), habría sido víctima de la campaña anticorrupción lanzada por el presidente Xi Jinping después de su llegada al poder, en 2012. Según cifras oficiales, 1,5 millones de responsables ya fueron investigados en el marco de esta campaña, de la que se sospecha que también sirve para perseguir a los opositores.

En marzo, China creó un órgano extrajudicial, la Comisión Nacional de Supervisión (CNS), con la que ampliar la caza a los corruptos a toda la función pública. A los defensores de los derechos humanos les preocupa que sea una especie de fachada legal para una represión que llevó a detenciones secretas y acusaciones de tortura. La CNS tiene autorización para interrogar a los sospechosos durante seis meses.

Las razones de una posible investigación a Meng no están claras. El responsable escaló posiciones en el aparato de seguridad del país cuando este estaba dirigido por Zhou Yongkang, un rival del presidente Xi que actualmente purga una pena de cadena perpetua.

Zhou, condenado en junio de 2015 por corrupción, abuso de poder y divulgación de “secretos de Estado”, es la personalidad de mayor rango del régimen chino víctima de la campaña anticorrupción. Nombró a Meng Hongwei viceministro de Seguridad Pública en 2004, un puesto que tiene a cargo numerosos casos sensibles, como la lucha antiterrorista.

La elección de Meng a la presidencia de Interpol provocó temores entre los disidentes de que Pekín utilizaría la organización para perseguir a los opositores refugiados en el extranjero. Pero Interpol intentó calmar las preocupaciones recordando que el artículo 3 de su estatuto estipula que “está rigurosamente prohibida a la organización toda actividad o intervención en cuestiones o asuntos de carácter político, militar, religioso o racial”.