Rubén Pinar sufre cornada en Las Ventas

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MADRID.- El torero Rubén Pinar, herido en una corrida en Las Ventas, fue intervenido en la enfermería de una cornada de dos trayectorias, de 25 y 20 centímetros, en el muslo derecho, de pronóstico “muy grave”, según el parte médico oficial.

El parte recoge lo siguiente: “herida por asta de toro en tercio superior, cara interna del muslo derecho con dos trayectorias: Una de 25 cms hacia arriba que contusiona el isquion y otra hacia atrás de 20 que bordea el fémur y produce destrozos en músculos aductores y contusiona el paquete vasculonervioso”.

El pronóstico de la cornada es “muy grave”, motivo por el que el torero, que sufrió el percance durante la faena en el primer toro, fue trasladado en UVI móvil a un hospital de Madrid, donde quedará ingresado.

En la misma corrida, celebrada con motivo de la festividad de la Hispanidad, sufrió también una cornada el banderillero José Antonio Prestel, pero reviste mucha menos gravedad pues fue atendido únicamente de “contusiones en el primer dedo de la mano izquierdo y en el muslo derecho, de pronóstico reservado”.

El percance de Pinar sobrevino en los primeros compases de la faena de muleta al “parte plaza”, cuando el astado se le frenó en seco mientras trataba de torearlo por el derecho.

En ese momento el animal pegó un tornillazo, desequilibrándole en un primer momento e hincándole después del pitón de forma certera en la pierna derecha, levantándole y dejándole colgado durante unos dramáticos segundos.

La sangre no tardó en aparecer, cubriendo totalmente la taleguilla desde la mitad de la pierna hasta el pie, pero Pinar decidió aplicarse un torniquete y continuar en el ruedo hasta el final de la lidia, cuando pasó por su propio pie a la enfermería entre una calurosa ovación del personal.

El segundo percance tuvo lugar en el tercio de banderillas al segundo, primero del lote de Javier Cortés, un toro manso que persiguió al banderillero José Antonio Prestel alcanzándole de lleno mientras el de plata saltaba al callejón.

El toro saltó con él, hiriéndole casi en el aire y pegándose, además, un fuerte topetazo contra el burladero interior del callejón, pero nadie más salió herido de tan aparatoso trance.