Rescate de sobrevivientes del bombardeo a edificio en Zaporiyia, Ucrania. Foto policía ucrania vía Ap

Moscú. ¿Estamos dispuestos a negociar (con Ucrania)? Nunca nos hemos negado, pero queremos hacerlo con base no en quién sabe qué exigencias desfasadas, sino con base en aquellos documentos que habíamos acordado, y prácticamente rubricado, en Estambul (en marzo de 2022), afirmó este jueves el presidente de Rusia, Vladimir Putin, ante los asistentes al Foro Económico de Oriente, inaugurado en Vladivostok.

Y siguió: Ya lo he dicho muchas veces: prácticamente nos habíamos puesto de acuerdo con los representantes del gobierno de Kiev en cuanto a los parámetros de un eventual arreglo político. Incluso el jefe de la delegación ucrania (David Arajamia), que hasta ahora sigue siendo el coordinador de la bancada del partido gobernante en la Rada, su Parlamento, palomeó cada página de estos entendimientos. Ciertamente, quedaban pendientes unos flecos, pero en general el documento contaba con su visto bueno.

Pero, en palabras de Putin, llegó el señor (Boris) Johnson y le dio instrucciones a los ucranios de combatir hasta el último ucranio, lo que pasa hoy en día, para conseguir la derrota estratégica de Rusia. Si no hubieran hecho caso a sus amos extranjeros la guerra hubiera acabado hace mucho, apuntó.

Analistas se preguntan hasta qué punto lo dicho por el titular del Kremlin en Vladivostok es un cambio en la posición de Rusia respecto a eventuales negociaciones: hasta ahora, después de que el ejército ucranio cruzó la frontera el 6 de agosto anterior, Putin dijo que después de eso, nada se puede negociar con Ucrania, lo que a su vez sustituyó su propuesta previa –rechazada de inmediato por Kiev– de negociar únicamente si aceptaba cumplir una lista de exigencias, como retirar sus tropas de Donietsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, renunciar a su ingreso a la alianza noratlántica y desarmar a su ejército.

Karl Nehammer, canciller federal de Austria, ofreció su país como posible sede de negociaciones entre Rusia y Ucrania al escribir ayer en su cuenta en la red social X: Tomamos nota de la declaración del presidente de Rusia sobre su disposición a negociar un arreglo político con Ucrania. Toda negociación debe celebrarse sin condiciones previas y de manera presencial. Austria, sede de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, está lista para apoyar una paz justa y sólida, así como para ser sede de las negociaciones.

Acaso adelantándose al revuelo posible de su anuncio en Vladivostok, el mandatario ruso precisó que, para que pueda haber negociaciones, Ucrania tiene que pedirlo.

En tanto, Putin se mostró satisfecho de cómo el ejército ruso está expulsando paulatinamente a las tropas ucranias de la región de Kursk, donde desde hace más de un mes ocupan un área de mil 300 kilómetros cuadrados, pero para él lo más importante es que Kiev fracasó en su objetivo de distraer nuestras fuerzas al trasladar a las regiones fronterizas grandes y bien entrenadas unidades, con lo cual el enemigo “se debilitó en sectores clave del frente y nuestras tropas intensificaron su ofensiva en el Donbás (Donietsk y Lugansk), que es nuestra prioridad número uno.

El jefe del Ejecutivo ruso sostuvo que el Ministerio de Defensa le informa varias veces por día de los avances en Donietsk y Lugansk, donde el enemigo está teniendo colosales pérdidas en efectivos y armamento. Los militares, cabe anotarlo, en su parte de guerra, aseveraron ayer que Ucrania ya perdió 10 mil 100 soldados y 81 tanques en Kursk, cantidad que no pocos observadores dudan.

Todo indica que exagerar no es exclusivo del mando militar ruso. Ayer, el presidente de Ucrania, Volodymir Zelensky, señaló en una entrevista a NBC News (la división de noticias del canal de TV estadunidense), que Rusia trasladó 60 mil efectivos al frente de combate de Kursk, lo que también sorprendió a muchos expertos, pues hace poco el comandante en jefe del ejército ucranio, Oleksandr Syrskyi, aseguró que Rusia movió de otros frentes a cerca de 30 mil soldados.

Según Zelensky, la falta de misiles y proyectiles de largo alcance, así como la información de inteligencia de que Rusia tenía intención de invadir la región ucrania de Sumy, hizo que nos adelantáramos con la operación en Kursk, por cierto una operación que es todo un éxito.

A partir de ayer, Ucrania ya tiene gobierno renovado, al concluir los enroques, despidos, fusiones y otros movimientos impulsados por Zelensky y ratificados por su mayoría parlamentaria. Así, cabe destacar, que Denys Shmyhal repite como primer ministro; Andrí Sibiga deja la Oficina de la Presidencia de la que era subjefe y es el nuevo canciller en lugar de Dmytro Kuleba, que será reubicado en un nuevo cargo, probablemente al frente de una embajada; Iryna Vereschuk dejó de ser viceprimera ministra para hacerse cargo de directora adjunta de la Oficina de la Presidencia con las mismas funciones de la reintegración de los territorios temporalmente ocupados.

La otra vicepremier, Olga Stefanyshina, asume también la cartera de Justicia; Vitaly Koval se hará cargo de Agricultura; y dos subjefes de la Oficina de la Presidencia pasan a ministro de Cultura, Mykola Tochytskyi, y a titular de la cartera de Reconstrucción y Desarrollo de los Territorios, Oleksy Kuleba.