Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez. EL PAÍS / GETTY

Cuatro semanas separan a los mexicanos de las elecciones presidenciales. 28 días para que los candidatos entren con todas sus fuerzas a la recta final. Los tres aspirantes se han mostrado más fortalecidos que nunca después del segundo debate. Ninguno está dispuesto a dar un paso atrás, así lo han dejado claro esta semana, en la que han sobrado las presiones para que alguno —el tercero— ceda y se incline a favor de tal o cual. Convencidos —al menos en su versión pública— de que van a ganar, han empezado a especular con las posibilidades de revertir las encuestas, que de momento parecen más aplacadas que los ánimos de los nominados. Los partidos se preparan para echarle más gasolina a la carrera, que se prevé saturada de eventos y mítines hasta el 29 de mayo, el día que oficialmente cierra la campaña. En medio tendrá una última parada, el tercer debate, donde buscarán mostrar sus últimas cartas y esperar a que eso convenza a las urnas.

Las apuestas de cara a las últimas semanas han sido variadas. Xóchitl Gálvez ha optado por mostrarse más auténtica, “más Xóchitl”, como dirían los dirigentes de los partidos que representa. Confiada en que tuvo un gran desempeño en el segundo debate, comenzó a afirmar esta semana que ya iba puntera en las encuestas. “¡Ya empatamos!”, celebró. “¡Esto no lo frena nadie! ¡Vamos a ganar!”. Luego, una casa encuestadora la posicionó por encima de Claudia Sheinbaum y desató una bola de críticas y especulaciones sobre la legitimidad de esos datos. Gálvez no se echó para atrás. Pasó su semana claramente con más ánimo que lo que traía antes del cruce en los Estudios Churubusco. Bailó una canción de regional mexicano, degustó y repartió chiles frente a la cámara, y fiel a su estilo, se rio de sí misma en la gira por el norte del país.

Sheinbaum, en cambio, se dedicó a hacer lo que hizo gran parte de la campaña. Seguir los pasos del presidente Andrés Manuel López Obrador, criticar a sus detractores y defender sus políticas. Se metió en asuntos de la actualidad, como el supuesto crematorio clandestino en Ciudad de México, y hasta publicó un podcast con Rocío Nahle, la candidata de Morena a la gubernatura de Veracruz que se encuentra en estos días bajo fuego, por múltiples acusaciones de corrupción y enriquecimiento ilícito. En medio de una disputa sobre la cantidad de propiedades que tiene, mostró la cocina del modesto departamento donde vive. “Hola, les saludo desde mi hogar”, publicó en redes sociales. Este jueves, también en línea con el presidente, se dio tiempo a enviar un mensaje de advertencia al Poder Judicial, con quien el Gobierno lleva tiempo enemistado. “No puede lavarse las manos frente a la inseguridad”, dijo en conferencia de prensa.

Jorge Álvarez Máynez, el tercero en las encuestas, salió robustecido del segundo debate. Al menos así lo promocionó. Su desempeño empujó a la alianza del Partido Acción Nacional, el Partido Revolucionario Institucional y el Partido de la Revolución Democrática, a presionar para que abandonara la contienda y declinara en favor de la candidata de Fuerza y Corazón por México. Algo que el aspirante naranja rechazó rápidamente. “Que declinen [ellos] por mí”, respondió. Pero las presiones no acabaron allí. Le siguieron más políticos y empresarios que se colaron en la coalición opositora, como Claudio X. González. “Dejen de hacer el ridículo”, espetó el aspirante.

En medio de esa disputa, Álvarez Máynez se concentró en intensificar las visitas a jóvenes en las universidades, donde el partido cree que puede conseguir gran apoyo, y se sumergió en una disputa por la cobertura que hacen de su campaña. El Instituto Nacional Electoral obligó a la prensa a ser equitativa con lo que cuentan de los tres candidatos, algo que no gustó entre los empresarios del sector, que lo calificaron de “atentado a la libertad de expresión” en un comunicado. “No es Movimiento Ciudadano, es la Constitución. La Constitución habla de que hay principios que la democracia mexicana tiene que seguir y el principio de equidad en la contienda es un principio constitucional”, defendió el nominado.

Los tres candidatos han puesto su mira cada quién en una cosa distinta. Para las semanas que faltan, Sheinbaum buscará afianzarse en la punta de las preferencias, mientras más votos saquen, más bancas podrían conseguir en el Congreso y el Senado. Usará también su buena posición para empujar a candidatos en los Estados que más estén peleados. Intentará ganar con el impulso que le da López Obrador y a su vez beneficiar a otros con su impulso. Gálvez pondrá todo para dar vuelta los números, se enfocará en recorrer aquellos lugares “olvidados”, como le dice ella, por Morena. Pondrá el foco del debate en aquellos temas que le jueguen a su favor, como la inseguridad, que será uno de los puntos en el tercer debate, el 19 de mayo. Álvarez Máynez peleará el segundo lugar y con él, todos los votos que pueda rascar y que pueda traducir luego en Poder Legislativo. Como muchas veces Movimiento Ciudadano ha dicho, más entre pasillos que frente a los micrófonos, su mira está puesta en el 2030.