El suspenso se hizo esperar. Desde el primer minuto que empezó la ceremonia, en el Dolby Theater se podía oler como un perfume que sólo los ganadores conocen.

Es ese aroma dulce con gusto al champagne de un brindis que dura un año entero, con un brindis glorioso que sólo el Mejor director puede disfrutar, como en una Copa del Mundo, sin penales.

Y aunque Barbie le había ganado en las recaudaciones, el Oscar cayó como la gran bomba atómica que él ya había diseñado desde una cámara de cine. Sus películas habían recibido un total de 49 nominaciones, incluyendo las 13 de este año y otras nueve sólo para él, pero nunca antes había ganado. Ni con el sueño de El origen, las estrellas de Interestelar o los superpoderes de El caballero de la noche.

Esta vez, tenía en frente a Martin Scorsese con Los asesinos de la luna, Yorgos Lanthimos con Pobres criaturas, Jonathan Glazer con Zona de interés y Justine Triet por Anatomía de una caída. Pero este año los premios más importantes del cine como Mejor director y Mejor película finalmente se los llevó él, Christopher Nolan por Oppenheimer.

La última vez que nos vimos, tras ganar aquel Premio de los Críticos le pregunté si estaba preparado para el Oscar y me dijo ‘No lo quemes’. Así que aprovecho ahora para repetir la pregunta

(Riendo) Ahora sí, sí, gracias por no quemarlo.

¿Y qué significa ahora el hecho de tener en sus manos dos Oscar en sus manos como Mejor director y Mejor película?

Pura emoción, en especial por haber sido reconocido en la categoría Mejor dirección por mis propios compañeros de la Academia, fue algo especial cuando me entregaron el del Sindicato de Directores y ganar ahora Mejor película es un buen testamento para tanta gente querida involucrada. No puedo esconder semejante agradecimiento.

¿Al momento de filmar Oppenheimer pensó en el Oscar? ¿Por dónde pasa la pasión del Mejor director?

La razón por la que amamos hacer cine, el deseo de unir imágenes, tiene que ver con la pasión de verlo. Y lo bueno es que en una pantalla se puede mostrar lo que sea. En el caso de IMAX es todavía mejor para filmar rostros.

Supongo que con cada nueva película buscamos cierto estilo que encuentre la intimidad de una historia, tratando de quebrar la barrera entre la pantalla y el público, para intentar entrar en su espacio personal, cuestionando también lo que puedan llegar a pensar. Amo dirigir cine, explorando ese mundo en formas diferentes.

¿Y el hecho de estrenar Oppenheimer al mismo tiempo que Barbie, imaginó que podía llegar a superar los mil millones de dólares que recaudaron?

Cuando filmo cualquier producción, lo hago desde un punto de vista práctico y antes de ir a un estudio de cine, ya tengo un guion y una idea que trato de plantear dentro de una caja, explicando la forma que pueda funcionar. Y en este caso, dijimos que podíamos hacerla al menos por la mitad del costo que la iba a poder hacer cualquier otro.

Del otro lado también tenían que venderla, porque sabíamos que estábamos haciendo algo grande y potencialmente controversial, pero también interesante para explorar un tema serio.

¿En algún momento pensó que Barbie podía llegar a robarle las recaudaciones?

Todos tenemos siempre nuestros miedos de lo que pueda llegar a pasar como también sabemos que podemos tocar el cielo cuando todo sale increíblemente bien, si a todos les gusta nuestra película.

Supongo que tendríamos que retroceder a JFK a la hora de las comparaciones. Yo la había visto cuando era mucho más joven y me había encantado el ritmo de edición. Nosotros también hicimos algo muy diferente, con muchos más detalles históricos que JFK, pero con la misma intención de buscar un diálogo. Siempre traté de ser optimista, esperando conseguir algo mejor.

Los Oscar al Mejor director y Mejor película tienen que ver con los detalles históricos que mostraron en la construcción de la bomba atómica, ¿Cómo fue exactamente esa parte de averiguar con exactitud los pasos de la preparación de la bomba atómica?

En un principio, en realidad habían construido mucho más de lo que yo había pedido y cuando me fijé en los detalles de la investigación eran absolutamente exactos. Tuvimos cuatro horas para procesar dos líneas del guion, con la llegada de la bomba, donde la filmamos, como si fuera un documental, pero después pudimos jugar en la sala de edición, con todo el montaje.

Es algo que solo el cine puede lograr. Hasta el colchón que aparece debajo, por las dudas, también está en la filmación. Es increíble el diseño que necesitamos para resolver el milagro científico y la ingeniería tecnológica en medio de un desierto. Ni siquiera sé si los físicos sabían si dos colchones hubieran ayudado en algo (risas).

¿Si no supiéramos nada de historia, Oppenheimer suena bastante a una película de Batman donde un villano trata de construir una bomba que destruye al mundo?

En medio de la investigación es cierto que se siente como si uno de los expertos realmente pensara en una nueva forma de ver al mundo. Algo así da miedo. En cierta forma, es una especie de superpoder cuando se da cuenta cómo usar la bomba atómica, pero en realidad estaban buscando una forma de ver que todo puede ser energía positiva para poder transformar todo, por completo, desde el punto de vista científico.

Es difícil analizar el estilo de cine de Nolan, más allá de señalar lo difíciles que son sus historias. No suele elegir un relato para nada común. Ni siquiera en las tres versiones de El caballero de la noche, si quitáramos a Batman de la historia, seguirían siendo buen cine.

Es como si Nolan soñara constantemente de la misma forma que Leonardo DiCaprio soñó su propia historia en El origen. Y sin saber que es ficción con realidad, Oppenheimer no es ninguna excepción, mostrando el histórico momento en que Estados Unidos creó la bomba atómica y polemizando al mismo tiempo si ese mismo creador fue un héroe o un espía.

Por ahí pasa el buen cine que tan bien lo caracteriza: no plantea soluciones fáciles. Todo lo contrario, genera dudas. Las conclusiones, nos las deja a nuestra imaginación. Y Cillian Murphy es uno de los actores que más veces tuvo que ver con esa misma imaginación, como ahora, en el primer rol protagónico, como el gran Oscar de Oppenheimer.

¿Hablamos del Oscar de Cillian Murphy como Mejor Actor? Es la sexta vez que trabajan juntos, ¿cómo se conocieron realmente?

A Cillian Murphy lo conocí por una foto que vi en el periódico San Francisco Chronicle, en la época que estaba buscando actores para Batman. Tomamos diferentes pruebas con cinco y Cillian era uno de ellos. Nos encontramos en un restaurante y enseguida, él empezó a actuar como si fuera Bruce Wayne, llamando la atención del resto del equipo de filmación, como yo nunca había visto antes.

Y es por eso que cada vez que pude, trabajé con él, porque es de los actores que se pierde en el momento, sin pensar en nada más de lo que se supone que tiene que hacer.

Las otras cinco veces, el protagonista siempre fue otro actor, ¿Cómo fue que eligió a Cillian Murphy como intérprete de Robert Oppenheimer, cuando al lado tiene otros grandes como Robert Downey Jr. y Matt Damon en roles secundarios?

Yo lo llamé, le mandé el guion, sin indicarle ningún personaje. Y le dije que lo necesitaba en este barco, sólo como un experimento de lo que había escrito. Y fue como pedirle que se tirara al agua a nadar en agua fría, como algo que sólo un gran amigo puede hacer. Me ayudó bastante. El creó los momentos más maravillosos. Al final del rodaje, Robert Downey Jr., la última noche, me llamó a un costado y me dijo “¿Te das cuenta de lo que está haciendo por ti?”.

Para ser sincero, yo no me di cuenta hasta que empecé a unir las piezas del rompecabezas y vi todo lo que había hecho. Fue mucho más de lo que había esperado. Fueron el mejor resultado de 20 años trabajando juntos.

También recibió una tercera nominación como Mejor guion adaptado que ganó Anatomía de una caída, pero es muy difícil creer que hubiera ganado el Oscar, sin esa buena adaptación del libreto, ¿Cómo fue ese principio de Oppenheimer?

Para mí, la buena estructura tiene que ver siempre con algún punto de vista. Y como escritor, el guion es el primer paso del director,
porque pienso la mejor forma de conseguir un buen punto de vista.

Y me pareció que la mejor forma de contar la historia era meternos en la mente de Oppenheimer, colocando las cámaras muy cerca de él, mirando por encima del hombro para filmar otras tomas donde lo viéramos desde otro punto de vista, objetivo, del otro lado de la sala, desde el punto de vista de la gente.

Es por eso que en las escenas en blanco y negro, la cámara está más cerca de Robert Downey Jr. (interprete de Lewis Strauss, exsecretario de comercio de Estados Unidos y filántropo), como si fuera el espejo de esa misma idea, para construir el otro punto de vista. Esa fue la estructura que desarrollé.

¿Pero piensa como director, imaginando cada escena que va a realizar, al momento de escribir o adaptar el guion?

Como escritor y como director, lo más importante es empezar siempre desde la primera página, trabajando paso a paso hasta la 25, pensando en lo que puede llegar a experimentar el público, como experiencia, pero eso también requiere reescribir, sabiendo que al filmar todo iba a ser una locura, porque tampoco es posible filmar en forma cronológica.

Tuve que ver Oppenheimer dos veces para entenderla, porque, incluso, recién en la segunda vista entendí mejor el principio que tanto tiene que ver con el final. ¿El trabajo como director en la sala de edición es como un juego de rompecabezas? ¿Cuánto cambió la versión final del guion original?

Sólo teníamos 57 días para filmar con una única cámara IMAX. Estábamos todos juntos en la misma trinchera, en medio de una batalla con el estudio de cine, sabiendo muy bien lo que íbamos a hacer, pero lo más importante siempre es el guion, porque son los huesos, el gran esqueleto donde todo tiene que ser lo más específico posible, para que ese mismo esqueleto o la fundación sea lo más sólida posible.

¿Y más allá del cine, hacia dónde cree que va el mundo? ¿Cuál es el peor peligro que nos espera, más allá de la bomba atómica?

El debate hoy pasa por la inteligencia artificial, porque estrenamos justo en la época que había salido Chat GPT. Y hay quienes se refieren a la IA como un momento determinante como Oppenheimer, donde también se trata de encontrar cierta guía o claridad sobre los peligros en este mundo de una nueva tecnología, con consecuencias impensadas, aunque yo no creo que sea para tanto.

¿No cree en el peligro que pueda presentar la inteligencia artificial utilizada con malas intenciones, reemplazando, por ejemplo, imágenes digitales en vez de verdaderos actores de cine?

Los creadores seguramente están ganando mucho dinero, pero en cuanto al peligro, yo creo que la IA no ayuda tanto. Es solo una sábana más como otro estilo de tecnología. Pero en nuestra industria también hay peligrosas máquinas muy hambrientas y los Sindicatos están enfrentando esa batalla.

Los escritores fueron los primeros en conseguir un buen acuerdo, porque eran los más preocupados. Y los actores ni siquiera querían firmar un contrato sin imponer límites, con mucha razón. Y por suerte podemos volver a trabajar. Eso es lo bueno. Ahora viene la segunda fase, pero hasta que no sepamos lo que se puede hacer con esta tecnología tampoco es fácil legislarla. Ese es el próximo desafío.

¿Las dudas que genera la inteligencia artificial no serían el perfecto estilo de cine de Christopher Nolan?

Si te fijas en una película como El origen (Inception), se plantea que el infinito no es un simple concepto, porque según los matemáticos y los físicos hay diferentes tipos de infinitos. Dentro de cada uno, hay otras escalas. Son dudas que los humanos pueden navegar sin el menor esfuerzo, mientras que una máquina jamás podría lograrlo.

Todavía no escucho a nadie que trabaje con la inteligencia artificial y pueda asegurar que no puede dejar nada de lado. ¿Cómo le enseñas a la inteligencia artificial a distinguir entre la izquierda y la derecha de una llamada? Para nosotros es algo simple, pero para la IA no.

Claro que plantea cierto peligro y supongo que la gente tiene razón en hacer ruido al pedir regulaciones y ciertos límites. Pero yo también soy muy optimista en que las máquinas que aprenden con IA nos van a ayudar en muchas formas y creo que la creatividad humana, nuestra ingenuidad, es algo que sólo nosotros podemos entender.

Nolan estuvo celebrando con su esposa y elenco en la cena oficial de la gala, pero también tuvieron una noche en familia con los hijos, según confirmó en la sala de prensa, tras ser cuestionado por una excompañera de escuela.