Claudia: lapsus y abrazo.

Julio Hernández López | Astillero

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Tres momentos: el lapsus de Sheinbaum a la hora de plantear continuidad de la corrupción o la transformación (lo que dio pie a que sus opositores se regocijaran acomodándole la frase Que siga la corrupción), la firma de Gálvez con sangre para homenajear involuntariamente a López Obrador y la 4T al comprometerse a mantener e incrementar las ayudas sociales (lo que llevó a sus adversarios a lanzar la etiqueta de #XóchitlNarcoSatánica, en igualmente desproporcionado e injustificado contrataque a la de #NarcoPresidenteAMLO, que ya va en su duodécima versión, y #NarcoCandidataClaudia, que va en la décima) y el breve pero multívoco encuentro físico de Claudia Sheinbaum y Clara Brugada en el templete de la Plaza de la Constitución (lo que generó urgidas ediciones sugerentes de desencuentros políticos, luego revisadas al contar con el video completo, que terminó con las candidatas en alzamiento de manos).

Dos proyectos: Sin desmesura, Claudia Sheinbaum desgranó en el desbordado Zócalo capitalino 100 compromisos de gobierno que confirman la continuidad y, en algunos casos, la profundización de las políticas obradoristas (habrá de verse si esas propuestas progresivas contarán con presupuesto adecuado), todo en un marco político de respeto y elogio al Presidente en vías de salir; Xóchitl Gálvez recurrió al efectismo propio de un segundo lugar distante, al teñirse de una combinación bélica evocante de Felipe Calderón y del salvadoreño Nayib Bukele, con cárceles atemorizantes y advertencias desgañitadas de mano dura; teñido rojizo que completó a la hora de prometer que no desaparecerá las ayudas sociales obradoristas: penumbras y veladoras en Fresnillo y pactos de sangre en Irapuato.

Cabe precisar que, al estilo de López Obrador, Sheinbaum hizo preguntas a los asis-tentes para confirmar el apoyo o rechazo a determinadas posturas o propuestas. Fue la primera ocasión en que la ex jefa de gobierno concurrió como figura central a ese sitio emblemático y, en general, la plaza respondió bien en cuanto a ánimo y numerosidad.

Gálvez, por su parte, cometió cuando menos dos errores notables: el más trascendente al reconocer positivamente una de las políticas centrales del obradorismo, sostenida por el tabasqueño cuando fue jefe de Gobierno de la Ciudad de México y ahora desde Palacio Nacional. Más que hipocresía, es una incongruencia rotunda que la candidata de la derecha encomie ahora, y se compro-meta a respetar y acrecentar las ayudas sociales que el panismo y el conservadurismo en general han rechazado por considerar que implican clientelismo electoral y que contravienen las tesis de que la persona debe valerse por sí misma, o hundirse, sin que el Estado deba distraer recursos para ayudarla. El otro error, además de lo grotesco del recurso, consistió en apelar a un “

Un competidor tan rezagado, Movimiento Ciudadano, está en el desahucio demoscópico, pues las principales encuestadoras reportan muy baja intención de voto para su candidato presidencial, cuyo mayor colorido son los tenis naranja. Nada relevante a reportar en sus primeros actos de campaña.

En la Ciudad de México, por cierto, también parte en desventaja el aspirante del partido naranja, Salomón Chertorivski, pues la batalla real está centrada en Clara Brugada y Santiago Taboada, postulados por Morena, la primera, y por Acción Nacional, el segundo; en ambos casos con sus aliados electorales.

Astillas

En Guerrero continúa la violencia política: ayer fue asesinado Alfredo González Díaz, militante del Partido del Trabajo que aspiraba a ser candidato a la presidencia de Atoyac de Álvarez. En Televisa se difundió un video que muestra a Consuelo Sáizar, quien fue directora de Conaculta durante la administración de Felipe Calderón y ahora integrante del equipo de campaña de Xóchitl Gálvez, siendo golpeada al caer una bandera nacional sobre ella ( nmas.me/n6WE50QKeyn)… ¡Hasta mañana!

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