María Fernanda Sánchez Castañeda, en una imagen difundida en sus redes sociales. Beatriz Guillén

La familia y los amigos de María Fernanda Sánchez, junto con decenas de voluntarios vestidos de blanco, se reunieron este sábado en Berlín para pedir el regreso de la estudiante de 24 años. Unas horas más tarde, la policía alemana anunciaba que había encontrado un cuerpo en un canal de la capital. La familia confirmó más tarde que se correspondía con la joven mexicana. En un escueto comunicado, la dependencia de Berlín señaló sobre el deceso de la joven: “De acuerdo con las conclusiones actuales, no hay evidencia de culpabilidad de terceros”. Sin embargo, todavía no se han aclarado las circunstancias de la muerte. El hallazgo pone fin a dos semanas de una búsqueda intensa, en la que han participado 500 personas y se han peinado más de 3.000 kilómetros, pero todavía deja preguntas sin resolver.

La desaparición de Maffy, como la llamaban sus amigos, conmocionó a la comunidad de mexicanos en Europa. Hacía apenas cinco meses que Sánchez había llegado a Berlín, después de graduarse en la carrera de Comunicación por el Tecnológico de Monterrey. Después de vivir en Querétaro, en el centro de México, la joven iba a estudiar un máster especializado en diseño de nuevos medios de comunicación en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Europa. Amante del yoga y la música, sus amigos la han recordado todos estos días como una joven muy alegre y positiva, con muchos planes. Sus padres habían apuntado que tenía preparado un próximo viaje a España.

De lo que se ha podido reconstruir hasta el momento, el pasado sábado 22 de julio, Sánchez iba a ir a la gran fiesta LGTB+ de Berlín, el Christopher Street Day. Sin embargo, la joven decidió finalmente no acudir para trabajar en un proyecto de la universidad. Poco antes del mediodía, la estudiante salió de su habitación en la residencia de estudiantes, situada en el distrito Treptow-Köpenick, a las afueras de la capital, sin que nadie se percatara de su partida y dejó su teléfono celular sobre la cama.

Al día siguiente, su familia ya se alarmó de su ausencia. Solían tener todos los domingos una llamada con Maffy y ella no contestaba. Javier Sánchez, padre de la queretana, contó en una entrevista que la joven vivía en una planta baja, cuyo balcón da a la calle, y la puerta estaba abierta. Además, gente de su entorno cercano señaló a EL PAÍS que su habitación de la calle Büchnerweg estaba revuelta cuando llegaron las autoridades.

El lunes Javier Sánchez y su esposa Carolina Castañeda volaron hacia Berlín. En esos primeros días, los amigos de Maffy se organizaron para crear una cuenta de Instagram (Find Maffy Berlin), que acumula ya más de 24.000 seguidores, y brigadas de búsqueda para localizarla. Las fotos de una sonriente María Fernanda Sánchez se viralizaron y las fichas de búsqueda con la información básica se tradujeron a casi 20 idiomas: medía 153 centímetros, tenía el cabello largo de color café, llevaba tatuajes en los brazos, usaba camiseta amarilla y pantalón de lunares el día que desapareció.

Hacía apenas dos días que la Interpol había lanzado una ficha de búsqueda. Además de las 125 brigadas de voluntarios, que habían llenado Berlín de los carteles de búsqueda, la policía alemana había utilizado perros de rastreo y buzos para canales, ríos y lagos. Uno de los canales que las autoridades afirmaban haber rastreado es el de Teltow, en el distrito de Adlershof, donde este sábado a las cuatro de la tarde —hora alemana— un transeúnte ha encontrado el cuerpo de Sánchez cerca de un puente.

Desde el inicio de la búsqueda, la policía de Berlín apuntó hacia un posible móvil: “Hay indicios de que la joven de 24 años se encuentra bajo los efectos de una situación psicológica excepcional”. Sin embargo, su familia todavía se preguntaba qué habían querido señalar las autoridades europeas con ese mensaje. “Lo que nos comentaba es que extrañaba mucho su casa”, afirmaba el pasado jueves su padre Javier Sánchez a este periódico. Este sábado, la dependencia ha inclinado la investigación a la falta de violencia de otras personas en la muerte de Maffy, pero sin dar explicaciones que permitan ocurrir qué sucedió. Todavía falta también por conocer los resultados de la autopsia.

El pasado 14 de julio, María Fernanda Sánchez preguntó en un grupo de Facebook llamado Latinas en Alemania si alguna conocía a algún psicólogo que hablara español, porque ella estaba pasando por un “momento difícil”. El caso de Maffy ha puesto en valor un tema pendiente para las autoridades mexicanas en Europa: la atención a la salud mental. La adaptación a los distintos códigos culturales, la discriminación, la falta de redes y la falta de seguridad en muchos casos pueden hacer mella en los jóvenes que tratan de iniciar una nueva vida fuera de México.

La embajada en Alemania ha recordado estos días que cuenta con una ventanilla gratuita de acceso a la salud mental. “Lo normal es de vez en cuando abrumarse y sentirse mal. Lo responsable es pedir tiempo fuera y atenderse con especialistas. Lo antes, mejor. Por uno y por nuestros seres queridos. Estamos a una llamada: +49170 975 7763″, escribió el embajador Francisco Quiroga. En ese mismo sentido, la Secretaría de Exteriores de México ha desarrollado herramientas como EscuchaMex, una plataforma de apoyo psicológico gratuito para ciudadanos mexicanos que residen en Francia y Mónaco.

“Reírse hasta que te duela, escuchar la lluvia caer, tener un sueño lindo, recibir un abrazo”, dice Maffy en un video compartido por sus amigos, justo antes de ponerse a cantar: “Realmente es tan poco lo que preciso, a lo material nunca tuve afición, no se extrañe usted cuando le explico que lo mío es otro tipo de ambición, pero no me crea, voy a demostrarle con la siguiente ejemplificación: solo preciso dos palitos para marcar la clave, alguien que me inspire y un chorrito de voz”.