Zelenski este viernes en Kiev durante un encuentro con medios españoles, entre ellos EL PAÍS. LUIS DE VEGA

Ucrania y toda Europa afrontan nuevos desafíos en el contexto de inestabilidad que vive Rusia. Entre ellos destaca el desplazamiento de los mercenarios de Wagner a Bielorrusia y el plan que, según Kiev, ha desplegado Moscú para dar el visto bueno a explosiones cerca de la central nuclear de Zaporiyia. Así lo ha explicado el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, este viernes en Kiev en un encuentro celebrado con un grupo de medios españoles, entre ellos EL PAÍS, en la víspera de la visita que realiza este sábado el presidente español, Pedro Sánchez, que inaugura en Ucrania el semestre en el que España asume la presidencia rotatoria de la UE. Zelenski reconoce que, junto a su entorno más próximo, se ha “acostumbrado” a vivir bajo amenaza, pero deja claro que el “mayor peligro” lo corren los hombres que están en las trincheras y alude por primera vez a los riesgos que afronta Putin, especialmente tras el fracasado motín que vivió el pasado sábado. “A mí solo me quiere matar Rusia; a Putin lo quiere matar todo el mundo”, zanja.

El mandatario ha llegado a hablar de una posible III Guerra Mundial si Rusia vence. “Si Ucrania no resiste y Rusia avanza hacia Polonia o los países bálticos, eso significaría la III Guerra Mundial, vaticina. Colocar a Kiev bajo la OTAN es la mejor forma, entiende, de hacer ver a Putin que “no hay miedo a ningún agresor”. La mejor forma de evitar ese escenario y de hacer ver a Putin que “no hay miedo a ningún agresor” es, en su opinión, admitir a Ucrania en la OTAN. “Nos gustaría recibir la invitación [para la OTAN] en [la cumbre de] Vilnius”, reconoce el presidente de Ucrania, en referencia a la capital lituana, donde la alianza celebrará su próxima reunión los días 11 y 12 de julio. “La OTAN es la mayor garantía de seguridad” ante el conflicto abierto con la invasión rusa de Ucrania. “No admitimos otra alternativa”, reclama Zelenski en cuanto a una integración en esa alianza.

El mandatario ucranio calcula que su ejército ha dejado fuera de combate a unos 100.000 de los paramilitares rusos de Wagner (21.000 muertos y 80.000 heridos), unas bajas “colosales” y un mazazo a la moral de los invasores. Uno de los secretos mejor guardados por las autoridades de Ucrania es el número de bajas entre sus tropas, que Zelenski se niega a hacer público.

Las autoridades de Kiev llevan varios días insistiendo en que Rusia tiene listo un plan para atacar con explosivos la mayor central nuclear de Europa, ubicada en la sureña región de Zaporiyia y ocupada desde marzo de 2022 por los rusos. Zelenski ha insistido en que “planean explotarla para generar un escape [radiactivo]” y recuerda que ya el año pasado advirtieron del riesgo de que el ejército del Kremlin destruyera la presa de Nova Kajovka, algo que ocurrió el 6 de junio. Las primeras investigaciones apuntan a que Rusia la dinamitó. El mandatario ucranio calcula que en la planta hay unos 5.000 militares invasores fuertemente armados y que, con ese ataque y los daños en unas instalaciones tan sensibles, Moscú busca evitar el avance de ejército local. “Su plan es borrarnos de la faz de la Tierra”, concluye.

“No podemos mandar a nuestros soldados a una muerte segura”, afirma para explicar que durante la contraofensiva se enfrentan a campos minados por el enemigo y califica de “politiqueo” las posibles dudas que pueda haber entre sus socios de la OTAN, a los que culpa de mandar artillería “tarde”. “Nuestra gente es nuestro tesoro”, por eso “somos muy cautelosos”, añade. El mandatario asegura que prefiere tardar cuatro o cinco meses, y ahorrarse bajas, que tratar de ganar terreno en dos meses con miles de muertos.

“Algunos socios se ríen de mí, pero yo sé con detalle lo que tiene cada país”, destaca Zelenski, que ha vuelto a pedir a los aliados artillería, así como sistemas antiaéreos y aviones “modernos” para vencer el dominio ruso en el cielo, pues “tienen en cantidad suficiente”. Incluso, reconoce que algunas veces ha criticado a sus socios y la respuesta ha sido la ralentización de los envíos de ayuda. Con más armamento, añade, podrían salvar a los civiles y el 95% de las infraestructuras críticas sobre las que ataca Rusia, como las eléctricas, los puertos o los ferrocarriles. “Soy muy claro, no puedo decirles: ‘Dádmelo todo”, pero “sé lo que les pido”, agrega sin dejar de agradecer todo lo que Ucrania ya ha recibido.

La crisis desatada en territorio ruso entre el líder de esa empresa de paramilitares y el presidente Vladímir Putin ha abierto un nuevo abanico de tensión en la zona con la acogida de Yevgueni Prigozhin, jefe de Wagner, en Bielorrusia tras la mediación del presidente Aleksandr Lukaskenko, entiende Zelenski. “Puede que preparen ataques desde allí” o que organicen “grupos de sabotaje” que pongan en riesgo no solo a Ucrania, sino también a Polonia o Lituania, territorio OTAN, incide. Habla de “guerra híbrida” aunque, en todo caso, no cree que se trate de un peligro inminente. Pese a todo, el mandatario afirma que ya ha ordenado a sus mandos que presten especial atención a esa frontera, ya que es el punto más cerca desde el que se puede llegar a Kiev. De hecho, ya lo aprovecharon los rusos en la madrugada del 24 de febrero del año pasado, cuando se desató la gran invasión.

Rusia es un país dividido entre los “muchos” que apoyan al señor de la guerra, en referencia Prigozhin, y “esa gran parte” que sigue apoyando a Putin, según el presidente de Ucrania, que cree que esto traerá consecuencias beneficiosas para sus hombres en el campo de batalla. “Tenemos que aprovechar todo esto para expulsar al enemigo”, dice.

Los mercenarios han sido enviados como “carne de cañón” sin ninguna posibilidad de volver a sus posiciones “porque se les mataba” y “por eso se decía que estos criminales eran tan potentes”. El ejército “más motivado es el que desea sobrevivir, que son nuestros hombres”. Ese hachazo de 100.000 bajas en filas enemigas forma parte ya de la contraofensiva, señala el presidente.

El presidente de Ucrania conoce al detalle las bajas en su ejército, afirma, pero no ha querido hacerlas públicas al ser preguntado al respecto. Considera “adecuados” los soldados que tiene en la reserva, aunque remarca que no es fácil reemplazar a alguien que tiene experiencia en la guerra.

El presidente, aunque no se pronuncia sobre sus preferencias entre Joe Biden o la posibilidad del regreso de Donald Trump ante los comicios de 2024 en EE UU, sabe que algunos republicanos estadounidenses ofrecen lo que él considera “señales peligrosas”. Reconoce que no todo son acuerdos con Biden, al que le separa el posible uso que le vayan a dar a algunas armas ante la posibilidad de atacar Rusia o la entrega de los preciados aviones de combate F-16. Estos no llegarán antes del año que viene. Tampoco ha querido ser explícito ante un posible cambio de presidencia en España tras las elecciones del 23 de julio. Su objetivo es poder mantener el nivel de colaboración actual. “Queremos vivir como ustedes, pero para ello tenemos que sobrevivir”.