Los antropólogos están intrigados por lo que fue la vida de la Señora SAS, una mujer que falleció entre los años 800 y 850 después de Cristo y cuya osamenta fue hallada la primavera pasada en Palenque, al sur de México. Les intriga, entre otras cosas, porque los estudios realizados muestran que esta mujer cuenta con características diferentes a las de los habitantes de esa región, por lo que creen que pudo ser una extranjera en el antiguo reino maya. La mujer, además, fue enterrada en un área cercana al núcleo urbano de Palenque o Lakamha’, como era conocida por los pobladores, lo que genera preguntas de qué hacía en la zona o qué papel desempeñaba.

El esqueleto fue hallado en mayo pasado durante los trabajos de protección de zonas arqueológicas que se realizan en el marco de la construcción del controvertido Tren Maya, uno de los proyectos insignia del presidente Andrés Manuel López Obrador. En el lugar donde los restos de la mujer fueron encontrados, los antropólogos también hallaron una ofrenda, que consiste en dos vasijas completas y una fragmentada, cerámicas de la época que a los expertos les ha permitido establecer la fecha de fallecimiento de la Señora SAS. Tras el hallazgo, los antropólogos iniciaron los estudios correspondientes, que han permitido establecer cómo vivió, lo que comía, fisonomía y hasta las enfermedades que padeció.

“Las observaciones del equipo ratifican las hipótesis iniciales de los arqueólogos en campo, respecto a que se trata de un individuo femenino que falleció entre los 45 y los 50 años de edad. Entre los rasgos sexuales definitorios no solo está la pelvis, más ancha que una masculina, para facilitar el desarrollo del embarazo, sino otros dimorfismos manifiestos, por ejemplo, en la glabela, una región del cráneo que es más lisa en las mujeres que en los hombres”, han explicado en un comunicado los integrantes del equipo que estudia los restos de la mujer. Se trata del osteoarqueólogo Luis Núñez Enríquez y las antropólogas físicas Miriam Camacho Martínez y Lucía López Mejía, adscritos al Proyecto Arqueológico Palenque (PAP), dirigido por la Secretaría de Cultura, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

La osamenta de la Señora SAS.
INAH

Para determinar que la Señora SAS había llegado de viaje de fuera del reino, los expertos han analizado su cráneo que, explican, presenta “una deformación intencional de tipo tabular erecta, que lo expandió en anchura y altura, principalmente”. Ese hallazgo contrasta con la forma de los cráneos de los habitantes de la zona, explica Núñez Enríquez, quien afirma que en el antiguo Palenque “la preferencia cultural era por los modelados cefálicos tabulares oblicuos, que alargaban el cráneo hacia atrás, mientras que, según se ha observado, el tabular erecto lo usaban los individuos ajenos al patrón local”.

De ese hallazgo han saltado las interrogantes de qué hacía esta mujer de mediana edad en los territorios de los mayas, qué posición social tenía o qué relaciones mantenía y por qué fue enterrada en un área cercana al núcleo urbano del sitio. “Los entierros humanos de Palenque suelen ubicarse dentro de los templos o en las áreas de habitación, y el espacio donde hallamos este esqueleto —un taller de lítica, según ha informado el INAH— no es ni lo uno ni lo otro. Una posibilidad es que esté asociado con esta actividad, y que quienes laboraban en el taller hayan decidido sepultarla allí mismo”, ha explicado Núñez Enríquez.

Una extranjera de bajo estatus económico
¿Era la Señora SAS el equivalente a una migrante trabajadora de nuestra época? Los expertos han determinado que la mujer no pudo haber tenido un estatus económico alto o haber formado parte de la élite de su tiempo. Los resultados de los estudios muestran que el cráneo contaba con una serie de incrustaciones de piedra verde en cuatro de sus dientes frontales y en un canino y, además, los investigadores hallaron una cuenta tubular de piedra verde que también formó parte de su ajuar. Núñez Enríquez explica que tomando en cuenta estas incrustaciones y el limado de algunos de los dientes de la mujer, es poco probable que tuviera una relación de estatus económico-social alto en la época.

“En Palenque se han excavado contextos populares en los que hay esqueletos que también tienen limados, incrustaciones y modificaciones dentarias. En contraste, restos óseos de la élite, como el del propio Pakal, no las tienen, es decir, quizá no eran representativas del estatus. La etnografía nos muestra a muchas sociedades que, hasta la fecha, como ocurre en África o Sudamérica, practican limados dentales y deformación cefálica, reflejando códigos entre personas que comparten un lenguaje simbólico: que son de una misma etnia o practican un mismo oficio”, dice el experto.

Detalle de las piezas dentales en la osamenta de la Señora SAS.
INAH

Los estudios también han arrojado que la Señora SAS sufrió de caries dentales y sarro, debido a una dieta basada en el consumo de carbohidratos, principalmente maíz, y proteína animal. También encontraron huellas de escorbuto en el cráneo, quizá, dicen los expertos, debido a la falta de vitamina C durante sus primeros años de vida. Los investigadores, sin embargo, han determinado que la mujer murió de causas naturales, entre los 45 y los 50 años, lo que está acorde con el límite de la esperanza de vida en la época prehispánica. El hallazgo de sus ha fascinado a los científicos, que hurgan en el pasado de Palenque para comprender mejor cómo vivían sus pobladores y cómo eran sus relaciones y costumbres. Y, en este caso, el trato a los extranjeros.