Alejandro "Alito" Moreno, dirigente nacional del PRI, en una conferencia en la que llamó al PAN y PRD para continuar con la alianza Va x México, el 27 de septiembre. MOISÉS PABLO NAVA

El presidente del PRI lanzó un pulso dentro de su propio partido y de momento lo va ganando. Alejandro Alito Moreno sale fortalecido tras la aprobación este martes en el Senado de la reforma que extiende la presencia del Ejército en tareas de seguridad pública, una de las prioridades del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador. La iniciativa fue orquestada por el propio Moreno en la Cámara de Diputados, pero hasta hace apenas unos días permanecía bloqueada por la negativa, precisamente, de los senadores de su propio partido. La vieja guardia priista, representada en los escaños del Senado, ha considerado desde el principio que detrás del acercamiento de Alito a Morena había, más allá del cálculo político, una estrategia de supervivencia personal.

El PRI y su presidente viven tiempos difíciles. Con menos poder que nunca, la apuesta de un acercamiento del histórico partido mexicano a la formación de López Obrador va tomando cada vez más cuerpo. Por otro lado, su presidente tiene varios frentes abiertos. Además de sufrir los embates de los pesos pesados del partido, que directamente han intentado derrocarlo en varias ocasiones, encara un pedido de desafuero para ser procesado en una causa por enriquecimiento ilícito.

La jugada le ha salido bien a Alito de momento. Tras una primera prueba fallida hace dos semanas donde los senadores priistas mantuvieron la disciplina de voto marcada por su jefe de bancada, Miguel Osorio Chong, uno de hombres fuertes del Gobierno de Enrique Peña Nieto, en la segunda tanda acabaron cediendo. Nueve de los 13 senadores priistas votaron a favor. El acercamiento a Morena escenificado con la iniciativa despertó desde el inicio las suspicacias sobre qué recibía a cambio el líder del PRI. Desde dentro de su mismo partido se especuló si estaba encima de la mesa el bloqueo del pedido de desafuero o incluso la paralización de la investigación judicial en su contra.

La aprobación de la iniciativa, sin embargo, deja dos grandes derrotados. La alianza opositora, que mantenía el PRI con el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), es el primero. Los líderes de la oposición ya habían dejado en suspenso el acuerdo con el tricolor por la cercanía de su presidente con el partido oficialista. El dirigente del PRD, Jesús Zambrano, le reclamó esta semana a Alito que no cumpliera los compromisos que había asumido como líder opositor y advirtió que irían por un pacto con “el otro PRI”. De momento, no hay una ruptura formal pero el panorama de la alianza de cara a las elecciones presidenciales de 2024 se plantea cada vez más lejano.

“El otro PRI”
Ese otro PRI que menciona Zambrano es justamente el segundo derrotado. La vieja guardia del partido, representado este martes por Miguel Ángel Osorio Chong, Beatriz Paredes y Claudia Ruiz Massieu, los únicos senadores priistas que votaron en contra de la reforma, sufrió un cimbronazo con la victoria indirecta de Alito. Los históricos referentes del partido llevan meses poniendo en duda el futuro de Moreno al frente del partido. La incierta posición de dirigente nacional se debe a los malos resultados en las últimas dos elecciones y a una catarata de audios que ha hecho públicos la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, que dejan mal parado al presidente del PRI, además de haberle abierto una causa judicial que luego acabó en la Fiscalía General de la República.

Sobre los meses escandalosos que lleva Moreno, Ruiz Massieu dijo a principios de septiembre que estaban viendo cómo comportarse “ante el desgaste del partido y de su presidente”. Mientras que Osorio Chong pidió en varias ocasiones la renuncia del dirigente nacional. Los senadores han intentado rebajar el impacto de la derrota de este martes poniendo paños fríos a una crisis partidaria que alarma a antiguos y actuales miembros del PRI.

A la salida de la sesión y ante la pregunta de si el Senado le había hecho un favor a Alito al aprobar la reforma, Osorio Chong destacó que la propuesta que presentó el grupo de Moreno había tenido que pasar por un proceso de modificaciones para ser aprobado. “La transformación de la misma habla de que ya no es la reforma de Alito”, dijo. Mientras que Beatriz Paredes subrayó la libertad que tenía cada miembro de la bancada del PRI para ejercer su voto y Ruiz Massieu señaló los senadores de su bancada que votaron a favor lo hicieron en gran medida por la negociación de la distribución de recursos a los Estados.

“El PRI sigue igual de dividido que lo que estábamos antes de esto. El liderazgo que tenemos hoy no es un liderazgo que pueda unir al PRI, más bien lo divide, ni que pueda fortalecerlo, más bien lo debilita”, ha dicho este miércoles Ruiz Massieu en entrevista con Adela Micha. La senadora ha insistido en que los temas personales de Alito “han afectado negativamente una ya de por sí ya mermada imagen que tiene la ciudadanía” del partido. “Pero sobre todo no es un liderazgo que pueda llevarnos a ser más competitivos en las elecciones ni a mantener una alianza con otros partidos que han dicho que con él no tienen confianza para seguir caminando”.

Las próximas semanas, que se prevé que traigan el debate al Congreso de la reforma electoral, otra de las grandes apuestas de López Obrador, podrán delinear mejor el alcance del nuevo pacto entre Morena y una parte del PRI. Un enorme desafío que tendrá que enfrentar una formación fracturada y una alianza opositora al borde de la ruptura.