Miembros de las Brigadas de la Paz de Muqtada Al Sadr enarbolan retratos de su líder, este martes en Bagdad. Foto: AJMAD AL-RUBAYE

Los violentos enfrentamientos entre milicias afines al poderoso clérigo chií Muqtada al Sadr y grupos rivales en Bagdad del lunes han llevado a Irán a cerrar sus fronteras con Irak este martes y aconsejar a sus ciudadanos que eviten viajar al país vecino, según fuentes oficiales citadas por Reuters. Este nuevo estallido de violencia ha causado ya al menos 35 muertos y 250 heridos, después de que los partidarios de Al Sadr asaltaran el Palacio Presidencial tras el anuncio del clérigo de su retirada de la vida política. Los disturbios y el anuncio de las autoridades iraníes llegan cuando faltan dos semanas para la que se considera la mayor peregrinación religiosa del mundo: el Arbaín (cuarenta en árabe), que se celebra cada año en la ciudad iraquí de Kerbala y que congrega a millones de chiíes.

De esos millones de fieles, muchos son iraníes. La peregrinación de Arbaín debe su nombre a que se celebra el cuadragésimo y último día del luto después de la Ashura, la festividad más importante del calendario chií, que conmemora el martirio en Kerbala del tercer imán chií, Huseín Ibn Ali. Este año, el Arbaín se celebra el 16 y el 17 de septiembre.

“La frontera con Irak ha sido cerrada. Por motivos de seguridad, es necesario que los iraníes se abstengan de viajar a Irak hasta nuevo aviso”, afirmó el viceministro del Interior iraní, Majid Mirahmadi. La televisión estatal informó a su vez de que su país ha suspendido todos los vuelos con destino a territorio iraquí. “Estamos tratando de organizar un vuelo de emergencia para traer de vuelta a los iraníes de Irak y Bagdad, que se encuentran actualmente en el aeropuerto. Esperamos evacuarlos hoy mismo”, declaró un alto cargo del organismo iraní de aviación.

Muqtada al Sadr pidió este martes a sus seguidores que se retiren de la Zona Verde —el área fortificada de la capital iraquí que alberga los principales edificios gubernamentales, como el Palacio Presidencial y el del Gobierno, así como las embajadas extranjeras— y les dio un plazo de una hora para ello. También pidió perdón a la población. Poco después, las fuerzas de seguridad iraquíes anunciaron el levantamiento del toque de queda impuesto la víspera a partir de las siete de la tarde. Bagdad había amanecido en medio de enfrentamientos intermitentes, especialmente en la Zona Verde. A pesar del toque de queda nacional, las escaramuzas habían continuado durante la noche en la capital y en otras regiones. Una fuente de la Comandancia de Operaciones de Bagdad elevó, en declaraciones a Efe, la cifra de muertos en las revueltas a 35, mientras que los heridos son ya 250.

Las Fuerzas de Seguridad iraquíes han confirmado que las milicias implicadas en los enfrentamientos han utilizado incluso armas de guerra, como los cuatro misiles que impactaron por la mañana en un complejo de viviendas de la Zona Verde, precisó en un comunicado la Célula de Información de Seguridad del Gobierno iraquí. Ese organismo informó de que los proyectiles habían sido lanzados desde las áreas de Al Habibiya, en Ciudad Sadr, una zona densamente poblada y de mayoría chií en el este de Bagdad, y de la barriada de Al Baladiyat.

Una grave crisis política
Desde las elecciones anticipadas de octubre pasado, Irak está sumido en una grave parálisis política que se remite a los enfrentamientos por el reparto del poder entre bloques de la mayoría chií que ha gobernado el país árabe desde la invasión estadounidense de 2003. Sairún (Caminantes), la formación dirigida por Al Sadr, consiguió hacerse en las urnas con el mayor número de escaños: 73 de los 329, lo que no fue suficiente para formar Gobierno sin sus principales rivales chiíes, la mayoría alineados con Irán.

Las divergencias entre los seguidores de Al Sadr (Nayaf, 49 años) y sus rivales proiraníes del Marco de Coordinación cristalizaron en su incapacidad de ponerse de acuerdo para elegir a un nuevo presidente y primer ministro. Según el reparto de los cargos pactado tras el derrocamiento de Sadam Huseín, el puesto de primer ministro lo ocupa un miembro de la mayoría chií; la presidencia, un kurdo; y la presidencia del Parlamento, un suní. En junio, los diputados sadristas dimitieron en bloque por orden de su líder. El 27 de julio sus partidarios salieron a las calles y asaltaron el Parlamento, en protesta por la propuesta de primer ministro de sus rivales. Desde entonces, han permanecido acampados ante su sede.