Tres mujeres tratan de reconocer a sus familiares entre los cadáveres de civiles en la localidad de Bucha, al noroeste de Kiev, el pasado viernes. Foto: VALENTYN OGIRENKO (REUTERS)

La retirada de las tropas rusas de los alrededores de Kiev para concentrar su ofensiva en el sur y este de Ucrania no solo ha dejado imágenes de civiles muertos y edificios bombardeados, sino también un aumento de las denuncias de violencia sexual contra las mujeres. La Defensora del Pueblo ucrania, Liudmila Denisova; el alcalde de la localidad ucrania de Bucha, Anatolii Fedoruk; la agencia de la ONU dedicada a las mujeres y ONG como La Strada o Human Rights Watch se han hecho crecientemente eco de casos comprobados o denuncias de agresión sexual por parte de militares rusos.

El alcalde de Bucha ha confirmado este martes que las fuerzas rusas abusaron sexualmente de 25 niñas y adolescentes, de entre 11 y 14 años, durante el mes que las tuvieron encerradas en un sótano en la localidad, convertida en icono del horror por las imágenes de civiles muertos tras el repliegue ruso. Nueve de ellas quedaron embarazadas, según el relato de Denisova al diario The New York Times que Fedoruk ha confirmado. El alcalde no ha querido profundizar en el tema por respeto a la intimidad de las menores agredidas. “Tengo detalles, pero no puedo compartirlos”, ha declarado en un acto ante la prensa en Kiev. Además, ha desvelado que, en un caso aparte, un guarda fue violado y posteriormente asesinado, también en Bucha.

“Cada vez estamos escuchando más [denuncias] de violaciones y violencia sexual. Estas acusaciones deben ser investigadas independientemente para garantizar justicia y rendición de cuentas”, indicó el lunes Sima Bahous, directora ejecutiva de ONU Mujeres, la agencia dedicada a la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, en una intervención ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas

Bahous señaló ante este organismo que la combinación de desplazamientos masivos de población (un 90% de los refugiados son mujeres y niños), la “gran presencia de soldados y mercenarios” y la “brutalidad que han mostrado contra civiles ucranios” han “hecho sonar todas las alarmas”. La presencia de mercenarios y la falta de cohesión entre los combatientes del mismo bando ―dos elementos aparentemente presentes en el caso ruso― suele incrementar el número de violaciones en tiempo de conflicto.

Katerina Cherepakha, presidenta de la rama ucrania de La Strada, ONG que trabaja en los ámbitos de la violencia sexual y la trata de seres humanos, pidió que las denuncias sean tomadas en serio. “Es solo la punta del iceberg. Sabemos y vemos ―y queremos que oigáis nuestras voces― que los invasores rusos en Ucrania están usando ahora la violencia y la violación como arma de guerra en Ucrania”, señaló en una participación por videoconferencia ante el Consejo.