Periódicos de este lunes muestran los resultados electorales de los comicios del domingo, en Santiago de Chile. ERNESTO BENAVIDES (AFP)

Chile se ha corrido este fin de semana a la derecha y no solo en la presidencial, donde la primera mayoría la obtuvo el candidato de la derecha extrema. El líder del Partido Radical, José Antonio Kast, ganó con el 27,91% su paso a la segunda vuelta del 19 de diciembre contra Gabriel Boric, la carta del Frente Amplio y del Partido Comunista que alcanzó el 25,83%. La derecha recupera fuerza en el Parlamento, donde tendrá a partir de marzo de 2022 la mitad del Senado, en que la centroizquierda actualmente representa la mayoría. En la Cámara de Diputados, con 155 miembros que se renovaron este domingo, las fuerzas quedan bastante empatadas, donde la relativa ventaja del progresismo se estrecha en un hemiciclo fuertemente atomizado, donde el futuro presidente no tendrá mayoría, cualquiera sea el resultado del balotaje.

Entre los diputados, se observa un nivel de fragmentación que hace difícilmente operativa cualquier ventaja. Mientras la centroizquierda que alguna vez representó a la extinguida Concertación (que gobernó Chile entre 1990 y 2010) retrocedió a 37 escaños, la izquierda del Frente Amplio y el Partido Comunista avanzó y obtuvo una cantidad similar, empatando fuerzas en esta Cámara. Juntos alcanzan 74 diputados, aunque se trata de bloques diferentes y con distintas miradas. La derecha obtiene 68, con lo que prácticamente mantiene su actual porcentaje. Es la suma entre el oficialismo de la alianza Chile Podemos Más de Sebastián Piñera —que baja a 53 escaños— y el Frente Social Cristiano de Kast, que debuta oficialmente en la Cámara baja con 15 asientos (por sobre colectividades históricas de la política chilena, como el opositor Partido Socialista, que solo consiguió 13). La influencia de la derecha conservadora, por lo tanto, irrumpe entre los diputados y en su propio sector político.

“A partir de marzo de 2022 veremos a una derecha con un bloque sólido en el Parlamento, porque se trata de un sector pragmático que, si tiene que unirse, lo hará sin complejos”, asegura el analista político René Jofré. “En cambio la oposición actual está dividida en dos bloques enfrentados”, asegura en relación a la centroizquierda de la extinguida Concertación y la izquierda de los comunistas con el Frente Amplio, de Boric. Para Jofré, “parece posible que la derecha llegue a acuerdos antes que la actual oposición” y “lo realmente llamativo está en que Chile, un país donde el Gobierno de derecha de Sebastián Piñera está en el suelo, las fuerzas de la derecha aumentan en el Congreso, donde sus adversarios políticos retroceden”.

“En la Cámara de Diputados, las izquierdas están muy fragmentadas”, opina Daniel Mansuy, investigador del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES). “Los partidos más grandes son el Partido Socialista con 13 escaños y el Partido Comunista con 12, pero de allí vienen muchos partidos con seis, ocho o nueve diputados. Eso es difícil de ordenar y articular de cara a construir mayorías estables. Es difícil pensar, por ejemplo, que esa configuración pudiera darle un apoyo estable al programa de Boric”, analiza Mansuy con una mirada puesta en la elección presidencial.

Con siete independientes que no pertenecen a ninguno de los grandes bloques, debutan seis diputados del Partido de la Gente, del candidato anti-políticos, el populista Franco Parisi, que sorprendió con un 13% de la votación en la presidencial, sin siquiera haber pisado Chile para sufragar este domingo. El comportamiento de su bancada todavía resulta una incógnita y podría transformarse en una pequeña pero influyente fuerza que incline la balanza legislativa en el período 2022-2026.

En el Senado, que desde marzo estará compuesto por 50 miembros de acuerdo a la última reforma, nunca desde el retorno a la democracia se había visto un empate entre la derecha y la izquierda por la vía de las elecciones. Si la derecha fue mayoría circunstancial en la década de los noventa fue por la figura de los senadores designados, que contemplaba la Constitución, la que no existe en la actualidad. En paralelo, hubo al menos tres sorpresas en la Cámara Alta. El regreso del Partido Comunista, donde no tenían representantes desde el Gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende en los setenta, que obtuvo dos escaños. La entrada de un senador del Partido Republicano de Kast, que debuta en este espacio legislativo. Y la elección de una de las víctimas de mayor simbolismo de las revueltas sociales de 2019, Fabiola Campillai, la mujer que quedó ciega por la represión policial de hace dos años y que postuló como independiente, pero con un discurso fuerte de izquierda.

“Lo del empate en el Senado es muy llamativo: mal que mal, queríamos salir del sistema electoral binominal [que fue reemplazado], porque producía mucho empate”, opina Mansuy. “Sea quien sea elegido presidente el 19 de diciembre, tendrá que negociar y transar mucho en el Congreso. Nadie puede llevarse la pelota para la casa, y eso es muy costoso para el mundo de Boric, que siempre ha jugado con cierto maximalismo”, opina el analista del IES sobre la tendencia del bloque de izquierda a resistirse a las negociaciones.