CIUDAD DE MÉXICO.- El actor y director que alguna vez personificó la palabra macho a través de sus descarnadas películas de acción de- muestra que también es capaz de hacerlo a través de las emociones. Eastwood, de 91 años, apuesta por contar su propia historia con la metáfora de una ex estrella del rodeo y criador de caballos que viaja a México para traer de vuelta a un joven. En este viaje a la frontera, Eastwood se autoanaliza como un personaje que no se mueve a la misma velocidad de la juventud, pero sigue teniendo la misma bravuconería. Posee dos premios Oscar a Mejor dirección.

Estrena película cuando estamos saliendo de una pandemia, ¿Cuándo se rodó este filme?
Estuve en Nuevo México durante nueve se- manas trabajando en este proyecto durante la pandemia y cuando volví a casa, pensé, tengo suerte de estar aquí.

El amor a la vida es la razón de este filme

No lo sé. Si hay algo que aprecio en mi carrera es encontrar distintos puntos de vista sobre un mismo tema. Ver las cosas de una forma diferente nos permite crecer, y uno, tenga los años que tenga, siempre está aprendiendo. Yo no soy el mismo de hace 20 años, ya no pienso igual que antes, pero no renuncio al trabajo que he hecho hasta ahora.

¿Qué le mantiene trabajando?

Un poco la inercia. Esto es lo que sé hacer y lo que quiero seguir haciendo. Creo que soy un tipo con suerte porque me dejan hacer proyectos que me interesan.

¿Encaja el machismo en este filme?

Es una idea. Creo que estaba sobrevalorado en el pasado y ahora tal vez era el momento. Esta es una historia de mirar hacia atrás, pero sin intelectualizar mi trabajo. La verdad, creo que tenía ganas de volver al western.

¿Por qué abandonó este género?

No lo hice. Digamos que, hasta ahora, no me pareció el momento adecuado de vol- ver al western. Este guión siempre estuvo en mi mesa, desde que leí la novela hace más de treinta años. Soy amante del género desde la infancia, no tengo nada en contra, simplemente tenía otros proyectos que me interesaban más.

¿Rodar Cry Macho en pandemia es una declaración de intenciones?
No me voy a retirar, no. Me gusta lo que hago y no quiero retirarme. Si lo dejo, lo haré sin despedirme. Llevo más de 50 años dirigiendo, cada mañana me levanto pensando en mi próximo proyecto y eso me da vida. Poder seguir trabajando después del año vivido es tener mucha suerte.

Este filme habla de un viaje: la infancia y la vejez en un coche. ¿Se está volviendo nostálgico?
Sé la imagen que tengo y me divierte jugar con ella en mis películas. Si has interpretado un cierto número de filmes con el mismo tipo de personajes, acabas creando un arque- tipo para el público. Luego puede que encajes o no en esa imagen, pero a mí me encanta jugar con ella

¿Le costó rodar su papel?

El físico es importante, pero también las emociones. Creo que es importante mostrar respeto por lo vivido, una cualidad por la que voy sintiendo más admiración con la edad.

¿Queda algo del icónico Harry El sucio?

Soy la misma persona. Cuando empecé, sentía una enorme ambición y eso se ha ido apaciguando en mi interior.

Ha sido capaz de dirigir e interpretar acompañado de un joven actor ¿Fue difícil conseguir el equilibrio de rodar con las limitaciones de una pandemia?

Por supuesto, pero son muchos años de experiencia. Trato de organizarme porque siempre sé lo que quiero conseguir en cada toma. Analizo cada posibilidad, el tiempo que necesito estar delante de la cámara, detrás, hablando con el equipo, con los actores. Sin duda este filme ha sido exigente porque estaba haciendo dos trabajos, pero me sentí motivado para hacerlo. Es un privilegio poder trabajar únicamente en las películas que yo dirijo. Es cuestión de madurez, aunque uno nunca deja de madurar.

EDUARDO MINETT, A LA SOMBRA DEL MITO
ASÍ ES EL JOVEN ACTOR MEXICANO QUE COMPARTE PANTALLA CON CLINT EASTWOOD

Es una de las grandes promesas del cine mexicano, actúa, canta, baila y ya ha realizado su primera gran película en Hollywood junto a Clint Eastwood. Gentleman platicó con él. Co protagonista en Cry Macho la más reciente película de la leyenda del cine, Eastwood. Empezó con cinco años de forma profesional y después ya comenzó a aparecer en cortos y series televisivas.

“Desde muy joven estuve en el ambiente del cine, televisión y teatro, con Billy Elliot, El musical. He tenido una buena formación”. Tuvo que hacer compatible la escuela con su carrera artística y ha encontrado comprensión en los profesores, sin querer dejar los estudios. Le gusta leer, el fútbol, el rock, y tiene, también, una carrera musical pendiente. Eduardo habla con pasión del teatro, “es una buena es- cuela, todo es en vivo, se aprende mucho, cada función es diferente, sientes la energía del público que te hace vibrar, pero me gusta todo, cine y televisión”.

Nos relata su experiencia con Eastwood, ”es el sueño de cualquier actor, primero la puerta de Hollywood, tuve la oportunidad de estar con él dos meses desde las siete de la mañana a las siete de la tarde, todas mis escenas son con él , tuve la oportunidad de ver cómo es com como actor, director y como productor, son pasos que yo quiero seguir”, señala y añade, “a pesar de sus 91 años está lleno de energía montando a caballo, manejando, dirigiendo, sabe perfecto lo que quiere con la cámara, me gustaría dirigir y producir y Clint, me enseñó muchísimo”.

Habla también del lado humano de la leyenda, “es una persona muy imponente, sientes su carisma, cuando estás en el set cuando llega la gente, se mueve distinto cuando llega él, le llaman The Boss y realmente es el jefe, conmigo fue muy amable, me hizo sentir como en casa, me arropó mucho. Me decía: “Eduardo, ¿cómo estás?, lo que necesites háznoslo saber”, me dio mucha libertad en el rodaje para explorar mi personaje desde el inicio. También me dijo: “este es tu personaje, vívelo, créalo, disfrútalo”. En un casting de más de 300 actores Eduardo se quedó con el papel, se llenó de emoción“cuando me lo dijeron no me lo podía creer y mi cabeza exploto”.

Con catorce años tuvo que enfrentarse a todo un desafío, “era un reto, un país nuevo, integrarme en el equipo de Clint, con un idioma que no es el mío y el personaje. Con mi couch todos los días tuve que construir una personalidad distinta a la mía ocho horas al día y luego te lo tienes que quitar. Y despedirte del equipo, que es como tu familia”. Y concluye , “pero es la vida de actor”.