Interior de la mezquita en la que ha tenido lugar el atentado este viernes. ABDULLAH SAHIL (AP)

La provincia de Kunduz, en Afganistán, fue este viernes escenario de un atentado cometido por un terrorista suicida con al menos medio centenar de muertos en una mezquita chií durante la celebración de la oración del viernes, día festivo y en el que más fieles suelen acudir al rezo. Se trata del golpe más duro que recibe el recién nacido Emirato Islámico de Afganistán desde que, con las tropas estadounidenses en plena evacuación, un kamikaze se inmoló el 26 de agosto en uno de los accesos del aeropuerto matando al menos a 170 personas.

El ataque fue confirmado por el portavoz del gobierno del Emirato, Zabihullah Mujahid, en su cuenta de Twitter. Fuentes hospitalarias confirmaron a la agencia France Presse que al menos 50 personas han perdido la vida y otras 140 resultaron heridas. Matiullah Rohani, responsable regional talibán al frente de Información y Cultura informó, también a AFP, de que se trató de un ataque llevado a cabo por un terrorista suicida. Fuentes de la misión de Naciones Unidas en Afganistán estimaron el número de muertos y heridos a más de 100.

De inmediato empezaron a circular por las redes sociales imágenes del interior de la mezquita en las que se aprecia un número considerable de cadáveres, algunos mutilados, mientras en el exterior se producían escenas de pánico. Hasta el momento no ha habido reivindicación de los hechos, aunque llevan el sello, por acciones llevadas a cabo anteriormente, del grupo terrorista Estado Islámico, enemigo de los chiíes y, al mismo tiempo, de los talibanes pese a que estos son suníes.

Hasta el hospital de Médicos Sin Fronteras (MSF) de Kunduz llegaron 20 muertos y 90 heridos, confirmaron fuentes de esta organización a EL PAÍS. MSF trabajaba “sin descanso” en los quirófanos y en la sala de emergencias para atender a los heridos. Otras víctimas fueron trasladadas al hospital regional próximo, señaló la misma fuente.

“Esta tarde se produjo una explosión en una mezquita de nuestros compatriotas chiíes” y algunos “resultaron mártires [muertos] y heridos”, publicó Zabihullah Mujahid. Los talibanes, según el portavoz y viceministro de Información y Cultura, están investigando lo ocurrido.

“Vi al menos 40 cadáveres”, dijo a France Presse un comerciante local, Zalmai Alokzai, que se dirigió inmediatamente al hospital para donar sangre para las víctimas. “Las ambulancias iban y venían para transportar los cadáveres”, explicó. “Cuando escuché la explosión llamé a mi hermano pero no respondió”, señaló Aminullah. “Fui a la mezquita y lo vi herido y desmayado. Rápidamente le llevamos al hospital de MSF”, agregó. “Era aterrador. Algunos vecinos murieron o están heridos. Un vecino de 16 años falleció, solo pudimos encontrar la mitad de su cuerpo”, dijo una profesora que vive cerca de la mezquita.

La chií es una minoría perseguida en un país mayoritariamente suní como es Afganistán. La minoría hazara, que representa aproximadamente el 10% de la población del país, profesa esa rama del islam y es constante objetivo de ataques por parte tanto de los talibanes como de Estado Islámico.

El último atentado con bomba tuvo lugar el pasado domingo en la capital. El objetivo, también una mezquita, fue precisamente el funeral en el que en esos momentos se recordaba a la madre de Zabihullah Mujahid, recientemente fallecida.

En las últimas semanas el brazo regional del Estado Islámico, que ya se hizo responsable del ataque en el aeropuerto y que cuenta con células activas dentro de Afganistán, ha reivindicado distintos ataques con explosivos contra patrullas de talibanes, especialmente en la provincia de Nangarhar, en el este del país.