La celebración de Alejandro Glaría al correr por toda la cancha tras el gol. Fotos: Mexsport

CIUDAD DE MÉXICO.- Sonríe Alejandro Glaría con la pregunta. Después de 22 años sabe perfectamente la parte en la que le pegó la pelota, porque fue más bien eso, él llegó a la cita apurado y la velocidad de la jugada apenas le dio tiempo a reaccionar.

-¿Con qué parte del cuerpo fue?

-La verdad es que la pelota pega entre mis piernas. El centro de Marco Garcés hace un bote rápido ya que había caído rocío en la cancha y esperé a que se pasaran los centrales por eso pude acomodar el cuerpo, pero fue con la entrepierna.

Aquel gol final del torneo Invierno 1999 fue el detonante de dos historias que bifurcaron los caminos del Pachuca y Cruz Azul. Los Tuzos lograron sus primer campeonato y tras, éste llegaron cinco más aunados al de la Copa Sudamericana.

Cruz Azul, en cambio, cosechó una retahíla de nueve finales perdidas de toda índole.

Alejandro Glaría, desde Buenos Aires, reconoce a Excélsior que ese gol fue el principio de la maldición para los cementeros.

Con ese gol perdieron todo, dicen que fue el gol de la maldición, ojalá esta vez que enfrentan al Pachuca continúen con ella. Tras mi gol perdieron todas las finales”.

Glaría llegó a México para el Pachuca en 1998 procedente de Banfield. Era un delantero tozudo que ponía la fuerza por delante y devoraba cada centímetro del campo, hambriento del gol.

Pero el Pachuca no ganaba y apenas podía competir, era un equipo humilde en ciernes de un proyecto que, gracias a esa final de 1999, pudo explotar.

Llegué a Pachuca en un momento duro. El torneo anterior nos salvamos a dos fechas del final y en ese campeonato ganado al Cruz Azul entramos desde el repechaje”.

En esos tiempos, entrenaban en unos campos rentados o en el vetusto estadio Revolución sin algún tipo de comodidad. A partir del título, el Pachuca se transformó en un equipo modelo. Hoy tiene cuatro canchas, una universidad, el museo del futbol y el salón de la fama.

Ese gol cambió todo. Pero llegar a él no fue sencillo. Glaría mordió ajo cuando Javier Aguirre dio la alineación y no lo incluía de inicio, a pesar de que había hecho un par de anotaciones en el partido de ida.

Me lo quería comer, pero no era el momento de causar un problema. En aquel año estaba una ley de sólo ocupar cuatro extranjeros en canchas de Ciudad de México, así que sabía que me metería tarde o temprano y tendría al menos una oportunidad de anotar”.

Y fue así, Glaría entró al campo por Gabriel Caballero al minuto 20 del segundo tiempo, al mismo instante, Marco Garcés, centrocampista, ingresó por Gerardo Mascareño, ambos se confabularon para la jugada del gol.

Me tocó a mí, pero es que esperé la pelota , sabía que tenía que estar ahí, me sorprendió cuando me pega en la entrepierna, pero había que meterla como fuera”.

Quedará para la posteridad entonces la imagen de Alejandro Glaría corriendo por el campo como si persiguiera a unos ladrones, extasiado por su gol de oro para celebrarlo con el portero Nacho González y con un vendolete en la ceja izquierda.

Fue en Toluca, en los cuartos de final, un asistente del preparador físico, durante el calentamiento, sin querer me da un cabezazo y me sangró la ceja. Incluso durante el himno mexicano me están curando la herida porque no paraba de chorrear”.

Y en esa noche estrellada para el Pachuca en el Estadio Azul, que significó la primera cruzazuleada de la historia, no festejaron con champaña, no llevaban, brindaron con agua, era el primero de la historia, apenas empezarían a saber cómo se festejaban.

LOS TUZOS SE HICIERON PROTAGONISTAS
Este equipo no llevaba champaña para celebrar, brindaron en el vestidor con agua y llegaron a las dos de la mañana al estadio Revolución donde los esperaban cientos de aficionados para aplaudirles. Dirigidos por Javier Aguirre, que saltaría a la Selección Mexicana y luego a Europa, estuvo conformado por jugadores de bajo costo y poca fama. En la foto, Andrés Fassi, quien, junto a Jesús Martínez, confeccionó el proyecto que hoy es triunfador.

“FUE EL DÍA MÁS TRISTE”
En pos de la novena estrella, Cruz Azul tendrá que sortear al Pachuca, equipo que les ganó a los cementeros la final del Invierno 99. Julio César Pinheiro, exjugador celeste que formó parte del plantel que cayó ante los Tuzos, aseguró que ese cotejo fue uno de los momentos más doloroso de su carrera.

Fue muy triste, llegamos en un buen momento, el equipo jugaba muy bien, tuvimos para ganar la ida con tranquilidad, pero terminamos empatados y, en la vuelta… es la sensación más fea que un futbolista puede sentir: en tiempo extra, con gol de oro, ya no puedes hacer nada, y te quedas pensando qué fue lo que pasó, ese día fue uno de los más tristes”.

Pinheiro llegó a La Máquina en 1999 procedente del Celaya. En aquel plantel, Julio compartió vestidor con el actual entrenador, Juan Reynoso, de quien aseguró siempre aprendió algo.

Me tocaba estar siempre cerca de Juan en las concentraciones, comíamos juntos, hablábamos de futbol, se notaba que él quería seguir por el camino de entrenador; estudiaba a los equipos que enfrentábamos, yo tuve la oportunidad de aprender mucho de él, un excelente jugador y capitán del equipo, y es un ser humano increíble”.

GABRIEL SALIÓ Y ENTRÓ EL HUESO
Gabriel Caballero, exjugador del Pachuca, recordó la temporada del Invierno 99, en la que el equipo llegó a la final en la que se impuso a Cruz Azul con un gol de oro de Alejandro Glaría. “Es similar a lo que está pasando ahora, también entramos desde el repechaje, superamos varias fases y llegamos enfilados hasta la final, pensando en ser campeones, pero antes sólo nos enfocamos en disfrutar el proceso”, dijo.

El argentino naturalizado mexicano destacó las ganas de triunfar con las que contaban los Tuzos, que así obtuvieron el primer campeonato en su historia. “Fue nuestra primera liguilla, la primera después del último ascenso del equipo; nosotros no éramos los favoritos, pero teníamos un conjunto con mucha hambre, con ilusiones comenzar a forjar la historia”.

Caballero dijo que ese instante en el que Glaría anotó es uno de los que más ha disfrutado. “Nos fuimos al alargue, salí en el segundo tiempo para que entrara el Hueso (Glaría), en ese tiempo sólo se podía jugar con cuatro extranjeros, entonces él y Marco Garcés, quien también había entrado de cambio, hicieron la jugada. Cuando llegó el gol, no había más, no había vuelta atrás, salimos corriendo y festejando”.

BIENVENIDA LA PRESIÓN
Adrián Aldrete, lateral de Cruz Azul, dijo que les agrada ser el principal candidato al título del Guardianes 2021, lo que sería para el club su novena estrella y la primera desde el Invierno 1997.

Quisiéramos tener todos los torneos esta presión, solamente los que llegan a estas instancias la tienen”, señaló el defensa. “Hemos hecho las cosas bien, creo que hemos sido claros en los objetivos que se han marcado paso a paso; no estamos pensando en la final, sería una falta de respeto para nosotros mismos y para el contrincante (Pachuca)”.

En el torneo pasado, La Máquina también llegó a semifinales; ganó la ida 4-0 ante Pumas y la vuelta cayó por el mismo marcador y quedó eliminado, pero ese recuerdo, a decir de Aldrete, ya no pesa en La Noria. “Nadie puede garantizar un resultado, no sé ni lo que pueda pasar en la próxima hora, sólo creo que el equipo está muy bien, está disfrutando de lo que tenemos y lo que hacemos, estamos llevando ese ánimo partido a partido”.

Respecto al Pachuca, señaló que “en los partidos de liguilla lo anímico es fundamental, ellos vencieron al América y debemos de darle su importancia, primero enfocarnos en nosotros”.

-Edgar Berrios