Investigadores de la Universidad de Stanford revelaron que la multitarea genera lapsos de atención en los adultos jóvenes.FRANZISKA & TOM WERNER / GETTY IMAGES

Kevin Paul Madore, posdoctorado de la Facultad de Psicología de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, lleva diez años tratando de entender qué pasa en el cerebro de los seres humanos momentos antes de que se produzca un recuerdo. Resolver esa pregunta fue el origen de un estudio publicado este miércoles en la revista Nature que revela cómo y por qué realizar dos o más actividades de medios digitales al mismo tiempo empeora la atención de los individuos y genera fallas en la memoria.

Los hallazgos del estudio, liderado por Madore, Anthony Wagner y Anna M. Khazenzon, sugieren, por ejemplo, que los adultos jóvenes que ven televisión durante un tiempo prolongado mientras envían mensajes de texto, revisan redes sociales o buscan información en Internet presentan un aumento en los lapsos de atención que impide recordar con claridad los contenidos emitidos en estas actividades. Madore afirma que la nueva investigación ayuda a desentrañar las razones detrás del olvido humano y es clave para comprender por qué algunas personas recuerdan mejor que otras.

El trabajo muestra que la multitarea de medios genera los lapsus de atención que se producen justo en el momento anterior al recuerdo e impacta negativamente en las señales conductuales y neuronales de la memoria. Los investigadores comprobaron también que los cambios en la capacidad de atención sostenida pueden explicar las diferencias en la capacidad de memoria entre distintos individuos. Si dos personas ven una película juntas, pero una de ellas se concentra más, recordará mejor los diálogos, los personajes y la trama frente a otra que miró Instagram o envió un correo electrónico durante la proyección.

Los investigadores de Stanford revelaron con experimentos en humanos qué pasa en el cerebro cuando se realizan dos actividades de medios digitales a la vez. Madore y su equipo presentaron brevemente imágenes de objetos en una pantalla de computador a un grupo de 80 adultos jóvenes, de 18 a 26 años. Después de diez minutos, se les presentó una segunda ronda de imágenes y los participantes tuvieron que identificar si eran más grandes o más pequeñas, más agradables o desagradables, o si habían visto la imagen antes o no en comparación con la serie anterior. Con esta prueba evaluaron la capacidad de la memoria midiendo los cambios en la actividad de las ondas cerebrales y en el aumento o reducción del diámetro de la pupila.

Para conocer el nivel de atención sostenida y la capacidad de concentración, los jóvenes respondieron cuestionarios que midieron cuánto tiempo a la semana gastaban en multitareas en los medios, si tenían o no síntomas del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), cuál era su grado de impulsividad y cuáles sus tendencias de distracción mental. Madore afirma que “los resultados de las métricas biológicas del comportamiento de la memoria (ondas cerebrales y pupila dilatada) coincidieron con las métricas de conducta de las encuestas de atención sostenida”.

Ignacio Morgado, catedrático de psicobiología del Instituto de Neurociencia de la Universidad Autónoma de Barcelona, explica que la atención es un proceso que funciona linealmente en el cerebro, no en paralelo. “Aunque nos parezca que le podemos poner atención a varias cosas al tiempo no es verdad. Solamente somos capaces de atender una. Nuestra conciencia funciona en serie, es lineal. Científicamente es imposible atender con consciencia a dos cosas a la vez”. Morgado afirma que ese proceso de atención es muy importante para formar la memoria.

El investigador español insiste en que el contenido del artículo es muy interesante, pero para él los hallazgos de fondo no son del todo novedosos. “Desde hace tiempo sabemos que si recibimos una información y poco tiempo después recibimos otra u otras estamos perjudicando el proceso de registro en el cerebro de la primera información que hemos recibido”. Según Morgado, la clave del nuevo artículo es que concreta un proceso psicológico conocido en una situación como la que estamos viviendo en la actualidad. “Esto nos ayuda a entender cómo y cuándo usar los medios digitales durante la pandemia y a medir las posibles consecuencias de la multitarea en el futuro”.

Además de la atención, otro aspecto clave para la formación adecuada de la memoria es la emoción. Morgado explica que aquellas informaciones que nos emocionan para bien o para mal se retienen mejor en la memoria. “Las emociones son como la energía que calienta el horno donde se cuecen las memorias, mientras más energía tenga el horno, pues más rápido y mejor se cuece el pan”, dice Morgado. “Si una información no nos resulta emocionante en ningún grado, lo más probable es que la olvidemos pronto”.

Madore y Morgado coinciden en que la memoria no se forma instantáneamente al adquirir la información. “Cuando llega al cerebro necesita un tiempo para consolidarse, ese es un tiempo complejo en el que ocurren muchos procesos fisicoquímicos internos que si se interrumpen con lapsos o interferencias de atención pueden deteriorar la memoria”, explica Morgado. Y añade: “En estos días de confinamiento todos estamos absorbidos por la información de distintas tecnologías que nos llegan al mismo tiempo. Las memorias que estamos formando se están pisando unas a otras, y eso hace que no las podamos recordar bien”.

Estar simultáneamente en varias conferencias online, recibiendo o enviando correos electrónicos, estudiando, viendo las noticias, escuchando música o mirando redes sociales afecta la memoria de los seres humanos. Madore afirma que la conciencia de la importancia de la atención y la limitación de las distracciones pueden contribuir al cuidado de la memoria en adultos jóvenes. “Resistir o limitar la multitarea durante las conferencias de la universidad o los zooms del trabajo podría ser una valiosa enseñanza para esta época”, concluye Madore.