Conocer la verdad de lo que pasó en este y otros casos será un bien para El Salvador y contribuirá a la justicia para la víctimas
Conocer la verdad de lo que pasó en este y otros casos será un bien para El Salvador y contribuirá a la justicia para la víctimas IUEM
La semana pasada comenzaba el juicio en la Audiencia Nacional por el asesinato de cinco jesuitas españoles en El Salvador hace casi 31 años. En aquella ocasión, el 16 de noviembre de 1989 fueron masacrados en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), seis compañeros jesuitas, entre ellos Ignacio Ellacuría, rector de la universidad, y dos mujeres, Elba Ramos y su hija Celina.

Las tres sesiones retoman tres momentos del proceso contra 17 militares salvadoreños señalados como presuntos autores intelectuales y materiales de la masacre. Por un lado, el lunes se produjo el paso del teniente René Yusshy Mendoza de acusado a testigo. Mendoza fue miembro del batallón Atlácatl que perpetró el crimen. Arrepentido, ha colaborado en la causa. Por otro lado, el miércoles el plato fuerte del juicio fue la declaración del excoronel Inocente Montano. En tercer lugar, el jueves se tomó declaración a los primeros testigos, miembros de dos delegaciones que el Congreso de los Diputados de España envió a El Salvador en noviembre de 1990 y septiembre de 1991. Ellos describieron las deficiencias del primer juicio en El Salvador y la convicción de que los auténticos responsables de los crímenes quedaban protegidos por “un pacto de silencio del ejército”.

Montano, acusado de participar en la decisión, diseño y ejecución del asesinato y que se enfrenta a 150 años de cárcel, negó todas las acusaciones que se le imputan. El entonces viceministro de Seguridad Pública negó haber participado en la reunión que el presidente Alfredo Cristiani había tenido con los miembros del Alto Mando y los comandantes de las fuerzas armadas y aseguró que él siempre pensó que el crimen había sido cometido por los rebeldes del FMLN y no por los militares. Montalvo afirmó que militarmente no hubo nunca pretensiones de hacerle daño a Ellacuría, a la Iglesia o a la universidad.

¿Qué piensa de este proceso el pueblo salvadoreño?
Según José María Tojeira, director del IDHUCA, la apertura del caso en España es recibida con esperanza, apoyando que “masacres de campesinos más graves que el crimen contra los jesuitas, puedan llegar a los tribunales”. Para Tojeira, el gran drama vivido en El Salvador es que primero una ley de amnistía y después el alegato de prescripción impidieron darle continuidad judicial al informe de la Comisión de la Verdad. Esto a pesar del intento de reabrir el caso contra los autores intelectuales en el año 2000, tras la recomendación de reapertura de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Teresa Miranda, miembro de las comunidades eclesiales de base en El Salvador, explica que el juicio representa un valor moral, una deuda con familiares y el pueblo salvadoreño. Más que un valor jurídico, este representa un “basta ya a la impunidad”, porque los jesuitas al igual que muchas personas que fueron asesinadas en este país merecen justicia. Es el derecho a la verdad: “un signo de esperanza, además del fruto de una lucha ardua, lenta y silenciosa de personas que nunca se dieron por vencidas hasta buscar justicia, para dignificar la vida y el trabajo de los seis jesuitas y las dos mujeres cobardemente asesinadas. Que esto sea un ejemplo de justicia y esperanza para el mundo”.

Más que un valor jurídico, [el juicio] representa un “basta ya a la impunidad”, porque los jesuitas al igual que muchas personas que fueron asesinadas en este país merecen justicia.

Esta pregunta la contesta Francisco Mena Sandoval, un militar del ejército de El Salvador, buen conocedor de Montano, Mendoza y del resto de altos cargos que dieron la orden de asesinar a los jesuitas. Durante el transcurso de la guerra se cambió de bando, trastocado por la vulneración de derechos ejercida por el ejército al que pertenecía y ante el mandato de asesinar al pueblo de civiles campesinos “Villa El Rosario”, negándose a acatar la orden.

“Cuando recibí la noticia del asesinato me negaba a creerlo. Recordé las denuncias que el padre Ellacuría hizo en varias oportunidades, en nuestro país y alrededor del mundo, tratando de hacer comprender la trágica realidad en cuanto a violaciones a los derechos humanos en nuestro país”, describe.

Mena Sandoval esgrime que la razón del asesinato la encontró únicamente en el adoctrinamiento que recibían los militares dentro de la preparación militar. “La doctrina salvadoreña quedaba corta, era la doctrina de Seguridad Nacional de los EE UU la que imperaba y de allí se imponía una guerra en que la primera víctima era el pueblo salvadoreño. En síntesis, la doctrina anticomunista. Todo opositor era comunista y cualquier amenaza era un peligro de seguridad nacional; pero los miles de muertos en El Salvador asesinados por las Fuerzas Armadas no eran comunistas, sino gente que se organizaba para luchar por la vida”, afirma.

¿Cómo viven este proceso los propios jesuitas en la actualidad? ¿Cómo imaginaba Ellacuría la función de la universidad?
Para los jesuitas centroamericanos y la UCA El Salvador “conocer la verdad de lo que pasó en este y otros casos será un bien para El Salvador, contribuirá a la justicia para las víctimas, constituirá un paso trascendental en el proceso de reconciliación y dará paz incluso a los mismos victimarios”. El padre Antonio España, SJ superior de los jesuitas en España apunta en la misma dirección resaltó: “nuestra prioridad era y es la reconciliación del país desde la verdad, la justicia y el perdón.” El proceso iniciado en este juicio es el resultado del tesón de varios familiares de los jesuitas asesinados, de la Asociación Pro Derechos Humanos de España y del Center for Justice & Accountability de Estados Unidos.

“Nuestra prioridad era y es la reconciliación del país desde la verdad, la justicia y el perdón.”

Las universidades jesuitas a lo largo de la historia y a través de la formación e investigación han alineado sus recursos para promover una auténtica transformación social. Para el P. Antonio, el propio Ellacuría “repensó completamente la función social de la universidad, afirmando que la universidad debía ser una institución que entrara decididamente en el interior de los procesos históricos de transformación y que aportase elementos para entender la realidad y para transformarla”.

¿Cómo viven este proceso las otras víctimas?
Son muchas las familias que esperan que se haga justicia en El Salvador. Mavel Rivera, salvadoreña que perdió a su padre y diversos familiares y amigos durante este tiempo, señala cómo con la firma de los Acuerdos de Paz nació la esperanza para las víctimas del conflicto armado de poner un alto a la impunidad en El Salvador: “creímos que se investigarían los crímenes de la guerra, prevalecerían la justicia y la reparación y avanzaríamos hacia un país con verdadera paz y reconciliación. Sin embargo, ocurrió todo lo contrario, se decretó una ley de amnistía general que protegió a los victimarios y nos dejó a las víctimas en el olvido y sin la posibilidad de acceso al derecho a la verdad y la justicia.”

Mavel siente mucha esperanza y alegría ante el juicio en España. “Esperanza por conocer la verdad y que por fin se haga justicia. Deseo conocer la verdad de lo que ocurrió, saber quiénes lo hicieron y porqué lo hicieron, porque ese también es mi deseo de lo que ocurrió a mi familia y a mi padre. Lo que más quisiera es conocer la verdad de lo que ocurrió con mi papá, que me digan dónde está; encontrar sus restos, poder llorarlo, poder despedirme de él y agradecerle por dejar un pedacito de su vida en la mía. Solo quiero eso y que ningún otro niño o niña del mundo tengan que vivir en medio de tanto dolor y preguntas sin respuesta. Solo quiero conocer la verdad, porque para mí ese es el verdadero camino para la paz y reconciliación que tanto necesita este país.”

Las vistas del juicio se retomarán el 8 de julio, comenzando con la declaración del teniente Mendoza. El proceso en la Audiencia Nacional está previsto que concluya el 16 de julio. Sin duda una fecha como nos presenta el mismo Sandoval para recordar y hacer presente la vida de unas personas y todo un pueblo, ejemplo de compromiso y sacrificio por la justicia: “Ver en el banquillo a esos militares corruptos y asesinos, ensalza a los otros honrados y valientes que se jugaron la vida por la verdad y la justicia poniendo en práctica la dignidad de la desobediencia. En el banquillo están ellos, pero a la vez, en los altares de la historia, de la verdad y la justicia están ustedes mi querido Ellacuría, compañeros, compañeras y todos los mártires salvadoreños”