A las y los colegas que sinceramente evalúan la ética del periodismo en sus localidades les interesará conocer algunos de los resultados que obtuvo María Grisel Salazar Rebolledo, investigadora del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) en su estudio: Mercados, audiencias y contenidos en la prensa estatal mexicana.
Allí se deriva que, con poquísimas excepciones, la mayoría de los periódicos impresos de los estados (incluidos sus sitios web) adoptó un patrón de conducta militante y clientelar con el poder político, incluidos los editados por corporativos que representan casi el 30 por ciento de los registrados; otra singularidad de ese modelo es la existencia de un sinnúmero de medios “fantasmas”, impulsados por los políticos.
Con ese tipo de conducta, la mayoría ofrece mal servicio profesional en sus contenidos periodísticos por la autocensura, la preferencia por las declaraciones, la escasez de críticas y de investigación, el bajo profesionalismo general que viola otras pautas deontológicas y los pocos esfuerzos por elevar sus tirajes refleja también el estudio del CIDE.
En resumen, su distancia con la ética profesional ha sido muy grande, comenta este reportero.
En la columna anterior presenté los problemas éticos principales del periodismo en América Latina, en Argentina y en Uruguay. Para el periodismo mexicano son escasos los estudios similares por falta de datos y de investigadores rigurosos.
De ahí la importancia del trabajo de Salazar Rebolledo quien precisa en su reporte que “datos tan básicos como la concentración de los mercados, el tipo de financiamiento, las estructuras de propiedad, los patrones y actitudes de consumo son difíciles de recopilar”. Los resultados de su investigación para el CIDE fueron autorizados para su difusión en julio de 2017.
Pocas excepciones
Desde su resumen inicial la investigadora resalta algunas de las excepciones del patrón de conducta generalizado. Refiere a ocho impresos que “impulsaron un nuevo modelo de hacer periodismo”. (que abrieron) espacios a candidatos opositores, desafiando intentos de control político porque tenían bases económicas sólidas, ancladas en sus comunidades”:
Refiere a El Diario de Yucatán, El Norte de Monterrey, A.M. de Guanajuato, El Siglo de Torreón, Noroeste de Sinaloa, El Mañana de Tamaulipas, Siglo 21 de Jalisco y Zeta semanario de Tijuana. Nada más. No exploró periódicos nativos de lo digital, que ya para entonces se registraban por decenas.
Concentración y fantasmas
De los datos verificables cita: “Según el Padrón Nacional de Medios Impresos (PNMI) existen 320 publicaciones diarias estatales”; pero aclara que hay recopilaciones empíricas y notas periodísticas para aseverar “que en varios estados hay una abundancia de diarios “fantasma”, financiados oficialmente, aunque de bajo tiraje”.
De la concentración en corporativos refiere que aproximadamente la mitad de los mercados de periódicos estatales se encuentra altamente concentrado en pocos competidores y estos suelen tener mayor tiraje y por ello más presencia en las prensas estatales:
“Destaca la Organización Editorial Mexicana (oem), que edita el 20 por ciento de los diarios estatales (61), que cubren 23 distintos estados del país.
“Milenio, con ocho diarios en ocho estados, es el lejano segundo grupo en importancia; … después viene Reforma con seis publicaciones, y Demos, que edita La Jornada en sus seis distintas versiones estatales…” todos ellos siguiendo el modelo de “franquicia”.
“Grupo sipse publica tres diarios en los estados de la península de Yucatán; Arróniz y Nuestra América son las siguientes casas en importancia, que editan tres y dos diarios respectivamente.
El clientelismo
María Grisel Salazar Rebolledo perfila también la paradoja de la abundancia de los diarios sin lectores y lectores sin diarios “La abundancia de diarios de baja circulación y la concentración de los mercados en pocas manos.
“…la sobrevivencia de los medios en mercados tan fragmentados y desvinculados de los lectores sólo puede explicarse a partir de lealtades” asegura. “Eso perfila patrones clientelares en la relación prensa-gobierno”.
Y a lo largo de su reporte explica los comportamientos que a juicio de este reportero reflejan poco apego a los estándares éticos más relevantes:
“En general, pocos diarios estatales en México ejercen las funciones de contrapeso… de un universo de 1217 titulares estudiados, (solo) 95 denuncian algún mal funcionamiento del gobierno estatal, y sólo nueve realizan algún tipo de crítica contra el gobernador.
“Esto no levantaría suspicacias si los gobiernos estatales no estuvieran marcados por abusos de poder, endeudamientos sin control, prácticas de corrupción y opacidad financiera y hasta colusión con grupos delictivos, pero los contenidos de la prensa estatal no lo reflejan así.
“Pero la crítica como hecho excepcional también habla sobre las relaciones entre prensa y medios: ejercicios de autocensura, lograda a base de amenazas e intimidaciones, o simplemente de negociaciones convenientes o vínculos históricos mantenidas durante años
“Los periódicos estatales —y en general la prensa mexicana— han solido adoptar un estilo militante. La función periodística se limita a retratar declaraciones y los hechos sólo cobran valor en función de quien los enuncia.
“En ocho entidades, los diarios no publican ningún tipo de crítica contra el gobierno en sus titulares: Baja California, Chihuahua, Durango, Guerrero, Nayarit, Querétaro, Quintana Roo y Tlaxcala.
“Si bien realizar una clasificación puntual requeriría un trabajo minucioso que rebasa este espacio, destaca un grupo de entidades que escapan al patrón de vocería y ausencia de crítica al gobierno estatal —Coahuila, Jalisco, Nuevo León y Yucatán— en donde hay ciertas tendencias históricas y de tradición de prensa”.
Y al final, la investigadora plantea varias preguntas, de las que destaca: ¿mejores condiciones socioeconómicas conducen necesariamente a una prensa más plural y vigilante? El estudio se puede leer completo en Cuarto_poder_Mercados_audiencias_y_contenidos_en_la_prensa_estatal_mexicana
En este entorno es que cabe preguntar también ¿Cuántas de los centenares de empresas pequeñas de periodistas aceptarían funcionar con códigos de ética, defensores de la información y ceñirse a un modelo mercantil sin fines de lucro? Si existiera un movimiento así, con decenas de periódicos impresos y digitales en los estados de la República, se romperían los esquemas de concentración, clientelismo y conveniencias mutuas que afectan la circulación más libre de la información de interés público ([email protected]).