Nancy Pelosi y Chuck Schumer. EVAN VUCCI AP

Las infraestructuras de Estados Unidos no están a la altura del país que ostenta el cargo del más rico del mundo y así se lo han dejado saber los líderes de la oposición al presidente. Tras un encuentro este martes en la Casa Blanca con Donald Trump, los líderes demócratas de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y del Senado, Chuck Schumer, anunciaron ante la prensa haber llegado a un acuerdo con el mandatario por el que se destinarán dos billones de dólares (millones de millones) a mejorar las infraestructuras de la nación más poderosa de la tierra. El año pasado, Trump ya había anunciado un plan para evitar que se desmorone la perjudicada infraestructura del país que se cifraba en recaudar hasta 1,5 billones de dólares en los próximos diez años.

“Acordamos una cifra que es muy, muy buena: dos billones de dólares para infraestructuras”, dijo el líder del Senado, apuntando así en la misma dirección que lo hizo el presidente el pasado lunes al anunciar que quería que se aceleraran todos los permisos necesarios para que se puedan mejorar los puentes, las carreteras, los puertos, las vías férreas y exista banda ancha de Internet en todos los hogares estadounidenses.

Por su parte, la presidenta de la Cámara de Representantes dijo que habían acordado con Trump articular un programa “grande y audaz”. Pelosi matizó que todavía debía de conocerse la propuesta del mandatario para financiar tan ambicioso proyecto. El acuerdo bipartidista es inusual dada la división política imperante en Washington. Los demócratas batallan contra Trump sobre la supuesta interferencia de Rusia en las elecciones de 2016 y por los contactos de sus colaboradores con rusos. “Podemos tener problemas en otras áreas pero no podemos ignorar la necesidad de progreso del pueblo de Estados Unidos”, dijo Pelosi a la pregunta de cómo de difícil era trabajar con Trump en medio de las desavenencias políticas.

La oposición demócrata y Trump acordaron volver a reunirse en tres semanas para estudiar el tema clave de la financiación. Según medios locales citados por la agencia Efe, los demócratas están evaluando la posibilidad de proponer que el plan se financie en parte con impuestos sobre el uso del combustible, una idea a la que los republicanos del Congreso podrían oponerse de manera frontal, pues algunos reciben donaciones de compañías energéticas.

En este terreno, Trump tendrá que batallar más con su propio partido que con la oposición ya que los republicanos se oponen a aumentar el gasto estatal en proyectos públicos. Antes de aterrizar en la Casa Blanca, Trump era un magnate del sector inmobiliario. El empresario convertido en presidente quiere ahora cumplir con una de sus promesas de campaña de acelerar el crecimiento del país al 4%, para lo que deberá incrementar el gasto público y así crear más empleos.

Si finalmente se concreta, el plan de infraestructura acordado este martes por Trump y los demócratas debe ser aprobado en el Congreso, por lo que el apoyo de los republicanos es esencial, ya que tienen mayoría en el Senado.