CIUDAD DE MÉXICO.- A sus 49 años, Nora Toledano se convirtió en la primera latinoamericana en completar el cruce de los Siete Mares, lo cual significa más de 215 kilómetros recorridos y cerca de 70 horas en el agua durante los cruces y mil kilómetros adicionales de entrenamiento. Son 14 los seres humanos que han conquistado estos siete cruces de aguas abiertas, considerados de alto grado de dificultad.
Nora y Mariel Hawley lograron el sábado 30 de marzo cruzar el Estrecho de Cook en Nueva Zelanda, por lo cual ya son tres de México quienes han logrado la proeza de los Siete Mares. Antes lo hizo Antonio Argüelles.
Bióloga de profesión, Nora se da tiempo para charlar sobre lo que se ha encontrado en sus aventuras marítimas. Desde medusas venenosas, hasta tiburones blancos, sin olvidar los drásticos cambios de temperatura y la rebeldía del mar.
El más complicado es el Canal del Norte (Irlanda del Norte a Escocia). El principal reto era enfrentar el agua fría. Nadé a trece grados centígrados. También ahí hay una especie de medusa muy venenosa que tenía que ir esquivando porque es doloroso cuando se acercan a ti. Había escuchado muchas historias de nadadores que lo habían intentado y habían tenido muchas dificultades”.
Fue un reto físico y mental al que Nora le puso palomita en 2018. Aunque en línea recta son 35 kilómetros, la mexicana nadó 43 por las corrientes en la parte final. Pero la mente fue su motor. “Nunca tuve el impulso de detenerme, iba muy concentrada. Lo complicado fue antes de meterme al agua, de ahí en adelante bracear hasta llegar”, con todo y lo que representaba realizar ese cruce. Nora no sólo derribó la barrera, sino que además la hizo polvo, porque con 10 horas y 26 minutos de trayecto obtuvo el mejor tiempo del año y séptimo de la historia.
En cada cruce han sucedido situaciones especiales y significativas. En Gibraltar (España a Marruecos) nos tocó ver unos delfines muy grandes que les dicen calderones, ¡son enormes! Imagínate ir nadando y ver a los delfines junto a ti. Es mágico”.
Pero al “meterte a la casa de los animales” como lo dice Nora, también pueden acontecer situaciones aterradoras. El Cruce de Catalina (Isla de Catalina a California) es famoso por tener mucha vida y, sobre todo, por ser zona de tiburón blanco. Debes nadar a media noche, con peces o algas rozándote sin que puedas ver lo que toca el cuerpo.
En Molokai (isla de Molokai a la Isla de Oahu) nos tocó ver un tiburón. No sabes el susto. Iba en tándem con Mariel”. Habían iniciado su trayecto un día antes por lo que llevaban bajo el agua toda la noche, 12 horas. “Amaneció y en el primer abastecimiento con luz, Mariel estaba hablando con el equipo de la embarcación, cuando estiré la espalda y al fondo vi un tiburón de casi dos metros y medio. Estaba como a ocho metros de profundidad. No necesariamente que te encuentres un tiburón significa que te va a comer, pero impone mucho.” Nadaban con Shark Shield, una antena que lanza ondas para ahuyentar a la fauna marina. “Nos faltaban como seis kilómetros y bromeamos que son los seis kilómetros más rápidos que hemos nadado. Salimos voladas de ahí”.
La primera vez que se hizo un cruce en el Canal de la Mancha fue en 1875. Al ser el nado más tradicional y antiguo es el que rige la mayor parte de los cruces y el de los Siete Mares también. Todo se reduce a que no está permitido el uso del neopreno, solamente trajes de baño tradicionales. Mientras realizas el cruce no puedes sostenerte de ningún objeto flotante.
La veterana Nora Toledano imparte cursos de aguas abiertas y realiza conferencias motivacionales siempre intentando difundir la pasión que vive en ella desde los 11 años cuando acudía a la alberca Francisco Márquez en la capital del país. Continúa buscando la forma de compartir esa pasión que tantas enseñanzas le ha dado en la vida.
El momento de mi trayectoria que más enseñanzas y satisfacciones me ha dejado fue mi cruce doble del canal de La Mancha. Lo hice en 1994, nadé de Inglaterra a Francia y de regreso sin descansar. Fueron casi 24 horas”. Fue la primera latinoamericana en conseguirlo y la séptima persona en toda la historia.
Una atleta que nos ha enseñado que el deporte no parte del físico, sino de lo mental y de lo espiritual. Mujer que ha expuesto que cuando el cuerpo se cansa, las extremidades no son el motor, sino el corazón y la cabeza.