Los aficionados iraníes se quedaron sin ver el partido entre el Bayern de Múnich y el Augsburgo del pasado viernes porque lo arbitraba una mujer, según ha contado la prensa alemana. La presencia de Bibiana Steinhaus, la primera árbitra de la Bundesliga, puso en un brete a los puritanos directivos de la radiotelevisión iraní, IRIB. Ante la evidencia de que el uniforme reglamentario dejaba al aire su cabello y sus piernas optaron por la censura.
“Cancelado en el último momento. Sin transmisión del Bayern-Ausburgo en la televisión de Irán (…) Bibiana Steinhaus es una mujer y viste pantalones cortos. Se supone que uno no ve esas cosas en la televisión estatal iraní”, tuiteó Natalie Amiri, corresponsal de la cadena de televisión alemana ARD.
La República Islámica impone un estricto código vestimentario a las mujeres, que están obligadas a cubrirse de la cabeza a los pies, evitando marcar las formas del cuerpo; solo se permite mostrar el óvalo del rostro y las manos. Aunque en la calle, las iraníes hace ya años que desafían la norma con prendas cada vez más ajustadas y pañuelos mínimos que a menudo resbalan sobre los hombros, la televisión, estatal y bajo control de los sectores más conservadores, censura las imágenes de mujeres con ropa que deje al aire un centímetro de más de piel, lo que incluiría los pantalones de fútbol.
Ocurre en las películas, e incluso en los informativos. Hace un par de años los vigilantes de la moral emborronaron el escote del espectacular vestido que Charlize Theron lució en la entrega de los Oscar. Incluso lady Catherine Ashton, cuando era jefa de la diplomacia europea en 2011, sufrió un ataque de Photoshop para ocultar el espacio entre el borde de la camiseta y su cuello.
Algunos observadores afirman que recurrir a esa técnica hubiera resultado muy complicado durante el partido del Bayern contra el Augsburgo, cuando Steinhaus hubiera estado constantemente en el centro de la escena. Sin embargo, el año pasado, en otro partido de la Bundesliga que también arbitró, ya aplicaron una fórmula similar, aprovechando el retraso de unos segundos en la transmisión para intercalar imágenes del público cada vez que las cámaras la enfocaban, tal como contó entonces la web de Deutsche Welle.
Irán es un país donde la pasión por el fútbol supera barreras religiosas y de clase social. Sin embargo, la obsesión de los más conservadores con el control de las mujeres, no solo supone la censura de sus cuerpos, sino que les ha acarreado la prohibición de acudir a los estadios. Para las aficionadas, lograrlo se ha convertido en bandera de su lucha por la igualdad. A pesar de que el año pasado se les permitió asistir a algunos partidos, no se ha cambiado la ley. El jefe del poder judicial, el ayatolá Sadegh Lariyaní, opina, y así lo ha dicho en público, que es pecaminoso que las mujeres vean jugar a “hombres medio desnudos”. Quizás ese sea el problema de los ultras, que sólo se fijan en la piel sin cubrir.