Año nuevo, problemas viejos. Pese a las concesiones hechas por el presidente Emmanuel Macron en materia de impuestos y mejora de poder adquisitivo, así como el anuncio de un inminente gran “debate nacional”, los chalecos amarillos han convocado a un nuevo sábado de manifestaciones en toda Francia, también en París. La gran duda sigue siendo la participación, que había caído en picado. La detención esta semana de uno de los líderes de las protestas sociales, Éric Drouet, ha reactivado la indignación. En una carta abierta al mandatario, un grupo de chalecos amarillos promete “ir más lejos” aún. El Ejecutivo ha respondido con firmeza: la ley se aplicará porque los que siguen protestando, afirma, son meros “agitadores” que solo buscan acabar con el Gobierno, no negociar. El pulso vuelve a endurecerse.
Todo eran sonrisas cuando los miembros del Ejecutivo francés caminaban en grupo, charlando animadamente, la mañana de este viernes hasta el palacio del Elíseo para participar en el primer Consejo de Ministros de 2019. Pero el buen ambiente ha durado poco. Mientras los ministros permanecían reunidos en el palacio presidencial, donde Macron les instaba a “ir más lejos en los cambios, ser más radicales en el método y en la forma de hacer las cosas”, seguía circulando la iracunda carta abierta al presidente enviada durante la noche por “Francia en cólera”. Este es el grupo de Facebook que reúne a parte de los chalecos amarillos más reticentes a abandonar las rotondas y vías públicas que llevan ocupando desde mediados de noviembre. A él pertenecen dos de los iniciadores del movimiento, Priscillia Ludosky y el controvertido Éric Drouet.
“La cólera se va a transformar en odio si usted continúa, desde su pedestal, usted y los suyos, considerando al pueblo como vasallos sin dientes, como gente que no es nada”, se afirma en la misiva, de cuatro páginas. El mensaje al mandatario, que será leído durante la concentración convocada este sábado en París desde el Ayuntamiento hasta la Asamblea Nacional, concluye con una advertencia más: “No, a pesar de sus esfuerzos, no nos resignamos (…) Y sí, iremos más lejos aún”.
“Los que siguen movilizados” dentro del movimiento de chalecos amarillos se han convertido en “agitadores que quieren la insurrección y, en el fondo, derrocar al Gobierno y al presidente”, ha replicado el portavoz del Ejecutivo, Benjamin Griveaux. En este sentido, ha criticado el llamamiento a negociar que incluye la carta, en la que los chalecos amarillos rechazan como “trampa política” el diálogo nacional propuesto por Macron y le lanzan a cambio un desafío: “Cambie de actitud y recíbanos para discutir”.
El Gobierno sigue dispuesto “a discutir con la gente sincera que no hace una instrumentalización política de las dificultades que conocen algunos ciudadanos”, ha replicado Griveaux, quien ha apelado a los franceses a participar “activamente” en el “debate nacional” que Macron anunció en su discurso de Nochevieja y que empezará a celebrarse junto con los alcaldes locales a partir de mediados de enero.
Pero no hará más esfuerzos negociadores de los ya realizados con “los elementos radicalizados que están en un combate político, que desean la insurrección y desarrollan teorías complotistas y conspiracionistas”, ha puntualizado. Para ellos, ha agregado, una advertencia: “Nadie está por encima de la ley”. Tampoco, ha recalcado, Éric Drouet. El camionero de las afueras de París, uno de los iniciadores del movimiento de protesta de las clases medias empobrecidas, fue detenido la noche del miércoles por participar en una congregación no autorizada en París. Tras su liberación 20 horas más tarde, Drouet se felicitó en las redes sociales por un nuevo “golpe de comunicación”, dando a entender que había buscado su arresto ante las cámaras.
Pese a la indignación que su detención provocó en las redes sociales, no hay garantías de que esta se traduzca en una fuerte presencia en las calles el sábado. Según un recuento de France Info, pese al revuelo creado por Drouet, el jueves no había más de 2.500 personas movilizadas en todo el país, cuatro veces menos que hace un mes. En la página de Facebook que convoca a la marcha principal en París, apenas mil personas manifestaban el viernes su intención de acudir el sábado. Hace una semana, solo 800 chalecos amarillos, según la policía, marcharon por París. En toda Francia fueron 12.000. En su momento álgido, a finales de noviembre, los chalecos amarillos lograron movilizar a más de 280.000 personas en toda Francia.