Durante el primer semestre de este año, la dependencia aplicó, por medio del componente Arráigate Joven-Impulso Emprendedor 363.7 millones de pesos

El arraigo de los jóvenes en las comunidades rurales es fundamental para el crecimiento del sector agroalimentario nacional, por lo que la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) trabaja para que el campo se convierta en una actividad rentable que les permita desarrollarse a ellos y a sus comunidades.

Durante el primer semestre de este año, la dependencia aplicó, por medio del componente Arráigate Joven-Impulso Emprendedor 363.7 millones de pesos, para realizar acciones que fomentaron el arraigo de 110 mil jóvenes en las comunidades rurales, de los cuales 38 mil 500 fueron del sexo femenino.

En el caso, del concepto de apoyo “Capacitación y Consultoría” se atendió a 47 mil jóvenes con servicios educativos no formales, con el fin de que desarrollaran capacidades emprendedoras, productivas, organizacionales y comerciales.

Además, a través del “Fomento de Competencias Organizacionales y Productivas”, se atendió a 45 mil jóvenes de zonas rurales y periurbanas, para que contaran con información de manera directa y personalizada sobre la oferta institucional de incentivos de la SAGARPA, así como la forma de acceder a estos a través de talleres y otros tipos de eventos.

Asimismo, se evaluaron más de cuatro mil solicitudes de proyectos de producción primaria y agregación de valor, en beneficio de aproximadamente seis mil jóvenes, para apoyar la materialización de sus planes productivos en el sector agroalimentario.

La dependencia informó que para el incentivo de Acciones de Inducción Estratégica y Seguimiento, se atendió a cerca de 12 mil personas, a quienes se les dio a conocer la oferta programática del componente Arráigate y todos sus conceptos de apoyo.

Cabe recordar que en 2017 este componente ejerció 556.4 millones de pesos, con el objetivo de fomentar el arraigo de jóvenes, mujeres y hombres, de 15 a 35 años de edad, en sus comunidades, principalmente rurales.

Con este componente, se brindaron servicios educativos no formales para desarrollar capacidades y se apoyó la materialización de proyectos en el sector para incrementar la producción de alimentos y fortalecer el desarrollo comunitario en el campo.