Ana Teresa Morales, militante del MAS, del ala que simpatiza con Evo Morales. Foto tomada de YouTube

Santiago. La descripción que hace de Bolivia la economista, catedrática y dirigente política Ana Teresa Morales Olivera, militante del ala evista del Movimiento al Socialismo (MAS), es rotundamente alarmante y denota un dejo de resignación ante lo que se percibe como inevitable.

A Luis Arce todavía le queda un año de gestión, pero casi nadie cree que pueda concluir su gobierno, porque los sectores sociales se han rebelado con relación a la situación actual y todos los días hay protestas sociales, afirma quien fue ministra de Desarrollo Productivo entre 2011 y 2015, durante el segundo gobierno de Evo Morales.

El severo vaticinio evidencia el desprecio y la ruptura total, sin posibilidad de reconciliación, entre ambas facciones del MAS.

No hay dólares porque se ha vaciado el Banco Central con actos de corrupción, no pueden pagar los combustibles que se importan y estamos paralizados. El país ha colapsado, el gobierno ha empezado a imprimir billetes de manera inorgánica, está comenzando un proceso de inflación, no hay dinero para importar combustibles, medicamentos, repuestos o insumos agrícolas, describe, en entrevista con La Jornada desde La Paz.

–A 10 meses para las elecciones de 2025, ¿soportará el país en un ambiente de empeoramiento de las condiciones?

–Todo el país está preocupado porque estamos en una situación de colapso económico. El presidente no ofrece salidas, ha convocado reuniones pero los sectores ya no han asistido, porque todo son compromisos incumplidos y es muy difícil que consiga acuerdos. La protesta de los empresarios es totalmente consistente, no hay dólares para las importaciones, ni de insumos, ni de maquinaria, ni de materias primas, y tampoco hay combustible para las cosechas.

–¿Usted apoya el acortamiento del gobierno de Arce?

–No debería ser, no es ideal que los presidentes no terminen sus mandatos constitucionales.

–¿Cómo se traduce reducir el mandato?

–Significaría que la Asamblea Legislativa haga una ley de adelanto de elecciones. No es lo que cualquier persona democrática y partidaria de un estado de derecho quisiera; sin embargo, la situación es tan grave que un adelanto de elecciones cada vez parece más viable debido a que el gobierno no reacciona. Es increíble que Arce no haya sincerado la situación, casi cae por su propio peso la posibilidad de que las rebeliones populares superen la posibilidad del gobierno y tenga que renunciar de manera anticipada, porque es la única manera de adelantar elecciones.

¿Alguna reflexión acerca de la situación judicial del ex presidente Morales?

–Han iniciado una persecución jurídica con varios temas. El más conocido ha sido un supuesto intento de estupro, un caso que el gobierno de facto de Jeanine Áñez inició y que se había cerrado por falta de pruebas. Lo han vuelto a instalar e intentan darle sentido, aunque nadie denunció a Evo Morales, lo armó la fiscalía de oficio y tampoco hay testigos, no hay condiciones básicas para un juicio. Han intentado una orden de aprehensión que tuvieron que levantar porque otros jueces la consideraron ilegal e intentarán seguramente emitir otra orden o la opción B que ya han intentado: que francotiradores atenten contra Evo Morales.

–¿Qué opina de que tanto Arce como Morales renuncien a la aspiración de gobernar nuevamente; podría eso pacificar el MAS y unificarlo en torno a una candidatura común?

–Ese camino no es viable, más de un millón de militantes han tomado la decisión de negarse a aceptar que Evo Morales no sea candidato, consideran que el único posible de reinstalar el proceso de cambio es él. Luis Arce tiene una popularidad de 5 a 10 por ciento y 75 por ciento de rechazo, sabe que no puede ser candidato porque está a punto de no poder terminar su mandato, pero está obsesionado y empeñado con que si no es él, el MAS tiene que desaparecer.

–Supongamos que llega la fecha de inscripción de las candidaturas y a Evo no se le permite.

–Se puede dar, y seguramente es la intención de Arce, pero la capacidad de movilización de las organizaciones sociales y del MAS es enorme. Cualquier gobierno que se instale inhabilitando al partido más grande de la historia de Bolivia, no va a poder ser un gobierno llevadero y no va a ser fácil su gobernabilidad, prácticamente va a ser imposible, eso lo reconoce la oposición.