La presidenta de México y el próximo mandatario de Estados Unidos estuvieron en contacto por primera vez. “Tuvimos una llamada muy cordial con el presidente electo Donald Trump en la que hablamos de la buena relación que habrá entre México y Estados Unidos”, dijo Claudia Sheinbaum este jueves, dos días después de las elecciones que marcaron el regreso del candidato republicano a la Casa Blanca por cuatro años más. Sheinbaum ha evitado confrontarse y adelantó antes de la conversación que su intención era felicitar a Trump, que obtuvo una victoria contundente tanto en el colegio electoral como en el voto popular y que suele dar importancia a este tipo de gestos. “Ya habrá momento para platicar todos los temas de la relación bilateral”, comentó la mandataria en La Mañanera.
“Estoy cierta de que vamos a continuar trabajando juntos de manera coordinada, con diálogo y respeto a nuestras soberanías, para avanzar en la amplia agenda bilateral que nos enlaza”, escribió Sheinbaum un día antes en sus redes sociales. Ante el pronóstico de una contienda cerrada con la demócrata Kamala Harris, la presidenta mexicana había dicho que no iba a pronunciarse hasta que concluyera el proceso electoral y hubiera claridad en los resultados. Después de que Harris reconoció su derrota, Sheinbaum publicó su mensaje de felicitación en X (antes Twitter) y también envió una carta a su equipo.
Los Gobiernos mexicanos no suelen pronunciarse sobre el desarrollo de elecciones en otros países, al considerarlos asuntos de política interna, y normalmente toman más tiempo para extender sus felicitaciones, pero el regreso de Trump ameritaba una excepción. “A él le importan estas cosas y siempre quieres estar del lado en el que no le debes nada, donde puedes entenderte con él y empezar una relación”, señaló el analista Carlos Bravo Regidor a este diario. “Qué bueno que corrigió y lo felicitó”, agregó.
La victoria de Trump ha desbordado el nerviosismo en amplios sectores del otro lado de la frontera. El expresidente amenazó a México con una guerra arancelaria si no frenaba los flujos migratorios y el tráfico de fentanilo apenas el pasado fin de semana, en un mitin clave para su campaña en Carolina del Norte. Presto a una retórica antimexicana desde que se lanzó a la política en 2016, el republicano ya aplicó una amenaza similar durante su mandato, cuando condicionó en 2019 la renegociación del tratado de libre comercio (TMEC) a que México endureciera su política migratoria. “El escenario Trump 2.0 es de muy alto riesgo”, afirmó Arturo Sarukhán, exembajador mexicano en Washington. “Habrá que asumir que varias de las promesas de campaña de Trump no son solo retórica, sino que está dispuesto a cumplirlas”, agregó Martha Bárcena, representante en Washington durante el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Sheinbaum ha llamado a la calma y ha insistido, antes y después de las votaciones en Estados Unidos, que “va a haber una buena relación”. De momento, los detalles de la llamada son escuetos. Sheinbaum sólo ha compartido una fotografía mientras estaba al teléfono, con un mensaje corto para respaldar lo que ya ha enfatizado: la relación entre ambos Gobiernos seguirá bien. En su conferencia, también ha subrayado que la economía mexicana es lo suficientemente robusta para aguantar el vendaval político y las fluctuaciones en el tipo de cambio. El peso mexicano cayó a su peor nivel en más de dos años tras la victoria del republicano, aunque ha dado visos de recuperación. La mandataria, además, ha tratado de respaldar sus declaraciones con hechos y ha destacado la caída de los flujos migratorios en los últimos meses, como muestra de que México ha cumplido con su parte del trato y como una señal de que está dispuesto a colaborar.
López Obrador entendió que la mejor forma de contener a Trump era evitar las confrontaciones y caer en provocaciones, y llegar a acuerdos transaccionales para atender los asuntos que más le interesan: la migración, el comercio y la guerra contra el narco. El sector especializado espera que el republicano, que tomará posesión en enero, repita la misma estrategia de negociación, aunque advierte de que viene “recargado”, “más poderoso” y con menos contrapesos internos. El voto de los estadounidenses le dio, además de la presidencia, previsiblemente el control del Congreso. “Llega con más poder para hacer lo que quiera”, destacó Pía Taracena, académica de la Universidad Iberoamericana.
Ante uno de los mayores desafíos que enfrenta su Gobierno, Sheinbaum, que tomó el cargo el pasado 1 de octubre, confía en poder entenderse con Trump. “Entiendo que [López Obrador] es muy cercano a su primera mujer presidenta y eso tendrá un impacto en mí porque lo respeto mucho”, dijo el republicano en una entrevista con Televisa durante la campaña, en declaraciones que muestran su lado más conciliador y que han vuelto a circular para apagar las preocupaciones en México. “La ventaja es que ya lo vivimos”, señaló el excanciller Marcelo Ebrard a Radiofórmula, que llamó a “no tener miedo” a Trump y que se perfila como una figura clave en la revisión del TMEC prevista para 2026, ahora como secretario de Economía.
Con todo, Sheinbaum ya ha dado visos de algunos temas que serán complejos con la Casa Blanca. México no ve con buenos ojos la propuesta de Trump de nombrar a los carteles como grupos terroristas y usar esa designación para justificar incursiones militares de Estados Unidos en territorio mexicano y tundió al senador opositor, Marko Cortés, por defender esa idea. “No sé si decir que está haciendo el ridículo o de plano llamarle traidor a la patria”, señaló la presidenta. “Está llamando a una intervención extranjera”, agregó. Ese tipo de medidas unilaterales pueden marcar el tono y la posición de inicio de Trump en las negociaciones, y requerirá de pericia diplomática y de resultados del lado mexicano para desactivarlas. Por lo pronto, llamada, tuit y carta formal para buscar una transición tersa en un nuevo capítulo en la relación con Estados Unidos: el vecino difícil y principal socio comercial de México.