
Tres años después de que su carrera tocara fondo, la estadunidense Sha’Carri Richardson se presenta en los Juegos de París como la gran velocista del momento, lista para realizar el último esprint rumbo al oro olímpico.
A sus 24 años, la texana es la vigente campeona mundial de los 100 metros planos y dueña de la mejor marca del año, con un tiempo de 10.71 segundos.
Estas credenciales, sumadas a las dudas que envuelven a otras aspirantes, le brindan el estatus de favorita para ser la primera estadunidense en coronarse en la prueba desde Gail Devers en 1996.
DESCALIFICADA DE TOKIO 2020 (2021)
Para llegar a este punto, Richardson tuvo que sobreponerse a varias desgracias que retrasaron su ansiado estreno olímpico.
En 2021, la atleta de uñas interminables y pelucas coloridas logró el boleto para los Juegos de Tokio de forma brillante, pero fue después descalificada de la marca por un positivo de marihuana, en una decisión que conmocionó más allá del mundo del deporte estadunidense.
La estadunidense tuvo una compleja juventud, criada por su tía y su abuela ante la ausencia de su madre biológica. A aquella devastadora descalificación le siguieron otros dolorosos episodios, como su intento fallido de clasificar al Mundial de 2022, que se disputaba en la ciudad estadunidense de Eugene (Oregón).
“No he vuelto. Soy mejor”, clamó la texana al fijar un nuevo récord del Mundial de Atletismo de Budapest en 10.65 segundos.
Cuando su carrera se consideraba en riesgo, Richardson cumplió finalmente con las expectativas al imponerse el año pasado en la final del Mundial de Budapest por delante de sus rivales jamaicanas Shericka Jackson y Shelly-Ann Fraser-Pryce.
“No me refiero sólo a que sea mejor corredora”, dijo después a la revista Vogue. “Es más que eso. Soy mejor siendo Sha’Carri. Soy mejor siendo yo misma”.