Joan Manuel Serrat (Barcelona, 80 años) ha sido galardonado con el premio Princesa de Asturias de las Artes 2024. No puede haber un músico español que se merezca tanto este premio, uno de los más importantes de la cultura a nivel europeo, como el autor de Mediterráneo. Pocos son los cantantes españoles de música popular que han conseguido este galardón, que suma 45 ediciones: su andadura comenzó en 1981. Paco de Lucía se lo llevó en 2004 y Carmen Linares, más recientemente, en 2022, premio que la cantaora compartió con la bailaora María Pagés. Bob Dylan lo consiguió en 2007.

Serrat se retiró de los escenarios en diciembre de 2022 en un Palau Sant Jordi de Barcelona repleto. Previamente, actuó también en Madrid, siempre con los recintos llenos. Aquellos recitales fueron un digno final para un artista único. Apenas recurrió al sentimentalismo (“esta noche dejamos aparte las melancolías y nostalgias porque solo nos queda el futuro”), algo que estaba deseando el público que acudió a despedirlo. Quiso dar la sensación de un recital más dentro de una carrera que completa seis décadas. Podría haberse extendido con discursos lacrimógenos y de autobombo, pero nunca fue ese su estilo. A cambio, dedicó un intermedio entre éxito y éxito a alertar sobre la peligrosidad del calentamiento global e hizo un llamamiento urgente para “salvar el planeta”. Él, que, como dijo, ya no va a ver la posible destrucción del planeta. En otro momento del recital dijo: “Proclamo mi despido por voluntad propia”. Junto con las ovaciones se escucharon llantos de emoción.

Serrat, en un concierto en 1983.
QUIM LLENAS (COVER/GETTY IMAGES)

El músico justificó así su decisión de retirarse en una entrevista con EL PAÍS en 2021: “Primero, porque el encierro al que nos llevó esta pandemia que aún dura provocó la imposibilidad de continuar el oficio de cantar en público. Y, también, por la necesidad de recuperar la vida familiar, cumplir con cuestiones íntimas y necesarias. Siguiendo las normas del Eclesiastés: hay un tiempo para cada cosa. Ah, y yo no decidí dejarlo. Han sido los hechos que fueron ocurriendo después de aquella caída de Joaquín Sabina [12 de febrero de 2020] que nos obligó a abandonar una gira. Luego vino la covid… Las dificultades fueron distanciándome. Estaba cada vez más lejos de la actividad que hacía, y aunque no desde el sentimiento, lo cierto es que también estaba inevitablemente alejado de la gente. Lo que he decidido es despedirme en persona. No me gustó sentirme despedido por una plaga. Por eso me planteé ir al lugar más natural para hacerlo, con el público enfrente, lleno de gratitud y alegría”.

El cantautor Joan Manuel Serrat, de 77 años, nació en Barcelona en 1943. Esta foto de su infancia abre el libreto de ‘Antología desordenada’, recopilatorio de 2014.

Ese lugar común que se utiliza para algunos artistas cuando se asegura que su música “ha marcado a varias generaciones” es absolutamente real con Serrat. En 2006, la edición española de la revista Rolling Stone realizó una encuesta entre 100 profesionales de la industria para elegir las 200 mejores canciones del pop-rock español. La primera fue Mediterráneo. Bandas jóvenes en ese momento, integrantes del efervescente indie español, como Sidonie o La Habitación Roja, colocaron el himno de Serrat en primer lugar.

Chico de la posguerra, del barrio popular de Calle Poeta Cabanyes del Poble-sec, entre Montjuïc y el Paral·lel, Serrat ha ido conformando desde 1967 una discografía basada en el eclecticismo estilístico y en una dedicación humanista en los textos. Ha cantado a poetas como Antonio Machado, Miguel Hernández, Rafael Alberti o León Felipe, y también se ha convertido en poeta del tiempo en el que ha vivido. En un país muchas veces confrontado, él siempre ha sabido posicionarse donde lo haría la gente sensata. Ha establecido una impronta que se puede resumir en: si tienes dudas sobre algún tema, pregunta a Serrat.

Escribir un listado de algunas de sus canciones provoca acudir al reproductor musical (mejor vinilo, pero también sirve Spotify) para escucharlas con atención y en paz: Tu nombre me sabe a yerba, Penélope, Para la libertad, Aquellas pequeñas cosas, Palabras de amor, Cantares, Hoy puede ser un gran día, Mediterráneo… Esa voz firme, deliberadamente temblorosa cuando la estrofa declina y sobre todo familiar. Serrat ha compuesto la canción con la que nos enamoramos, nos divorciamos, utilizamos para planchar, para hacer el amor, para consolar a nuestros hijos o para despedir a nuestros padres. Todas las situaciones de nuestra vida suenan con una canción de Serrat de fondo.

Serrat con Carmen Linares en la celebración de los 40 años de carrera de la cantaora en un concierto en Madrid en 2022. Los dos tiene el Princesa de Asturias de las Artes.
HÉCTOR BENÍTEZ

Desde que se despidió, Serrat no ha parado de recibir premios: Premio Nacional de Cultura de la Generalitat de Cataluña, Medalla de Honor de SGAE, Honoris Causa de la Universidad de Barcelona, hijo adoptivo de Orihuela (la tierra de Miguel Hernández)… Y ahora llega el Princesa de Asturias de las Artes, cuyo jurado lo ha justificado así: “En el trabajo de Serrat, de honda raíz mediterránea, se aúna el arte de la poesía y la música al servicio de la tolerancia, los valores compartidos, la riqueza de la diversidad de lenguas y culturas, así como un necesario afán de libertad. Defensor del diálogo frente a la crispación, la obra de Joan Manuel Serrat es un exponente de su irrenunciable vocación de tender puentes entre países y generaciones”.

Cabría preguntarse qué hace desde su adiós El Nano (como le llaman sus amigos Miguel Ríos, Ana Belén o Joaquín Sabina), además de recibir premios: “Dejo el escenario, pero no dejo lo que la vida me ofrezca”.