La ONG Amnistía Internacional (AI) ha condenado este lunes la muerte del destacado preso palestino Walid Daqqa, de 62 años, que representa un “cruel recordatorio” del “desprecio” a los derechos de aquellos palestinos que permanecen recluidos en cárceles israelíes.
Amnistía Internacional ha hecho un llamado para que las autoridades de Israel entreguen sin demora el cuerpo de Walid Daqqa a su familia, para que tenga un entierro digno y se permita que sus seres queridos lloren su muerte sin intimidación.
“Es desgarrador que Walid Daqqa haya muerto bajo custodia a pesar de los numerosos llamamientos para su urgente liberación por motivos humanitarios tras su diagnóstico en 2022 de cáncer de médula ósea y el hecho de que ya había cumplido su sentencia”, ha subrayado la directora sénior de investigación, promoción, políticas y campañas de AI, Erika Guevara-Rosas.
En este sentido, ha tildado de “pesadilla interminable” los últimos meses de existencia de Daqqa, que “ha sido sometido a torturas u otros malos tratos, incluidas palizas y humillaciones por parte del Servicio Penitenciario israelí, según su abogado”.
“No le permitieron hablar por teléfono con su esposa desde el 7 de octubre. Su último recurso de libertad condicional por motivos humanitarios fue rechazado por el Tribunal Supremo de Israel, condenándole efectivamente a morir tras los barrotes”, ha agregado.
Guevara-Rosas ha afirmado que “incluso en su lecho de muerte”, las autoridades mostraron “niveles escalofriantes de crueldad”, negándole tratamiento médico y alimentación adecuadas, así como impidiéndole despedirse de su esposa y su hija de cuatro años, Milad.
“Significa que solo se le permitió ver a su hija Milad en persona una vez en octubre de 2022, después de una batalla legal de enormes proporciones”, ha señalado, por lo que ha hecho un llamamiento a las autoridades a devolver su cuerpo a la familia “para que puedan darle un entierro digno”.
Además de ser uno de los presos más prominentes de la lucha palestina, Daqqa también era uno de los más antiguos, cuya detención se remonta a marzo de 1986, fecha anterior incluso a la firma de los Acuerdos de Oslo.
A pesar de que su fecha de liberación estaba prevista para el 25 de marzo de 2023, la Justicia israelí añadió otros dos años a su sentencia, ya cuando sufría leucemia, por estar involucrado en una red que introducía teléfonos móviles en las prisiones para permitir a los presos palestinos comunicarse con sus familias.
Fue trasladado varias veces de prisión. De hecho, en menos de dos meses se le llegó a extraer el pulmón derecho, lo que le provocó “asfixia e infección respiratoria muy grave” y también se le practicó un cateterismo tras sufrir una insuficiencia cardíaca.
Daqqa se unió al Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) en 1983 con poco más de 20 años, siendo arrestado tan solo tres años después, tras lo que fue sentenciado a cadena perpetua, una condena que posteriormente fue reducida a 37 años.
Las autoridades le permitieron casarse en 1999 con la activista Sana Salama en la cárcel de Ashkelon, con quien llegó a tener una hija por reproducción asistida en 2020 al lograr sacar su esperma de forma clandestina del centro.
¿Por qué el palestino Walid Daqqa seguía preso en Israel tras cumplir su sentencia?
Daqqa, condenado a cadena perpetua acusado por el asesinato del soldado israelí Moshe Tamam, debía haber sido puesto en libertad condicional en mayo de 2023, pero un juzgado en Bersheva añadió dos años más de condena por ayudar a ingresar teléfonos móviles de contrabando a la prisión.
Es uno de los 19 palestinos que han pasado más de 30 años en prisiones israelíes, y uno de los 23 palestinos encarcelados desde antes de los Acuerdos de Oslo.
El número de muertos palestinos en cárceles israelíes ha aumentado a 14 desde el inicio de la guerra en Gaza el pasado 7 de octubre, según datos de la agencia palestina Wafa. Desde 1967, 251 personas palestinas prisioneras han muerto bajo custodia israelí.
Con información de EFE.