El reenvío de publicaciones, y las expresiones de indignación de personajes públicos, se sucedieron rápidamente después de que un usuario de la red social X, que utiliza un seudónimo, afirmó que una página web del gobierno había revelado tasas “disparadas” de votantes que se habían registrado sin presentar una identificación oficial con fotografía en tres estados este año –dos de ellos cruciales para la contienda presidencial.
“Extremadamente preocupante”, respondió dos veces Elon Musk, propietario de X, a la publicación de la semana pasada.
“¿Los migrantes se están registrando para votar usando el número de seguro social?”, preguntó en Instagram la representante por Georgia Marjorie Taylor Greene, aliada del expresidente Donald Trump.
Pocas horas después, el mismo Trump preguntó en su propia plataforma de redes sociales: “¿¿¿Quiénes son todos esos votantes que se están registrando sin una identificación con foto en Texas, Pensilvania y Arizona??? ¿¿¿Qué está pasando???”.
Los funcionarios electorales estatales pronto se vieron obligados a responder. Dijeron que el usuario, quien promete luchar, denunciar y burlarse de las de las posturas políticas progresistas, estaba equivocado y había distorsionado los datos de la Administración del Seguro Social. Los registros reales de votantes durante el periodo citado eran mucho más bajos que las cifras que se compartieron en línea.
Stephen Richer, registrador del condado de Maricopa, Arizona, el cual incluye a Phoenix, refutó la afirmación en varios mensajes en X, mientras que Jane Nelson, secretaria de gobierno de Texas, emitió un comunicado en el que la calificó de “absolutamente imprecisa”.
Sin embargo, para el momento que trataron de corregir el error, la afirmación falsa ya se había difundido ampliamente. En tres días, la publicación acumuló más de 63 millones de visualizaciones en X, según las métricas de la plataforma. La explicación exhaustiva de Richer atrajo apenas una fracción de esa cifra, llegando a 2.4 millones de usuarios.
El incidente pone al descubierto cómo las cuentas de redes sociales que ocultan las identidades de las personas, o grupos que hay detrás de ellas, mediante eslóganes ingeniosos y avatares de dibujos animados han llegado a dominar el debate político de la derecha en internet, incluso cuando difunden información falsa.
Estas cuentas gozan de un enorme alcance impulsado por los algoritmos de interacción, por empresas de redes sociales que eliminan o reducen en gran medida los intentos para retirar material falso o perjudicial, y por el respaldo de figuras de alto perfil como Musk. También pueden obtener considerables recompensas económicas de X y otras plataformas si fomentan la indignación contra los demócratas.
Muchas de estas personalidades de internet se identifican como ciudadanos periodistas patriotas que denuncian la verdadera corrupción. Pero su probada capacidad para difundir desinformación sin restricciones y ocultar sus verdaderos motivos preocupa a los expertos ahora que Estados Unidos se adentra en un año de elecciones presidenciales.
Según Samuel Woolley, director del Laboratorio de Investigación sobre Propaganda de la Universidad de Texas, campus Austin, se aprovechan de un largo historial de confianza en los informantes y las fuentes anónimas estadounidenses.
“Con este tipo de cuentas, existe un atractivo de secretismo, existe esta idea de que de alguna manera podrían saber algo que otras personas no saben”, dijo. “Están cooptando el lenguaje de la denuncia genuina o de la filtración basada en una orientación democrática. De hecho, lo que están haciendo es antitético a la democracia”.
Uso indebido de datos
La afirmación que se difundió en internet la semana pasada hizo uso indebido de los datos de la Administración del Seguro Social que rastrean las solicitudes de rutina que realizan los estados para verificar la identidad de las personas que se registraron para votar utilizando los últimos cuatro dígitos de su número del Seguro Social. Estas solicitudes a menudo se hacen varias veces para la misma persona, lo que significa que no necesariamente corresponden a cada persona que se registra para votar.
La mayor implicación es que los datos citados representan a personas que entraron ilegalmente a Estados Unidos, y supuestamente se están registrando para votar con el número de Seguro Social que recibieron mediante documentos de permisos de trabajo. Pero sólo los ciudadanos estadounidenses pueden votar en las elecciones federales y el voto ilegal de los que no lo son es sumamente raro porque los estados tienen procesos para impedirlo.
Las cuentas que no revelan la identidad de sus creadores han prosperado en la red durante años, ganando seguidores por sus contenidos sobre política, humor y derechos humanos, entre otros temas. La gente ha utilizado el anonimato en redes sociales para evitar la persecución de autoridades represivas o para hablar libremente de experiencias delicadas. Muchos manifestantes de la izquierda adoptaron identidades anónimas en internet durante el movimiento Occupy Wall Street de principios de la década de 2010.
El ascenso meteórico de un grupo de influencers de derecha que operan bajo seudónimos como fuentes de información alternativa ha sido más reciente. Coincidió con una disminución en la confianza pública en el gobierno y los medios de comunicación durante las elecciones presidenciales de 2020 y la pandemia del COVID-19.
Estos influencers a menudo difunden desinformación y contenidos engañosos, y por lo general lo hacen en función de narrativas recurrentes, como el supuesto fraude electoral, la agenda política que algunos tachan de “demasiado progresista” o el supuesto fomento de los demócratas a una oleada de inmigrantes ilegales con el objetivo de robar las elecciones o sustituir a los blancos. Frecuentemente utilizan contenidos similares y comparten mutuamente sus publicaciones.
La cuenta que publicó la reciente desinformación también ha difundido información falsa sobre la guerra entre Israel y Hamás, cuando a finales del año pasado compartió una publicación que afirmaba falsamente mostrar a un “actor de crisis” palestino que fingía estar gravemente herido.
¿La culpa es de Elon Musk?
Desde que adquirió Twitter en 2022, Musk ha fomentado el auge de estas cuentas, comentando con frecuencia sus publicaciones y compartiendo sus contenidos. También ha protegido su anonimato. La plataforma actualizó su política de privacidad en marzo pasado para prohibir que se revele la identidad de un usuario anónimo.
Musk también recompensa económicamente a los usuarios con mayor número de interacciones. El usuario de X que difundió la información falsa sobre los nuevos votantes ha acumulado más de 2.4 millones de seguidores desde que se unió a la plataforma en 2022.
En julio pasado, el usuario publicó que había ganado más de 10,000 dólares con el nuevo programa de ingresos publicitarios para creadores de X. La plataforma no respondió a una solicitud de comentarios, la cual fue atendida con una respuesta automatizada.
Los organismos de control tecnológico afirmaron que si bien es fundamental mantener espacios para las voces anónimas en internet, no se les debería permitir que difundan mentiras sin asumir responsabilidades.
“Las empresas deben aplicar enérgicamente términos de servicio y políticas de contenido que promuevan la integridad de las elecciones y la integridad de la información en general”, indicó Kate Ruane, directora del Proyecto de Libertad de Expresión del Centro para la Democracia y la Tecnología.
El éxito de estas cuentas muestra cómo los usuarios con un profundo conocimiento financiero han utilizado a su favor los métodos del troleo en línea, dijo Dale Beran, profesor de la Universidad Estatal Morgan y autor de ‘It Came from Something Awful: How a Toxic Troll Army Accidentally Memed Donald Trump into Office’.
“El arte del troleo es lograr enfurecer a la otra persona”, explicó. “Y ahora sabemos que hacer que alguien se enfurezca fomenta la participación y te da seguidores, y por lo tanto te pagarán. Así que ahora es una especie de negocio”.
Algunas cuentas seudónimas de X han utilizado sus marcas para crear audiencias fieles en otras plataformas, desde Instagram hasta la plataforma de intercambio de videos Rumble y la plataforma de mensajes cifrados Telegram. Las propias cuentas —y muchos de sus seguidores— promueven públicamente su orgullo por Estados Unidos y sus estatutos fundacionales.
Es preocupante que muchos estadounidenses depositen su confianza en estas dudosas fuentes digitales sin pensar críticamente sobre quién está detrás de ellas o cómo podrían querer dañar al país, afirmó Kara Alaimo, profesora de Comunicación de la Universidad Farleigh Dickinson, quien ha escrito sobre la toxicidad en las redes sociales.
“Sabemos que los gobiernos extranjeros, incluidos China y Rusia, crean activamente cuentas en redes sociales con el objetivo de sembrar la discordia en el ámbito nacional porque piensan que debilitar nuestro tejido social les da a sus países una ventaja competitiva”, afirmó Alaimo. “Y tienen razón”.