Derrotado por la reconfiguración de un nuevo régimen con la 4-T, los viejos sectores corporativos del viejo régimen priista están de regreso para oponerse a la propuesta de reforma estructural del sistema político que representa la continuidad López Obrador-Claudia Sheinbaum; es decir, el país se enfrenta dos fuerzas encontradas de restauración: la del Estado centralista y la del corporativismo de intereses.
El sistema político priista estaba formado por seis pilares fundamentales: el presidente de la República, el PRI, el estado de bienestar, los acuerdos con los sectores invisibles, la cultura política como ideología y la Constitución. Y dentro de esta estructura, los sectores invisibles del sistema eran aquellos que públicamente repudiaban los abusos del poder del régimen, pero en privado se tapaban las narices para obtener beneficios casi siempre presupuestales.
La iniciativa político-electoral de la jerarquía católica con su compromiso por la paz –que no es más que la estrategia actual, sólo que revolcada– y el desplegado estridente de intelectuales exigiendo equidad en medios de comunicación está mostrando la reactivación pública de sectores invisibles que hasta el 2000 forman parte de la estructura del régimen priista.
Se les conocía como sectores invisibles del sistema; es decir, que públicamente lo confrontaban, pero en privado lo legitimaban. Y la lista de diez estaba a la vista: los medios de comunicación, los intelectuales, los empresarios, la oposición leal, la embajada de Estados Unidos como representante de la Casa Blanca, la iglesia católica, las comunidades indígenas que vivían de presupuestos especiales, los movimientos sociales no corporativos que eran controlados por sus sectores del sistema, los poderes fácticos como los criminales y los corruptos y la burocracia del poder.
Estos sectores invisibles eran críticos, pero sistémicos, confirmando la tesis que no gustó mucho en su momento de Mario Vargas Llosa en 1991 –en el modelo de El mundo feliz de Huxley– de que la mexicana era en la dictadura perfecta, porque daba cabida y sentido a los grupos críticos contra el sistema/régimen, pero los mantenía dentro de la estructura corporativa de lealtad del Estado populista.
Prácticamente, casi todos los sectores invisibles del sistema estuvieron inactivos pero latentes de 1994 a 2018 y comenzaron a salir de su letargo con las primeras reformas de estructura de régimen del Gobierno del presidente López Obrador: la ruptura con la prensa cómplice, la denuncia de los intelectuales que recibían favores presupuestales y operaban como consultores de los príncipes priistas, los empresarios que al principio fueron expulsados del paraíso del contratismo y que hoy están felices y de regreso, la oposición leal que ganó la presidencia en dos sexenios y se comportó como presidencia leal al régimen priísta, los indígenas desarticulados como grupo de presión, los movimientos sociales sin subsidios directos y la burocracia del poder que vio recortado sus salarios.
De los sectores invisibles del sistema, sólo permanecieron como parte del juego de poder de la 4-T los poderes fácticos del crimen organizado y las estructuras de corrupción y empresarios contratistas como Carlos Slim Helú. Todos los demás quedaron al garete en un ecosistema desarticulado por la ausencia de una oposición real, pero ahora se están reagrupando alrededor de la candidatura opositora de Xóchitl Gálvez Ruiz-PRIANREDE-Coparmex-la ultraderecha panista española-empresarios, todos esos grupos que fueron primero expulsados del sistema lopezobradorista y luego quedaron sin espacios ni beneficios presupuestales y que fueron perdiendo presencia y recursos con la anulación en la práctica de los organismos autónomos donde se habían refugiado.
Así que la iniciativa de paz de la Iglesia católica y la estridencia de intelectuales contra medios de comunicación son datos que revelan la reorganización y reactivación de los sectores invisibles del viejo régimen priista que ahora hacen sus apuestas a la candidata opositora Gálvez Ruiz que representa los intereses partidistas del viejo régimen: PRI, PAN y PRD.
Política para dummies: La política no es más que gatos revolcados.
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