Moscú. El Kremlin calificó este jueves de “enorme vergüenza” para Estados Unidos los insultos al presidente Vladimir Putin que lanzó el inquilino de la Casa Blanca, Joe Biden, al llamarlo el miércoles “hijo de puta loco” en un acto con donantes del partido demócrata a su campaña electoral en San Francisco.
A través de su vocero, Dimitri Peskov, la presidencia rusa respondió que “es improbable que unas declaraciones tan groseras por parte del mandatario estadunidense puedan ofender a otro jefe de Estado, y mucho menos a Putin, pero no deja de ser una enorme vergüenza para Estados Unidos mismo que su presidente use un lenguaje tan soez”.
Y el propio Peskov encontró una explicación: “Es claro que Biden se está comportando como un personaje de película de vaqueros de Hollywood por intereses políticos internos”.
No es la primera vez que Biden insulta a Putin, a quien también ha llamado “carnicero”, “criminal de guerra” y “dictador”, epítetos que Peskov invariablemente llamó, en cada ocasión, “absolutamente inadmisibles”.
Ahora, en declaraciones a Pavel Zarubin, periodista de la televisión pública rusa, Peskov pidió a los asesores de Biden que analicen los discursos de Putin para ver si encuentran “aunque sea una palabra ofensiva” hacia el presidente de Estados Unidos. “Debería darles vergüenza”, insistió el portavoz
Biden, sobre todo cada vez que lanza improperios contra Putin, recibe un baño de insultos en la televisión pública rusa. Dimitri Medvediev, vicesecretario del Consejo de Seguridad de Rusia, afirmó este jueves que “el verdadero peligro al que se refirió el presidente de Estados Unidos, en realidad no proviene del cambio climático, sino de ancianos decrépitos como el mismo Biden, que caen en demencia senil y están dispuestos a iniciar una guerra contra Rusia”.
La familia de Navalny, no puede recuperar su cuerpo
Liudmila Navalnaya, madre del opositor Aleksei Navalny, muerto en una prisión en el Ártico el viernes de la semana anterior, pudo por fin ver este jueves el cadáver de su hijo, según ella misma relató en un video que se difundió en las redes sociales, pero no le permitieron llevárselo para darle sepultura.
“Me están chantajeando –dice la señora Navalnaya en su grabación–, no me dan el cadáver de mi hijo hasta que yo cumpla unas condiciones que no considero posible aceptar: que lo enterremos en una ceremonia estrictamente privada, sin que ninguna persona pueda acudir a rendirle sus respetos en un homenaje póstumo ni que se lleve a cabo en ningun templo ortodoxo una misa de cuerpo presente, habiendo sido él muy creyente”.
Iván Zhdanov, cercano colaborador de Navalny, comentó que, según la madre del opositor fallecido, las autoridades ofrecieron trasladar el cadáver del fundador del Fondo de Lucha contra la Corrupción a Moscú para darle sepultura “en secreto” en el cementerio Jovanskoye.
La madre no estuvo de acuerdo con esa imposición y contó que el funcionario del Comité de Instrucción que estuvo negociando con ella, de apellido Voropayev, le dijo que si no acepta “el tiempo juega en su contra, los cadáveres se descomponen” y corre el riesgo de que un día le muestren el sitio donde enterraron a su hijo en algún cementerio de la zona.
“No quiero condiciones especiales, sólo deseo que se cumpla la ley y me entreguen de inmediato a mi hijo”, concluye Luidmila Navalnaya el video que grabó al salir del Comité de Instrucción de la ciudad de Salejard, ciudad más cercana al poblado de Harp donde se encuentra el centro de reclusión IK-3 donde murió Navalny.
El 4 de marzo siguiente, una corte de Salejard dictaminará a puerta cerrada si procede o no la demanda de la madre de que le entreguen el cadáver de su hijo, que de acuerdo con las autoridades tendrá que permanecer en una morgue hasta que se tengan los resultados de unas “pruebas químicas”.